El presidente municipal, Cuauhtémoc Blanco Bravo, regresó ayer a la alcaldía entre porras y abrazos de los trabajadores, después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le concedió una suspensión para que no sea destituido.
Por la mañana, tras una huelga de hambre de 36 horas efectuada en el atrio de la catedral de Cuernavaca en defensa de la autonomía municipal, Blanco Bravo y su gabinete desayunaron en el restaurante Casa Hidalgo, a un costado del palacio de gobierno estatal.