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Milenio/ Diego Fernández de Cevallos

SIN RODEOS

Si claudican los ciudadanos, gobiernan los tiranos

A dos días de que los partidos terminen sus campañas, y a cinco de la votación nacional, proceden algunas reflexiones, por ejemplo: ¿por qué en un país con 130 millones de habitantes, prácticamente todas las decisiones sobre políticas públicas las impone una sola mente primitiva y enferma?

SIN RODEOS

Lo brindo a ustedes, amables lectores

Por falta de espacio no concluí aquí, la semana pasada, el relato de la confrontación que tuvimos hace casi dos décadas López Obrador y yo. Ahora lo hago para dejar en claro el suceso y para enfrentar sus nuevas infamias. Los medios de la época (por el mes de abril de 2003) consignaron aquella disputa; usted puede constatarlo.

Fue así:

SIN RODEOS

Para el tartufo de siempre, hoy Presidente

México, DF. 28 de abril de 2003

Ciudadano jefe de Gobierno:

Usted ha sostenido, reiterada y públicamente, que yo litigo en contra del gobierno del Distrito Federal, y que mediante el tráfico de influencias me propongo sustraer, contra toda ley y derecho, inmuebles con gran valor, así como dinero —por cantidades multimillonarias— del patrimonio que está en su responsabilidad. Bienes que su gobierno pretende utilizar en “beneficio de los habitantes más pobres del Distrito Federal”.

SIN RODEOS

El Senado que respetaba al Poder Judicial

Extracto del discurso que pronuncié como presidente del Senado ante el Ejecutivo Federal, el presidente de la Suprema Corte y el de la Cámara de Diputados (Marzo-15-2005):

El Senado de México, por mi conducto, saluda su presencia en este recinto y la estima como un acto con profundo sentido republicano. Sean ustedes bienvenidos.

Conmemoramos el aniversario 180 del nacimiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; fue en el año de 1814, en Ario Rosales, Michoacán.

SIN RODEOS

“… Que responda el cielo y no yo”

Protestó cumplir y hacer cumplir la Constitución, y ahora, al ser violada en su beneficio, pues que respondan otros, no él. Como no ha hecho ni pedido nada para sí, no se siente gallo, amarrador, ni dueño de esa pelea.

Es un hombre educado, jamás le escucharemos exabruptos, vulgaridades o improperios, como los del tartufo tropical.

No, él es refinado, conspicuo, con sabiduría jurídica, habilidad dialéctica y larga trayectoria de litigante y juzgador.

SIN RODEOS

Definiciones a medias: un efecto corruptor

El Consejo de la Judicatura Federal debe tomar en cuenta que en la sociedad mexicana prevalece la incultura de la suspicacia (muy por encima de la sana perspicacia y de la ley); por ello, de la intriga, sospecha, suposición, imaginación, difamación o conjetura, pasa rápidamente a la imputación directa y, sin previo análisis, la convierte en “su verdad”, que implica condena pública, aunque no haya datos de prueba ni elementos de convicción para justificarla.

SIN RODEOS

Emplazo formalmente al Presidente

Frecuentemente me preguntan que si en verdad no coincido en nada con López Obrador; y como ha sido mi vocación inexcusable luchar por un México sin mentiras, respondo inequívocamente: por supuesto que avalo y apoyo mucho de lo que él dice, y excepcionalmente considero honesto, legal y conveniente lo que hace; porque sus palabras se quedan en el aire y sus acciones van por caminos torcidos; por eso, igual que millones de mexicanos, repudio su proceder, lo desprecio como gobernante y me resulta evidente su pequeñez humana.

SIN RODEOS

¡No Presidente, no haga de México dos bandos!

Cuando las mujeres marchan con inmensa indignación y dolor, el Presidente ordena un muro de acero en Palacio Nacional, afirmando: “No queremos heridos de ningún bando”.

Se confirma, otra vez, la pequeñez, enfermedad y pobreza moral del que sueña con ser venerado a perpetuidad.

Para él, todo lo que sucede en México se reduce a pugnas entre dos bandos: el de él —como jefe de la secta que le tiene “lealtad a ciegas”— y la de los perversos, sus enemigos que ahora “manipulan a las mujeres”.

SIN RODEOS

¡Feliz Navidad!, pero en privado

Ayer se cumplieron 10 años de haber salido de la tumba que durante 7 meses y 7 días fue mi residencia, impuesta por unos secuestradores.

El secuestro es tan traumático y devastador para algunas víctimas, que jamás recuperan su libertad; quedan atrapadas entre cicatrices y recuerdos, y por fantasmas que entraron y siguen en sus cerebros. Cuando hay cura, suele ser larga y no siempre total; permanecen residuos tóxicos en sus inconscientes, y ellas deambulan abrazadas al terror.