Parece paradójico referirse a una sociedad en decadencia, sobre todo, porque hemos alcanzado los más altos estándares de bienestar. Nuestra especie ha logrado colocar el telescopio James Webb que ha permitido observar el basto espacio del universo, se descifró el mapa del genoma humano, se ha desarrollado la Inteligencia Artificial; como nunca en la historia de la humanidad se ha logrado comprender los misterios del
cerebro, podemos viajar a cualquier rincón del mundo en tiempo récord, disfrutamos en nuestros hogares del Internet que nos conectan con el mundo, etc, etc.
Sin embargo, estamos viviendo un cambio de época cuyas señales apuntan hacia: una decadencia; el crecimiento del odio; hacia la ruptura de la esperanza y la ilusión; desde luego, no son las únicas señales, en esta ocasión solo abordo el de la decadencia.
La decadencia. - La sociedad ha tenido un alto nivel de desarrollo que ha perdido el sentido del propósito de la vida, ya no sabe qué hacer por eso asume conductas absurdas y desproporcionadas para captar la atención de los demás. Vivimos una época de agotamiento y cansancio, dónde ya nada nos llena. Vivimos un deterioro de la cultura y del intelecto. Las instituciones se nos están destruyendo en nuestras manos. Ya no hay principios éticos y morales.
Estamos perdiendo el lenguaje. De 80 mil términos y 120 mil modismos que establece la Real Academia de la Lengua Española, las personas cultas solo manejan 3 mil palabras y los jóvenes apenas manejan 300 palabras para comunicarse. Decía el filósofo Ludwig Wittgenstein “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.
Nos estamos volviendo pesimistas, ya no creemos en la salud ni en la educación. Vivimos como una especie de implosión.
Los jóvenes no están ilusionados con el futuro. Estamos viviendo una época dónde sálvese el que pueda. La pregunta existencial ¿Hay alguna esperanza?