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El Financiero/ Raymundo Riva Palacio

ESTRICTAMENTE PERSONAL

Los merolicos del Palacio

Termina la semana de Emilio Lozoya, pero los merolicos siguieron inyectando involuntariamente combustible al sarcasmo, y mostrándose desarticulados, sin ejes claros, con ocurrencias que luego tienen que corregirse, e intentos vehementes para tratar de explicar que estamos mejor que antes, aunque estemos peor que nunca.

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Empieza la función

El presidente Andrés Manuel López Obrador abrió el día de la comparecencia de Emilio Lozoya con una sentencia importante, porque define lo que será el juicio del exdirector de Pemex: atención, que no se quede en los tribunales, que haya un juicio popular contra la corrupción. Lozoya lo cerró: fui intimidado, presionado, me usaron como instrumento, y denunciaré a quienes lo hicieron. Al patíbulo con realidades y percepciones.

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La conexión rusa

Emilio Lozoya fue detenido hace poco más de un año en un complejo donde viven multimillonarios, cerca de Marbella. Es un club de golf llamado La Zagaleta, donde llegó la policía española a través de una investigación en fuentes abiertas. Era la casa de un empresario ruso, y cuando detuvieron a Lozoya, describió el diario El País, llevaba un diccionario ruso y copias de lecturas en el mismo idioma.

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Escondido tras una muerta

Una de las historias centrales sobre los sobornos de Odebrecht a Emilio Lozoya es la triangulación para pagarle seis millones de dólares por su apoyo para conseguir obras.

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Los sobornos a Lozoya (II)

Emilio Lozoya ya está cantando ante las autoridades, dice el presidente Andrés Manuel López Obrador, y asegura que está declarando ante la Fiscalía General. No es cierto. Lo que hizo Lozoya, a través de su padre Emilio Lozoya Thalman, como se describió en este espacio la semana pasada, fue negociar impunidad para él y su familia, y lo que el Presidente llama declaración es un escrito sobre los diferentes temas y soportes documentales que ofrece como quid pro quo. De eso a la judicialización del caso madre sobre la corrupción en México, falta un trecho.