“No es mi fuerte la venganza”, jura y perjura el presidente López Obrador, pero su sañoso ataque a María Amparo Casar prueba que disfruta desquitarse de quienes hablan mal de él (playera morenista de la Santa Muerte) con escalofriante sevicia.
Cecilia Flores, la lideresa sonorense de buscadoras de desaparecidos que informó sobre un probable “crematorio” y una fosa clandestinos en el oriente de la capital, está siendo linchada por el oficialismo en lo que apesta a un vil acto de venganza.
Con el hermano del líder de Jalisco Nueva Generación, Nemesio Oseguera, El Mencho, la Guardia Nacional cometió la misma pifia que el Ejército hace 13 años para detener al ex alcalde de Tijuana Jorge Hank:
Muy lejos de servir para “resolver” el caso Iguala, la polémica nueva Ley de Amnistía beneficiará sobre todo a narcotraficantes.
No sé si lo despojaron de otras pertenencias, pero al obispo emérito de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, sus secuestradores le ordeñaron su dinero en cajeros automáticos durante las más de 24 horas que lo mantuvieron retenido para después, por fortuna, liberarlo.
La reforma a la ley de amnistía que seguramente se litigará en la Suprema Corte le otorga facultades policiacas y judiciales al presidente de la República para excarcelar a sentenciados y probables criminales bajo proceso.
El martes publiqué aquí que la promoción que el oficialismo hace de las playeras con la imagen de la Santa Muerte y la leyenda “Un verdadero hombre nunca habla mal de López Obrador” era una “pendejada”.
Ahora pienso que es una deliberada perversidad en busca de votos de la delincuencia.
M
1. Al avalar que Morena y sus achichincles lo asocien a una tiranía, a la Santa Muerte y al machismo, el presidente López Obrador confunde libertad religiosa con apología del delito:
La pendejada original es triple, es de Morena y la catapultó el inexplicable encargado del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, Jenaro Villamil: asociar al presidente López Obrador con a) el machismo cavernario, b) la tiranía venezolana y c) la santa muerte que veneran personas y organizaciones criminales.