Y parece que poco, si no es que nada, aprendió la clase política del caso Iguala.
ITINERARIO POLÍTICO
Enviado por sintesis el Mié, 2016-08-03 06:57De Iguala a Cuitzeo; Silvano hizo lo que AMLO ocultó
De nuevo, un alcalde criminal.
De nuevo, un alcalde criminal.
Y parece que poco, si no es que nada, aprendió la clase política del caso Iguala.
Al cumplir un año el quíntuple crimen de “la Narvarte”, las preguntas regresan al lugar de los hechos.
¿Quién los mató? ¿Por qué? ¿Por qué a cinco si, según el imaginario colectivo, solo iban por un supuesto periodista? ¿Por qué la autoridad no resuelve el caso?
En los últimos 20 años, una de las batallas políticas más encarnizadas ha sido la que protagonizan los dos “innombrables”: Carlos Salinas y Andrés Manuel López Obrador.
En Chile, Michelle Bachelett regresó al poder presidencial sin grandes problemas; en Perú, la hija del repudiado ex presidente Fujimuri siguió los pasos de su padre, sin suerte. En Rusia, el ex presidente Putin tejió su regreso desde antes de concluir su primera gestión.
Ayer dijimos aquí que parecían atrofiadas no solo las capacidades de asombro e indignación de la sociedad frente a masacres cometidas en México —por el crimen organizado—, sino que los mexicanos reaccionan con estupor a crímenes colectivos en otras partes del mundo.
El olor a muerte se respira, a diario, en estados como Chiapas, Guerrero, Colima, Tamaulipas, Nuevo León… y otros. A veces, la violencia parece fuera de control y se antojan rebasadas las instituciones. Pero ya no sorprende a los ciudadanos.
Como muchos en la CdMx, en el mercado La Postal no solo venden frutas y verduras. No, en la tarde y noche el mercado es punto de venta de droga y prostitución.
Según testigos, en los puestos 119, 120, 156, 157, 158 y 159, 132, 133 y 90 se vende droga, a pesar de que en el día son expendios de frutas, verduras, una cremería y una tienda de materias primas.
Nadie ignora que el odio es uno de los productos residuales —y a veces centrales— de las redes sociales e internet.
Se odia por pensar diferente, opinar distinto, vestir de tal o cual manera; se odia por amar a iguales o desiguales, por el color de piel, la preferencia sexual y hasta por ser hombre o mujer. Incluso hay quienes odian la política y a políticos en tiempo electoral.
La consigna parece elemental: “Los jóvenes al poder”.
Y no parece solo un eslogan. No, en realidad es una convicción política.
Y es que en México, igual que en buena parte del mundo, los partidos pelean por el voto juvenil; buscan la voluntad, la confianza y la simpatía de los votantes entre 18 y 30 años: los jóvenes.