Una cascada de leyes está cambiando el régimen político de México. Su resultado, paradójico, puede ser no más legalidad, sino menos.
Me dice un abogado que en esta desbocada transición legal, la ley se volverá un artículo escaso de primera necesidad.
Las nuevas leyes, lejanas e ilegibles, que parecen no tener nada que ver con nuestra vida diaria, se volverán de uso obligatorio para todo el que necesite tratar con un juzgado, defender un derecho o impedir una sanción.
El paisaje cambiará tanto que será irreconocible en la letra y en los hechos, en los códigos y en los tribunales. Habrá que aprender las nuevas reglas, desaprender las antiguas. Y aprenderán antes los poderosos y los ricos que los débiles y los pobres.
Nada nuevo, pero agravado por los muchos cambios.
Reaprendan, ciudadanos, parecen decirnos los legisladores y el gobierno. ¿Ya era un mundo enredado y desconocido? Mala tarde: apréndanlo de nuevo.
Aprendan el laberinto que les estamos dibujando, que nosotros conocemos y aprovecharemos antes que nadie.
Eso nos dicen los legisladores y el gobierno, eso escuchamos.
¿Habías aprendido cómo votar por candidatos de los partidos? Ahora aprende a votar por jueces que se postulan sin partido en distritos judiciales que no corresponden a los electorales.
¿Habías aprendido a poner tus denuncias en el Ministerio Público? Ahora aprende a ponerlas también ante la Guardia Nacional.
¿Hábías aprendido a querellarte contra abusos de la autoridad en el ámbito civil? Ahora aprende a querellarte también en el ámbito militar.
Aprendan, ciudadanos, dicen los legisladores y el gobierno, aprendan las nuevas leyes, comprendan que sus nuevos jueces resolverán su caso según la popularidad que les traiga, según el partido a que pertenecen o el beneficio que puedan obtener mientras están ahí, porque estarán poco tiempo.
Aprendan, ciudadanos. Sobre todo, búsquense un abogado de nueva generación que entienda las nuevas leyes y que conozca a los nuevos jueces.
Porque, antes de que puedan ustedes entender por qué, pueden encontrarse con que, en medio del maremoto de nueva legalidad de este gobierno, la ley será para ustedes un artículo de primera necesidad y la legalidad un bien escaso.