En Morelos, cuando un ciudadano es despojado violentamente de su automóvil, comienza una pesadilla que llega a su clímax al momento en que la unidad “reaparece” justo un día u horas antes de que se cumpla el plazo para que la aseguradora le pague por pérdida total; ya que para “recuperarlo” tienen que cubrir miles de pesos para una organización llamada Oficina Coordinadora de Riesgos Asegurados (OCRA), que estaría coludida con presuntos trabajadores de la Fiscalía General del Estado (FGE).
“Yo sentí un segundo asalto”, dice un ciudadano –cuyo nombre se omite--, a quien funcionarios de la OCRA le pidieron 40 mil pesos para recuperar un carro que le fue arrebatado a principios de septiembre pasado cuando circulaba por el kilómetro 44, en el municipio de Huitzilac, proveniente de Ciudad de México (donde trabaja) rumbo a Cuernavaca (donde vive).
A las 5 de la tarde de ese día, recuerda la víctima, había mucho tráfico por trabajos que se realizaban en la autopista federal de peaje y él confiaba en la seguridad pública del gobierno estatal. Todo parecía normal hasta que entró a territorio de Huitzilac.
Allí el automovilista detectó que unos cuatro o cinco conductores comenzaron a avanzar más despacio, a vuelta de rueda, iban como en fila india. En una curva, un automóvil Jetta logró salir de la trampa y rebasó la fila, pero unos dos o tres kilómetros más adelante, en otra curva, el grupo agresor lo tenía parado y escuchó detonaciones de arma de fuego, aparentemente dirigidas contra su conductor.
Entonces el narrador de esta historia, como pudo, giró en U y otros que iban detrás suyo lo imitaron. Pero un vehículo verde, tipo Mazda (que estaba cerca de donde asaltaban al conductor del Jetta), lo alcanzó, se le emparejó y el conductor (de esta historia) se vio obligado a parar, de lo contrario se hubiera estrellado contra el muro de contención.
Uno de los asaltantes que viajaban en el Mazda se bajó con el arma en la mano, le apuntó a la cabeza y le ordenó: “¡bájate!”. Quizá en busca de las llaves le preguntó “¿qué traes?” y él alcanzó a mostrarle los bolsillos de su pantalón vacíos y levantando las manos le dijo: “nada”.
El hombre armado se subió al automóvil, que había quedado con las llaves pegadas, lo arrancó y se lo llevó hacia la cabecera municipal de Huitzilac. La víctima respiró aliviada por no haber recibido ningún disparo.
Pero la pesadilla apenas empezaba.
Como pudo caminó rumbo a Ciudad de México, en cuyo territorio se encontró con una patrulla de la policía y una ambulancia, a cuyos conductores les contó lo sucedido y les pidió auxilio, éstos lo comunicaron con sus familiares y se lo llevaron a un punto donde sus parientes lo recogieron. De allí se fue a su casa en Cuernavaca para recoger la documentación de su carro y a presentar una denuncia del robo ante la Fiscalía General del Estado, ubicada en la calle Emiliano Zapata.
La tarde y noche de ese mismo día, al menos otras tres personas denunciaron también robo a mano armada de vehículos en la misma carretera y con el mismo modus operandi. Luego de levantar sus denuncias les dijeron que si aparecían sus vehículos se comunicarían con ellos para que fueran a recuperarlo.
Ya faltaban unas horas de que se cumpliera el mes, que por protocolo el seguro clasifica el carro como pérdida total y lo debe de pagar, cuando desde una supuesta Oficina Coordinadora de Riesgos Asegurados (OCRA) le informaron que había “aparecido” su vehículo y tenía que ir con sus documentos para poder recuperarlo.
El día que le avisaron él estaba trabajando en Ciudad de México. Primero buscó dónde estaba OCRA, porque mencionó que nunca había oída nada de esta organización, además, él denunció ante la FGE, no ante esa entidad que, después se enteró, está ubicada en el municipio de Temixco, cerca de las nuevas oficinas de la FGE.
Estas instalaciones no le dieron nada de confianza porque, aseguró, se ven “como clandestinas”, “ilegales”, de “coyotes” y, efectivamente, dijo, al entregar la documentación de su vehículo, le dijeron que lo tenían ubicado pero que lo llevarían siempre y cuando les depositara 40 mil pesos.
“Yo sentí un segundo asalto por parte de OCRA”, porque estos no justifican para qué se da ese dinero, tampoco expiden un recibo o factura que dé certeza o legalidad a OCRA, ya que solo dicen que “eso es lo que tiene que pagar” para OCRA, para el corralón de Huitzilac donde estuvo el carro, sin descartar pagos a algunos trabajadores de la FGE.
Desde un principio, el conductor se negó a pagar los 40 mil pesos, porque dijo que no tenía dinero y que él era la víctima, no uno de los victimarios. Además, le dijeron que su automóvil había servido a los delincuentes para hacer unos dos o tres asaltos a mano armada. “Esto me generó más desconfianza, ya que cómo es posible que ellos sepan qué hicieron con mi carro; y que lo tuvieron tal vez a la vista, o sabían dónde estaba; pero me dijeron que lo encontraron hasta que se iba a vencer el plazo para que la aseguradora me la pagara como pérdida total, y también que estaba súper chocado y ya no les servía ni a los delincuentes. Entonces dijeron "venga, aquí está, pero pague esto". ¡No es posible!”, dijo.
La víctima se sorprendió del alto grado de deshumanización del personal de OCRA y del corralón, que no obstante ser víctima de robo, tú tienes que pagar la grúa, los días de corralón, “sin ninguna transparencia ni protección para las víctimas”. Además, si no sacaba su automóvil, su deuda seguiría incrementándose. “Todo un negocio, ahora de estos de OCRA, los de las grúas y los del corralón. Me pregunto: los delincuentes que operan en la carretera federal en Huitzilac, ¿lo hacen solos o con algunos trabajadores de estas instituciones?”.
En su página de Internet, la OCRA se define como una organización surgida en 1994 “como una respuesta del sector asegurador ante la necesidad de contar con una empresa que coordine las acciones relativas a la localización, identificación y recuperación de vehículos robados a efecto de reducir pérdidas en su patrimonio. “Actualmente brindamos servicio a 23 compañías aseguradoras que, entre otros servicios, brindan el apoyo en caso de robo vehicular. Brindamos servicio a la Fiscalía General de la República, sus agregadurías, a Interpol en todos los países, así como a las autoridades de prevención del delito y procuración de justicia de países de Centroamérica y de Estados Unidos.”
El conductor asaltado logró que un abogado obtuviera un descuento de 50 por ciento a su favor, pero no se salvó de pagarle a esta otra “banda organizada” que, asegura, lo asaltó por segunda vez. Solo así recuperó su automóvil, todo chocado y sin algunas piezas.
Después del corralón este automóvil fue trasladado a un taller para su revalorización y hasta hoy no sabe cuánto les costará la reparación.
El gobierno de Morelos no garantiza la seguridad pública de sus habitantes, y menos a los que circulan por sus carreteras. Mientras, los asaltantes en Huitzilac van sumando cada día más carros robados a mano armada; y los otros, como OCRA, los corralones y las grúas, siguen cobrando cantidades estratosféricas para que las víctimas de este delito puedan recuperar sus unidades.