Las mentiras lo van desnudando.
Florestán
No cabe duda que la frustrada precandidatura presidencial de Samuel García es el primer gran descalabro electoral de López Obrador, que está acostumbrado a no equivocarse en ese tema, al contrario.
Las mentiras lo van desnudando.
Florestán
No cabe duda que la frustrada precandidatura presidencial de Samuel García es el primer gran descalabro electoral de López Obrador, que está acostumbrado a no equivocarse en ese tema, al contrario.
Que el vacío de los magistrados electorales a su presidente, Reyes Rodríguez Mondragón, salvo Janine Otálora, deja ver la crisis y divisiones en el Poder Judicial con sillas vacías en el contexto de la presentación del informe de labores 2022-2023 del Tribunal Electoral, al que sí asistieron en cambio los integrantes de la Suprema Corte y de la Judicatura, por lo que la agenda de la ministra Norma Piña deberá centrarse más en la integración y la renovación hacia dentro antes que en el ámbito político.
Samuel García había arrancado bien como candidato capaz de fracturar el voto de la oposición en 2024. Lo va a extrañar el presidente López Obrador, entusiasta promotor de esa idea.
La difusión de la fotografía en que se les ve ufanos en un desayunadero evidencia la baja catadura institucional y ética de los magistrados electorales Felipe de la Mata, Felipe Fuentes y Mónica Soto.
Se ratifica que el poder enloquece a los pendejos.
Florestán
Madrid. El caso Samuel García se tiene que inscribir en los terrenos de lo delirante.
Que a dos semanas del arranque de la precampaña de Xóchitl Gálvez, el dirigente del PAN, Marko Cortés, por fin puso un alto a su agenda personal y acompañará a la abanderada presidencial en actos públicos, además de que Carlos Urzúa, Silvano Aureoles, Rubén Moreira, Josefina Vázquez Mota y Consuelo Sáizar se sumarán al equipo de notables que conformarán el plan de gobierno de la alianza liderados por Enrique de la Madrid y también se suben a la gira.
Del sainete político neolonés no quiero comentar el desorden sino que se ordenó. No quiero hablar de los políticos querellados, empezando por el gobernador Samuel García, sino del factor que despejó sus querellas.
Ese factor fue La Ley.
Se ha dicho, para denunciar delitos o irresponsabilidades del gobierno: “Fue El Estado”.
El viernes reciente, con la crisis nuevoleonesa hirviendo y la irracional existencia de dos gobernadores (el constitucional Samuel García y el interino Luis Enrique Orozco), el presidente López Obrador sugirió:
“Tampoco hay que alarmarse mucho o empezar a exagerar, porque las instituciones estatales, federales, tienen funcionamiento normal…”.
Me he vuelto lector tardío de Robert Caro, biógrafo de dos personajes en cuyas vidas pueden leerse dos historias centrales de los Estados Unidos del siglo XX.
Caro logra en ellas algo cercano a una iluminación sombría de lo que late en el corazón político de aquel país, corazón a su vez de la historia moderna de Occidente.
Samuel García no “se bajó” de la contienda presidencial: tropezó con sus veleidosas ambiciones y acabó aferrándose al cargo que él mismo se encargó de degradar.
Perdió su esquirolesca partida por ganarle votos clasemedieros “y jóvenes” al frente opositor a Morena.