Qué bonito rescate del señor presidente
Se presentó ante el país como el salvador de Pemex y mandó pintar todas las pipas de la empresa con leyendas de “rescate de la soberanía petrolera”.
¿Cómo nos fue con el rescate de Petróleos Mexicanos que hizo López Obrador?
Al tercer trimestre de este año las pérdidas ascendieron a 879 millones de pesos… al día.
¿Y en el total del sexenio del rescate?
En el gobierno de López Obrador las pérdidas de Pemex sumaron un billón 300 mil millones de pesos.
Terrible al daño al bolsillo de la nación provocado por la ignorancia y los dogmas de López Obrador.
Hay algo más absurdo aún: no veremos cambios sustanciales en el esquema perdedor del expresidente, por dos razones.
La presidenta Sheinbaum también piensa que vender petróleo que está debajo del agua va contra la soberanía nacional.
Y venderlo encima del agua (luego de extraerlo) fortalece la soberanía.
No importa que en el primer esquema el país gane dinero y en el segundo pierda a razón de 879 millones de pesos al día.
Por increíble que parezca, la científica se doblega ante el dogma vacío de una ideología antieconómica.
Aun si hubiera claridad en que la alternativa para revertir las pérdidas y ganar “un montón de dinero” es reanudar las rondas petroleras de la reforma energética del gobierno anterior, la Presidenta no lo hará para evitar contradecir a López Obrador.
En casi un siglo, nunca se había visto en el país una dependencia tan palmaria de un presidente (a) respecto al presidente anterior.
Lo que ha mostrado en este primer mes de gobierno ha sido obediencia e imitación de López Obrador.
Más que una razón de continuidad del proyecto, que en el caso petrolero es una locura, lo de Sheinbaum es un tema de sobrevivencia política.
El día que suelte la mano de López Obrador, se la van a comer viva los tiburones de origen priista que controlan el Poder Legislativo.
Ayer ofreció, ante el caótico panorama de las finanzas de Pemex, medidas de austeridad y eficiencia. Tal vez agregue algún tipo de asociación con el sector privado, pero nada que vaya a la raíz del círculo vicioso.
Paliativos. Aspirinas contra el cáncer.
Pemex es una máquina de perder dinero.
Lo que se va al caño –879 millones de pesos cada día– por el dogmatismo de AMLO y la debilidad política de Sheinbaum al interior de Morena, son escuelas, equipamiento de hospitales, vacunas, medicinas, carreteras, sistemas de drenaje, transporte público, equipos y capacitación para policías estatales…
La empresa que López Obrador iba a rescatar es la única petrolera en el mundo que, en lugar de ganar, pierde.
Todas ganan “un montón de dinero”, mientras Pemex pierde y contamina como nunca en la historia.
En 2018 Pemex pagó a Hacienda, es decir puso en el bolsillo de la nación, 324 mil millones de pesos por concepto de derechos, impuestos y otros.
Al tercer trimestre de este año, Pemex sólo aportó 85 mil millones de pesos.
Y además pierde, hay que inyectarle dinero para sostener la demagogia nacionalista de López Obrador.
La deuda de Pemex a proveedores se multiplicó por tres de 2018 a 2024. Se deben 402 mil millones de pesos a empresas que prestan sus servicios a la petrolera.
Cien por ciento aumentaron las emisiones de gas a la atmósfera en el sexenio de AMLO.
La refinería que hicieron en un pantano de Tabasco acaba de inaugurarse y su producción va en picada. Pemex Refinación (ahora PTI) perdió medio billón de pesos.
Importamos 58 por ciento de la gasolina que se consume en el mercado nacional.
Qué bonito rescate del señor presidente.
Con las rondas petroleras el gobierno no sólo dejaba de perder dinero, sino que por cada dólar de petróleo que la empresa privada extrajera, se recibirían 80 centavos.
Así no se distraía un céntimo del presupuesto que debía ir a salud, seguridad pública, educación e infraestructura.
Pero la soberanía, como la entiende AMLO, nos llevó al derroche demencial que indican los reportes financieros de Pemex que fueron dados a conocer el martes.
La situación no va a cambiar de manera sustancial como para hacerla virtuosa debido a que sigue gobernando el dogmatismo hueco de López Obrador.