Al menos en el discurso, hay un nuevo interés del presidente y de empresarios, de reconstruir una relación que se dañó cuando aún no empezaba el sexenio
¿Cuánto tiempo más Washington aguantará que su socio comercial y vecino siga reconociendo a un presidente al que ellos no sólo desconocieron sino que trabajan para forzar su salida del poder?