“Buenos días. ¡Ánimo, porque lo mejor es lo peor que se va a poner…!”.
Y soltó una retumbante carcajada.
Como si el horno estuviera para bollos, el presidente López Obrador saludó ayer con una siniestra ironía premonitoria:
“Buenos días. ¡Ánimo, porque lo mejor es lo peor que se va a poner…!”.
Y soltó una retumbante carcajada.
Encargado por Claudia Sheinbaum para armar un proyecto cuatrotero de reforma al Poder Judicial (porque ahora dice que el Poder que encabezó representa un sistema “de injusticia”), Arturo Zaldívar fue exhibido ayer por el presidente López Obrador como su agente encubierto que intimidaba jueces para imponer sentencias.
En vez de endosarle al Ejército la función que no cumple la Guardia Nacional para combatir los crecientes atracos al transporte de carga, el presidente López Obrador le endilga una tarea propia de la ingeniería civil: el mantenimiento de carreteras en siete estados del Sureste (por lo pronto).
Si, como dice López Obrador, “tenemos que garantizar que sea el pueblo el que elija a sus autoridades”, ¿de quiénes creerá que fueron los más de 30 millones de votos con que ganó la Presidencia?
De los militares, Carlos Slim dijo el lunes:
“Son excelentes, pero creo que ya es demasiado. Por ejemplo, cuando se les invitó a participar en la construcción fue muy bueno, porque hay buenos ingenieros militares y es bueno que, en lugar de estar en el cuartel, estén trabajando, pero es demasiado...”.