Tengo más preguntas que respuestas. ¡Respóndame!
Florestán
Ayer tuve la oportunidad de que el nieto de la maestra Ifigenia Martínez, Antonio Rojas Navarrete, me contara cómo fueron sus últimos días antes de fallecer la noche del sábado, tras presidir el Congreso y entregar la banda presidencial a Claudia Sheinbaum cuatro días antes, el martes 1 de octubre.
Primero recordó que la maestra, mujer de hitos, fue la primera en presidir la mesa de decanos de la Cámara de Diputados y presidir el Congreso. Era la legisladora de más edad, 99 años, y más antigua, llegó a esa Cámara por primera vez en la quincuagésima legislatura, en septiembre de 1976, y que fue también la primera mexicana en obtener un doble posgrado, maestría y doctorado en economía en la Universidad de Harvard.
Luego alcanzó agosto pasado cuando el 29, ya presidenta de la mesa, y los primeros problemas de salud que la llevaron al hospital el 6 de septiembre y el pronóstico es que era muy difícil que saliera. Ya el 14 tuvo horas críticas en terapia intensiva, pero nunca perdió el sentido, tenía muy claro lo que sería su misión final: entregar la banda presidencial a Claudia Sheinbaum.
Tras la toma de posesión, la maestra fue a su oficina de la presidencia de la Cámara y todavía se tomó una foto que subió a sus redes. De allí se fue a su casa en Coyoacán, donde falleció a las 21:59 del sábado.
Su nieto me dijo ayer: ya se dejó ir, tranquila, porque había cumplido su misión.
Pero allí quedó su mensaje que no leyó pero resultó póstumo: Que nuestras diferencias no nos dividan, sino que sean la fuente de propuestas y soluciones compartidas a los retos que enfrentamos. Hoy más que nunca necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas. Dialogar con nuestras divergencias y construir juntas un país más justo y soberano. Es tiempo de altura de miras.
Quedó como su legado que, confío, la presidenta Sheinbaum haga suyo.
RETALES
1. MEMORIA. Alfonso Durazo, tras la visita de Omar García Harfuch a Sonora, dijo que harán trabajos de inteligencia que retomen el lugar que nunca debieron haber perdido. Y le pregunto: ¿cuándo se perdieron que nunca dijo nada? Y menos cuando ocupó ese cargo con López Obrador;
2. CHOQUE. Lenia Batres se ha convertido en la ministra destroyer 4T. Ayer se enfrentó a la presidenta Norma Piña con una rijosidad nunca vista en ese pleno. Pero a eso la mandó López Obrador, que la designó directamente cuando Arturo Zaldívar le hizo el favor de renunciar para dejarle el espacio; y
3. VETO. Veto al veto, se podría decir lo que anunció ayer la presidenta Sheinbaum, cuando corrigió el dictamen de reforma judicial que daba esa hacha, el veto, a ella misma, al Congreso y al Poder Judicial, para eliminar a cualquier candidato a ministro, magistrado o juez, lo que era un poder absolutista.
Nos vemos el martes, pero en privado