Administrar la crisis
Nada queda de aquel hombre de izquierda que desde las calles luchaba contra los malos gobiernos y enarbolaba los problemas de inseguridad. Graco se convirtió en todo lo que criticaba y hoy su gobierno refleja lo peor de los últimos cuatro sexenios. No hay forma de que esta administración salga adelante.
Por muchos años, desde la oposición, Graco Ramírez fue un severo crítico de los gobiernos en el tema de la inseguridad. Las marchas en las que participó el tabasqueño se pueden contar por decenas, siempre cuestionando la efectividad de los programas oficiales de seguridad y todo el tiempo acusando a los gobernantes de ser cómplices de los criminales. Hoy la vida pone a Graco en la misma situación: el estado que administra está rebasado por la inseguridad, su estrategia de seguridad no funciona y mucha gente piensa que su gobierno es cómplice de los grupos delictivos. El fracaso de Graco Ramírez como gobernador es absoluto.
Por más esfuerzos que hace el equipo del perredista, la historia ya es imposible de cambiar. De nada sirve la contratación de publicidad en redes sociales, la elaboración de videos y la multiplicación de memes desde cuentas ficticias de Twitter; la gente tiene una clara percepción de las cosas y se ha formado un criterio respecto a lo que está ocurriendo en la entidad.
Los problemas en Morelos son muchos y todos surgen de dos aspectos clave: 1- El carácter de Graco y 2- La estrategia de su gobierno. Graco es un hombre impulsivo que durante años ha sufrido graves problemas mentales al grado que en alguna etapa de su vida tuvo que ser medicado por esa situación. El tabasqueño se mueve por impulsos, no controla su temperamento y frecuentemente toma decisiones al calor de un enojo o un berrinche.
A la par de ello la operación de su gobierno es fallida desde muchos ángulos. Para esta administración nunca hay problemas que ameriten atención inmediata ni tampoco son capaces de anticipar conflictos. De Messeguer a Matías y de López Flores a Miguel Sandoval, este régimen es de ocurrencias que invariablemente terminan en pifias que empeoran las cosas y ahondan los problemas.
El de Graco es un gobierno que no dialoga, que no escucha y que está empeñado a pelearse con todos. La respuesta ante las crisis se resume en el tuiteo enfermizo, la contratación de entrevistas, la compra de publicidad en redes sociales y la difusión de selfies. No hay manera de que una estrategia así funcione.
Cada vez son más los sectores enfadados con Graco Ramírez. Por un lado están los grupos que se mueven en el escenario de poder, los que no tienen diálogo con el gobernador ni trato con su gobierno; ellos se sienten agraviados con el actuar de los funcionarios y están dolidos por el proceder de esta administración.
Del otro lado está una sociedad que observa lo que sucede, que padece una crisis cada vez más insoportable y se enoja con las actitudes del gobernador. El gobierno de Graco Ramírez ha llevado a Morelos a una situación sin precedentes: la inseguridad se mezcla con los severos problemas económicos y constantes actos de impunidad. Nunca antes como hoy el estado vivió momentos tan aciagos.
Entendamos algo: en un estado tan pequeño como Morelos, el gobierno estatal representa el motor más importante de la economía. La inversión del estado en todos los rubros hace que las finanzas de muchos sectores se muevan y que el empleo se mantenga y se multiplique. Las obras del gobierno representan ingresos en cadena para todas las empresas que participan de ella y se traducen en empleos para muchas personas que intervienen en su desarrollo.
Hoy no es así. Desde hace cuatro años la obra pública más importante se entrega a constructoras de otros estados que adquieren sus materiales en sus lugares de origen y que en muchos casos importan hasta la plantilla laboral. Lo mismo ocurre con las compras: los grandes proveedores del gobierno son foráneos y ello ha golpeado severamente a los empresarios locales. Ahí comenzó la crisis económica de nuestra entidad y por ello muchas empresas han quebrado.
La violencia nos lastima desde hace varios sexenios, pero en lo que va de esta administración ha cobrado la vida de casi 4 mil personas. La inseguridad es un problema inocultable en Morelos, los niveles de criminalidad han puesto a nuestro estado entre los más violentos del país y generan un ambiente de miedo y enfado entre la población.
No hay forma de ocultar lo evidente: el número de muertes violentas se mezcla con la comisión permanente de secuestros, extorsiones, levantones y cobro de piso. No hablo sólo de la percepción personal sobre el tema, me refiero a los números que de manera pública dan a conocer instituciones federales y que coinciden con los reportes que emiten distintos organismos ciudadanos y privados: Morelos es un estado violento e inseguro.
Frente a ello la respuesta oficial es terrible: el gobierno no acepta que hay problemas y consecuentemente no toma cartas en el asunto. Para el gobernador y su equipo se trata de agresiones políticas, de actos de desestabilización y últimamente, del complot que distintas organizaciones (incluyendo la iglesia y la universidad) realizan en contra de esta administración.
Ese es el principio de todos los problemas que enfrenta el estado: no aceptan los problemas. En lugar de escuchar los reclamos y analizar cuáles de ellos son ciertos, este gobierno los descarta a todos en automático. Al hacer oídos sordos a la crítica, pero sobre todo, al cerrarse a la opinión ciudadana, este gobierno se convierte en un zombi que sólo se mueve en el sentido que le conviene.
La crisis de inseguridad en Morelos está fuera de duda; los embates delictivos no cesan en todos los municipios y hay regiones completas (incluyendo algunas zonas de la capital) en donde la delincuencia ha tomado el control total de las cosas. Hay alcaldes en Morelos (lo dice el titular de seguridad y el secretario de gobierno) que tienen que pagar “piso” a la delincuencia.
La grave situación que hoy vivimos en Morelos no se resolverá por el camino que sigue el gobierno de Graco Ramírez. Los problemas no se solucionarán con el tiempo y las campañas de ataque a los críticos no mejoran la imagen del mandatario.
Mientras esta administración no elabore y siga una verdadera agenda social, busque el diálogo con los ciudadanos y se reconcilie con la población, lo único que provoca su actuar es que los conflictos se multipliquen y los enconos se agudicen.
Administrar la crisis no es una buena estrategia.
· posdata
Cada día hay hechos de violencia en Morelos. cotidianamente nos enteramos de incidentes delictivos que en muchos casos concluyen con la muerte de hombres, mujeres o niños.
El asesinato del tenista Pablo Moreno y de Macarena Sierra es un hecho que lastima a la sociedad capitalina; lo mismo pasa con otros sucesos similares que causan dolor en diversas partes del estado.
Es muy grave la situación de inseguridad que padecemos en el estado, es lamentable el grado de impunidad del que gozan los criminales, es terrible que nunca funcionen las cámaras de seguridad y es vergonzoso que casi siempre los asesinos logren evadir el brazo de la justicia.
Pero lo peor de todo es que frente a estos actos de atrocidad el gobierno recurra a la criminalización para evadir su responsabilidad. Para esta administración todas las muertes están ligadas a la delincuencia y todos los que pierden la vida en hechos así (incluida una bebé de 5 años) son cómplices de criminales.
Es la doble victimización.
· nota
La renuncia de Adriana Flores de la secretaría de Hacienda fue repentina. Aunque varias veces desde hace meses se especulaba con su salida, la dimisión de la dama tomó por sorpresa a muchos.
Desde el principio de la administración se supo que el nombramiento de la ex funcionaria del SAT fue un error del gobernador, Adriana era una buena anfitriona en la delegación federal, pero sus conocimientos en materia financiera y administrativa eran bastante limitados.
Flores Garza no era quien iba a ocupar la secretaría de Hacienda luego del triunfo de Graco Ramírez, de hecho ella nunca estuvo en la campaña ni participó en el proceso de elaboración de la propuesta financiera del candidato. Adriana llegó al equipo del tabasqueño luego de que este ganó la elección y de inmediato obtuvo de parte del gobernador electo la confianza para manejar la transición y encabezar el proceso de entrega recepción en el área económica.
Las razones por las que Graco apostó por esta mujer no son muy claras. Flores Garza es amiga del gobernador y dicen que es gente muy cercana a la primera dama; su relación con el gabinete nunca fue buena porque no tenía la sensibilidad para entender la operatividad de un gobierno estatal, ni los conocimientos técnicos para manejar con talento un área tan compleja como Hacienda.
Fue precisamente por esta falta de sensibilidad y talento que al gobierno de Graco Ramírez le explotó el problema del crédito de 2 mil 806 millones de pesos. Al ir a negociar con los diputados, la secretaria de Hacienda se confrontó personalmente con los legisladores, les llamó “burros” y varias veces se tuvieron que suspender las reuniones por el grado de rispidez entre las partes.
En torno a Adriana Flores hubo siempre problemas. Fue ella quien encendió el fuego en el debate del crédito cuando públicamente convocó a una rueda de prensa para informar que el crédito concedido al gobierno se había utilizado casi en su totalidad en el pago de pasivos y adeudos no documentados. Esas afirmaciones, nada propias de una titular de hacienda, no se quedaron en la expresión coloquial, se plasmaron en documentos oficiales que la funcionaria entregó a la cámara de diputados.
Razones para que Adriana Flores Garza dejara la secretaría de Hacienda había muchas desde hace tiempo. El descontento hacia su trabajo era latente dentro y fuera del gabinete y su estadía en el cargo respondió más a una relación personal con la familia gobernante que a un buen desempeño profesional; al parecer las cosas llegaron al límite en ese espacio de poder.
Jorge Michel es un funcionario con todos los merecimientos para tomar el cargo. En él recayó varias veces la responsabilidad de sacar adelante la oficina y en gran medida gracias a él las cosas no fueron peores en el gobierno estatal.
Jorge es un funcionario profesional que conoce los poderes ejecutivo y legislativo y que además de experiencia en la materia, tiene sensibilidad para manejar un área estratégica en momento tan complicado como el actual.
Si lo dejan trabajar, Michel puede ayudar mucho al estado en esa área.
Así sea.
· post it
El gobernador Graco Ramírez retiró su iniciativa de adopción gay. Hace unos días el presidente del congreso Francisco Moreno solicitó al mandatario que desechara su propuesta porque no era momento de discutir un tema así.
La decisión del mandatario no puede verse como un triunfo para ninguna de las partes. Los diputados pudieron votar la iniciativa en contra, si consideraba que no era adecuada y el mandatario no debió enviarla si no estaba convencido sobre el tema, cosa evidente porque la ha retirado.
Ninguna de las partes queda bien parado con lo sucedido. Es claro que en muchos casos los poderes del estado se mueven a partir de ocurrencias o complicidades.
· redes sociales
Bajo la lógica Graquiana, la contratación de publicidad en redes sociales promocionando los mensajes del gobernador y agrediendo a los críticos del sistema, resuelven las cosas.
Con esa visión enana los neofuncionarios estatales suponen que campañas bobas pueden modificar la realidad y de golpe cambiar la percepción de la gente sobre un gobierno y su titular.
No cabe en las mentes defeñas la idea de que los ciudadanos de Morelos son gente pensante que forma su criterio con lo que lee, lo que escucha, lo que vive y lo que ve de manera cotidiana. Para los nuevos estrategas de prensa los ciudadanos son idiotas que se mueven al ritmo de una campaña de publicidad y responden automáticamente a un mensaje de descalificación.
No hay en su escenario la necesidad de modificar el actuar del gobierno, de buscar mejorar los resultados ni establecer canales reales de comunicación y diálogo con la gente. Con troleo y publicidad basta y sobra para que la percepción cambie… según ellos.
La estrategia de prensa del gobierno de Graco es tan inteligente como la campaña de desprestigio de los Yáñez contra Cuauhtémoc.
Son tan parecidas que hasta parece que las diseña la misma persona.
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