Canutillo mejoró bajo la mano militar de Villa.
Les decía a sus avecindados: “Después de andar de revolucionarios y haberles dado manos libres, es tiempo de enseñarles a ser gente honrada”.
Advirtió desde el principio que “quien cometiera el más insignificante delito contra la propiedad, sentiría el peso del castigo” (O de la Holguín: Villa en Canutillo).