Alejandro Solalinde, otrora defensor de migrantes y ahora ufano de su conversión en virtual capellán de Palacio, experimentó una epifanía:
“Lo que piensa el presidente Andrés Manuel es como pensaba Jesús…”.
Entrevistado por Azucena Uresti, aventuró esta argucia:
Por primera vez desde la detención, hace dos años y medio (diciembre de 2019), el presidente López Obrador admite la posibilidad de que las acusaciones contra Genaro García Luna por narcotráfico sean “fabricadas”.
El último viernes de mayo, el presidente López Obrador volvió a denostar a quienes insisten en que modifique su “estrategia” de seguridad:
Oportunista, el presidente López Obrador usa el calzador para meter en un mismo cajón su política de “abrazos, no balazos” y una comprensible frase papal.
Sobre los victimados en Chihuahua, el pontífice Francisco deploró:
La familia de los LeBarón, emblemática de las miles que han sufrido la fracasada “estrategia” de seguridad basada en el sofisma “abrazos, no balazos” (argucia que se cacarea como verdadera), da en el clavo al señalar: “Los fuegos cruzados no son casualidad, son resultado de un gobierno omiso”.
Como ejemplo estelar de probable narcocorrupción, el ex secretario federal de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón es recurrentemente mencionado en las mañaneras.
El presidente López Obrador dijo ayer: