La batalla por el Congreso está tan igualada como la lucha por la Casa Blanca. Todos los 435 escaños de la Cámara de Representantes estarán en juego este martes. Y 34 senadores de los 100 de la Cámara alta buscan mantener su asiento en Washington. Los republicanos tienen el control de la Cámara baja y los demócratas tienen la mayoría por la mínima en el Senado. Las encuestas indican que los dos partidos tienen posibilidades de intercambiarse las cámaras. Los republicanos pueden conquistar el Senado y los demócratas la Cámara de Representantes. Pero todo puede ocurrir. Las encuestas muestran que los dos partidos pelean codo con codo, igual que ocurre en las presidenciales que se disputan Donald Trump y Kamala Harris.
En la Cámara baja hay 22 contiendas en el aire. Diez están actualmente en manos de demócratas y 12 controladas por republicanos. El control de la próxima Cámara de Representantes se juega en un puñado de distritos de California, el Estado más poblado del país. Cinco republicanos defienden allí su permanencia en Washington. En tres distritos, los legisladores están rezagados en los sondeos hasta por cinco puntos porcentuales.
Con estas probabilidades en su favor, el congresista Pete Aguilar, el presidente del caucus demócrata de la Cámara de Representantes, intensificó su campaña por California. El legislador celebró este fin de semana nueve mitines para tratar de inclinar la balanza en favor del partido del presidente Joe Biden.
El informe político Cook, un reputado centro de análisis electoral, modificó el viernes su pronóstico en seis contiendas de la Cámara de Representantes a nivel nacional. Esto indica que candidatos demócratas están mejor situados para conquistar escaños republicanos en dos distritos de Nueva York y uno más en Nebraska. Además, otros tres congresistas del partido de Biden y Harris en Oregón, Minnesota y Nuevo Hampshire han mejorado sus probabilidades para ser reelegidos.
Contiendas multimillonarias
La organización Open Secrets, que lleva un registro de los donativos privados a las campañas políticas, calcula que en los distritos más competitivos rumbo a la Cámara de Representantes se han gastado 1.000 millones de dólares. Más dinero aún ha costado la lucha por el Senado, donde las contiendas más igualadas han generado entre los candidatos un gasto de 2.500 millones de dólares. Esto perfila al ciclo electoral de 2024 para que se convierta en el más caro solo por detrás de 2020, cuando todas las campañas legislativas informaron de gastos que rondaban los 11.000 millones de dólares. La suma total de este año para los 469 puestos en juego asciende a los 10.000 millones de dólares.
Las elecciones a la Cámara alta en los Estados de Ohio, Pensilvania, Montana, Texas y Míchigan son algunas de las más seguidas. Los republicanos tienen muchas posibilidades de arrebatar a los demócratas el control del Senado. Los republicanos defienden 11 posiciones, mientras que sus rivales lo hacen en 23 Estados.
Joe Manchin, el senador demócrata por Virginia Occidental que causó muchos dolores de cabeza en la Administración Biden por su cercanía a los republicanos, se retira del Senado. Parece casi hecho el que los conservadores se vayan a hacer con ese escaño, lo que dejaría el control del Senado en un 50-50 para cada partido.
La balanza se puede inclinar en Montana, donde el senador demócrata John Tester busca reelegirse para un quinto mandato consecutivo en un sólido bastión republicano donde Trump puede ganar a Harris cómodamente, con una diferencia de 18%. Los sondeos favorecen de momento al candidato que ha desafiado a Tester, el republicano Tim Sheehy, un empresario que debuta en política y quien tiene un pasado dentro del grupo de élite de la Armada, los SEAL.
De acuerdo a Associated Press, quien recoge los datos de Open Secrets, esta es una de las contiendas más caras de este ciclo. Ambos candidatos han gastado 260 millones de dólares en un Estado con apenas un millón de habitantes.
La billetera más abultada, no obstante, está en Ohio, un Estado que no está en el radar de la contienda presidencial, ya que esta se juega en siete territorios bisagra. Otro senador demócrata, Sherrod Brown, que lleva tres periodos como legislador, se juega la supervivencia política. Su contrincante es Bernie Moreno, un emigrante nacido en Colombia que llegó con cuatro años a Estados Unidos. Moreno, un exitoso comerciante de concesionarias de automóvil, aspira a convertirse en el primer latino que representa al Estado del Medio Oeste en el Senado. Entre Brown y Moreno, quien participó sin suerte en las primarias republicanas de 2022 en las que triunfó J. D. Vance, se han gastado cerca de 405 millones de dólares.
Los republicanos, por su parte, defienden con uñas y dientes su principal bastión electoral, Texas. En el Estado de 30 millones de habitantes, el polémico senador ultraconservador Ted Cruz se juega el puesto en una cerrada elección frente a Colin Allred, un congresista que ha ido creciendo en las encuestas en los últimos meses y que ahora amenaza con dar el sorpaso al republicano, que lleva 11 años en el Senado.
Allred, afroamericano, fue jugador de fútbol americano y se reinventó como abogado de derechos civiles. Los demócratas creen en sus posibilidades, lo que llevó a Harris a hacer campaña en Texas a finales de octubre. En el evento, solo 11 días antes de los comicios, estuvo Beyoncé y el propio Allred, quien ha marcado los derechos de las mujeres como su prioridad. No es la primera vez que los demócratas acarician la posibilidad de expulsar a Cruz del Senado. En 2018, perdieron por un 2%, unos 200.000 votos. Este martes Texas tendrá la oportunidad de enviar al primer senador demócrata a Washington en 36 años.