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Reforma/ F. Bartolomé

TEMPLO MAYOR

¡UY, PERDÓN! Ahora resulta que al presidente de la República hasta lo que no come, ¡le hace daño! A más de uno sorprendió el berrinche de Andrés Manuel López Obrador, luego de que se anunciara el acuerdo entre el Consejo Mexicano de Negocios y el Banco Interamericano de Desarrollo.

TAL VEZ lo que más desconcertó fue que el mandatario, ante la crisis económica, decidió abandonar a la pequeña y mediana empresa; y ahora increíblemente le molesta que alguien que no sea él le aviente un salvavidas a todos esos empresarios.

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QUE QUEDE CLARO: México vive dos emergencias, la sanitaria y la económica.

Y si el gobierno federal se toma tan “en serio” la segunda como se tomó la primera, la cosa pinta feo.

QUIENES SÍ SABEN de economía advierten que si no se empieza a delinear el plan de reactivación económica, habrá más víctimas de la pobreza y del desempleo que del coronavirus.

DE AHÍ que sugieren no esperar hasta que llegue el 30 de mayo y sea declarado el final de la contingencia, sino ir segmentando la apertura de los distintos sectores productivos.

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EL GOBIERNO de la 4T pasó de la austeridad republicana a la austeridad suicida. A decir de analistas y empresarios, las medidas anunciadas por el Presidente son ingenuas, intrascendentes, insuficientes y algunas, de plano, incomprensibles. Obviamente sobresale, entre todas ellas, la decisión de seguir tirando el dinero en cosas como la refinería de Dos Bocas.

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TODA una sorpresa ha sido que el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, ubicado como uno de los políticos más cercanos a Andrés Manuel López Obrador, sea quien más se queje por el manejo federal de la epidemia de Covid-19.

PRIMERO, se refirió en términos bastante duros a la situación de médicos del IMSS en Tijuana y, ahora, cuestiona abiertamente la cifra de fallecidos en su entidad informada por la Secretaría de Salud.

QUIENES han seguido de cerca a Bonilla dicen que hay dos razones que explican su actitud.

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LA BUENA NOTICIA es que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador contrató a un grupo de hospitales privados para que atiendan a pacientes que el desbordado sector público no tenga capacidad de recibir.

LA MALA NOTICIA es que eso ya existía: se llamaba Seguro Popular y subrogaba diversos tratamientos a instituciones particulares, pero todo eso fue desmantelado para darle gusto a Palacio Nacional con la creación del Insabi. ¡Vaya logro!

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DICEN QUE los tiempos de crisis son tiempos de líderes y, ante la ausencia del Presidente, el que decidió dar un paso al frente fue Carlos Salazar. El presidente del Consejo Coordinador Empresarial encabezó una reunión que seguramente será histórica.

Y ES QUE, en una videoconferencia que todo México pudo seguir, Salazar y los 12 sectores que integran el CCE dejaron en claro que no van a esperar a que Andrés Manuel López Obrador reaccione y se dé cuenta de la crisis que va a golpear la economía nacional.

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HAY QUE reconocerle a Andrés Manuel López Obrador que se necesita mucho temple –por decirlo suavemente– para salir a presumir que México es de los países con menos contagios de coronavirus en el mundo. El dato sería importante… si fuera real.

Y ES QUE está difícil saber cuántos contagiados hay si en un país de 129 millones de personas apenas se han realizado 20 mil 475 pruebas. Es como taparse los ojos y decir que la casa no se está quemando, aunque por ahí huele a humo.

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LO MÁS DESTACABLE del mensaje presidencial fue la revelación de que en México hay -al menos- una persona optimista ante la crisis que amenaza con devastar la economía. Sin embargo, el optimismo de Andrés Manuel López Obrador se percibe, más bien, como timidez ante el momento histórico.

Y ES QUE el mandatario tenía una oportunidad de lujo… ¡y la dejó escapar! Era suya y la dejó ir. No hubo convocatoria a un acuerdo nacional, no hubo un nuevo pacto político y social y mucho menos hubo una propuesta concreta de plan económico de rescate.

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COMO EN un capítulo de las narcotelenovelas de Epigmenio Ibarra, el presidente Andrés Manuel López Obrador se convirtió en uno de esos personajes que usan su poder para salvar el pellejo, no al país.

Y es que justo ahora que su proyecto político hace agua, decidió congraciarse con las televisoras y las radiodifusoras.

A MÁS de uno sorprendió que, en medio de la crisis por el coronavirus y cuando se supone que las prioridades son otras, el mandatario decidió doblar la rodilla y entregarles los tiempos al aire del Poder Ejecutivo… ¡a los concesionarios!

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OJALÁ QUE la emergencia no se convierta en sentencia para México, porque si algo se ha visto a nivel global es que varios líderes del mundo están aprovechando la crisis para dar rienda suelta a su lado autócrata: con el pretexto sanitario pasan por encima de la ley y de algunos derechos fundamentales.

AQUÍ, por ejemplo, existe inquietud por los decretos con los que el gobierno federal quiere enfrentar la pandemia. Quienes saben del tema dicen que son jurídicamente endebles y políticamente contradictorios, pues no empatan el discurso con las acciones.