El título del presente artículo es muy sugestivo y tiene varias aristas, una de ellas en el ámbito de la política y de la clase gobernante, en especial, quienes integran al partido Morena. Lo visto en la pasa-
da sesión del Senado de la República para nombrar a la titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos dejo entrever la abyección y la derrota del pensamiento
libre de los senadores morenistas quienes se concretaron únicamente a obedecer las órdenes superiores.
Ya en 1987 Alain Finkielkraut, con la publicación de su libro “La derrota del pensamiento”, daba cuenta de lo que estaba percibiendo en la sociedad francesa, pero cuyo fenómeno cultural y sociológico, no escapaba al mundo occidental, dígase también en México. El autor nos advierte que la cultura estaba transformándose en una “cultura zombi”; es decir, bajo este espectro la moral social se está perdiendo. Da lo mismo que un político mienta, que los delincuentes se estén matando entre sí, da lo mismo un partido de futbol que un concierto sinfónico de Alondra de la Parra o que los gobernantes sean corruptos o por una ocurrencia desaparezca el Poder Judicial.
Simplemente, en la cultura zombi hay ausencia de pensamiento. Se están derrumbando los grandes ideales para dar paso al pragmatismo, al consumismo, al individualismo y al populismo.
Los hechos nos están demostrando que nos estamos alejando de la emancipación de nuestras libertades y nos estamos acercando peligrosamente a una especie de autoritarismo despótico, que nos ofrece un
humanismo y un nacionalismo sectario. En vez de prepararnos como una sociedad pensante para afrontar las adversidades que se ciernen sobre nuestro país.