Milenio/ Redacción

Trascendió

Que el coronavirus también pondrá a prueba el sistema de educación superior en México, pues mientras para algunas universidades privadas será muy fácil implementar programas de enseñanza en línea, para las públicas el tema no será tan sencillo. En escuelas como el Tec de Monterrey ya tienen claro qué plataformas trabajarán, porque es parte cotidiana de la enseñanza, en tanto, en el IPN y la UNAM revisarán apenas esta semana cómo enfrentarán el reto. Suena a paradoja que una crisis sanitaria vaya a evidenciar esta brecha tecnológica.

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QUE algo que pasa en el convulso mundo nuestro o algo dicho por alguna autoridad en materia de epidemias debió haber llegado a los oídos del secretario de Hacienda, Arturo Herrera, y del segundo de a bordo en Salud, Hugo López-Gatell, pues temprano hicieron un llamado a la calma, a no cancelar actividades y a “no precipitarse” después de la declaratoria de emergencia en Estados Unidos por el coronavirus, pero por la noche el doctor habló de “acelerar acciones” para “anticiparse” a la fase 2 por el aumento de contagios, con medidas en 24 horas. O sea, hoy.

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QUE Napoleón Gómez Urrutia hizo valer, dicen morenistas del Senado, su “experiencia charra” y metió a la discusión de comisiones su iniciativa de outsourcing, despreciando la acordada por funcionarios federales, legisladores de todos los partidos, empresarios y gremios, echando mano de Martí Batres para dividir a la fracción y convencer a legisladores de otras, al grado que el líder de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, dijo al representante minero que si tanta confianza tiene en su nuevo aliado, le ceda la presidencia de la Comisión de Trabajo.

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QUE el morenista Napoleón Gómez Urrutia trama una protesta en el Senado, adonde citó a sus huestes del sindicato minero para bloquear los principales accesos y reventar la dictaminación de la propuesta de outsourcing que acordaron sus compañeros de partido, funcionarios federales, legisladores, empresarios y gremios en los foros camerales correspondientes.

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QUE tremendo susto pegó al Senado Alejandro Orozco, esposo de Rosi Orozco, al llegar acompañado de Marcelo Sánchez Sorondo, cura recién llegado de Italia, quien se paseó muy orondo por la Cámara saludando a todo mundo, anduvo por la Junta de Coordinación Política y contó que en su trayecto pasó por Argentina y ahí sí le tomaron la temperatura y le hicieron preguntas sobre el coronavirus. En México, apuntó, nadie le preguntó nada. Tras escuchar el relato, varios corrieron por el gel antibacterial y a bañarse de espray sanitizante.

Que los encargados de la agenda energética tuvieron una encerrona de por lo menos dos horas con el presidente Andrés Manuel López Obrador para revisar, además del plan de infraestructura en la materia, las acciones a seguir en los próximos días frente al desplome del precio del petróleo, y el único que se dejó ver a la salida fue el director de Pemex, Octavio Romero, quien no iba del mejor humor.

Que desde tiempos inmemoriales anclados en el siglo pasado los mexicanos saben que cuando la Plaza de la Constitución está llena es que hay por lo menos 100 mil personas, aunque el gobierno capitalino en turno, cuando no Gobernación federal, gustara de manejar el dato a su antojo dependiendo del color de la manifestación. Con la gestión en curso, si hay concierto organizado por ellos hablamos de 100 mil asistentes, pero si es la marcha femenil, aunque desbordara el Zócalo como la de ayer, dicen que no pasaron de 80 mil. Con eso de que cada quien tiene sus números...