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Catón

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Él mismo tenía la culpa, pensó cuando el agua les daba ya a la cintura. Juan se lo dijo: "Señor: el río va crecido; el paso es peligroso". Y él: "No seas marica. Éntrale". Obedeció el muchacho. Estaba acostumbrado a obedecer. No habían avanzado ni 10 metros cuando la camioneta se detuvo. El chofer pisó a fondo el acelerador; aplicó las velocidades de refuerzo; trató de salir de reversa. Todo inútil.

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Miren a esta mujer. ¿Verdad que parece un sueño? Después les diré por qué parece un sueño. Ahora miren a este hombre. ¿Verdad que no parece un sueño? Luego les diré por qué no parece un sueño. Para que entiendan ustedes esto del hombre y la mujer, del sueño y del no sueño, debo hablar primero de los antecedentes del asunto, pues de otro modo la historia no tendrá pies ni cabeza, y ambas cosas son necesarias para que el relato cobre sentido y no parezca una de esas fantasías que el cine y la televisión han puesto tan de moda, llenas de ficciones imposibles de creer.