Siguen, control de elecciones y de los medios
Hace un par de años el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, le pidió a Isabel II que cerrara el Parlamento por cinco semanas y la respuesta del Tribunal Supremo fue negativa y unánime. De paso, recordó lo expresado a Jacobo I en 1611: “El rey no tiene prerrogativa alguna, salvo la que la ley le otorga”.
Es decir, hasta para los reyes la ley es la ley.
Aquí en México, los morenistas que asaltan el poder en nombre de la mayoría y de la democracia, siguen el libreto de los populistas que destruyen las libertades y el Estado de derecho, tan bien descritos por Yuval Noah Harari en Nexus, su más reciente libro (Debate).
En el subcapítulo La dictadura de la mayoría indica que “es habitual que, para socavar la democracia, los hombres fuertes ataquen uno a uno sus sistemas de autocorrección, a menudo empezando por los tribunales y los medios de comunicación. El típico hombre fuerte, o bien priva a los tribunales de sus poderes, o bien, los llena de gente de confianza e intenta acabar con los medios de comunicación independientes mientras construye su propia y omnipresente maquinaria de propaganda”.
Señala el profesor de Cambridge que “un populista se define como tal cuando afirma representar al pueblo y considera que cualquiera que no esté de acuerdo con él o es víctima de falsa consciencia o realmente no forma parte del pueblo”.
Harari apunta que “esa es la razón por la que el populismo representa una amenaza letal para la democracia… Ningún grupo, ni siquiera el de la mayoría, tiene derecho a impedir que otros formen parte del pueblo. Eso es lo que hace que la democracia sea una conversación. Mantener una conversación da por sentada la existencia de varias voces legítimas. En cambio, si el pueblo tiene una sola voz legítima, no podrá darse ninguna conversación. Más bien, esa voz lo dictará todo. Por tanto, por más que declare fidelidad al principio democrático del ‘poder del pueblo’, el populismo vacía la democracia de significado y busca establecer una dictadura”.
En eso están, precisamente, la presidenta Sheinbaum y sus apéndices en las cámaras del Congreso: en el establecimiento de una dictadura.
Apunta Harari que “en la imaginación de los populistas, los tribunales no se preocupan de verdad por la justicia: sólo protegen los privilegios de los jueces… A los medios no les preocupan los hechos; difunden noticias falsas para engañar al pueblo y favorecer a los periodistas y a las camarillas que los financian”.
Después de haber declarado que sólo ellos representan al pueblo, añade Yuval Noah Harari, “los populistas afirman que el pueblo no sólo es la única fuente de legítima autoridad política, sino la única fuente legítima de toda autoridad”.
Por ello, “cualquier institución cuya autoridad derive de algo que no sea la voluntad del pueblo es antidemocrática. En cuanto que representantes autoproclamados del pueblo, los populistas buscan no sólo monopolizar la autoridad política, sino todo tipo de autoridad, y tomar el control de instituciones tales como los medios de comunicación, los tribunales y las universidades”.
Si usted quiere ver qué sigue después de este asalto al Poder Judicial que protagonizan los legisladores de Morena azuzados por la presidenta Sheinbaum, le sugiero leer Nexus. Siguen el control de las elecciones y el de los medios de comunicación.
Y si no quiere leer ni enterarse de tanta mala noticia, no será usted un caso excepcional: también está en el libreto que siguen los morenistas, asaltantes de la democracia y de nuestras instituciones:
“Las democracias mueren no sólo cuando la gente carece de la libertad de hablar, sino cuando la gente no quiere o no puede escuchar”.