El Tren Maya acuchilla el sistema de cuevas y cenotes de Quintana Roo
La cueva está viva. El techo se achica, el suelo se alza pero a veces se hunde, las paredes se caen, crecen en otra parte. Aquí nada permanece intacto al tiempo. La cueva es una boca. Cubierta por colmillos de piedra, puntiagudos, formados gota a gota, salen de arriba y abajo, se tumban y avanzan de lado, son miles, pequeños y de metros, les ha llevado años llegar hasta aquí. La cueva es una guarida. Dentro se protege el agua que mantiene con vida todo lo que hay allá arriba.