Miguel Ángel Osorio Chong ha lanzado su candidatura presidencial. Fue a baja velocidad, casi para que pasara desapercibido, como sucedió, con un spot de 26 segundos en sus redes sociales. El secretario de Gobernación publicó el video de 13 imágenes coloridas, con individuos o grupos que cruzan la demografía mexicana, y con una estampa que sobresale, la de una protesta con brazos alzados y pancartas. En él incubó una idea fuerza, “México es la razón para trabajar juntos”. Es simple, pero se desdoblará por múltiples caminos. No fue explícito Osorio Chong, pero apuntó a lo que ve como el problema mexicano: la polarización y el encono, al dejar ver que el desafío que ve no es el económico, sino el de gobernabilidad. Caprichosa paradoja la del responsable del orden interno, perfilando que en 2018 el reto será el orden interno.
Pero esta paradoja es a través de la cual ha navegado a lo largo de todo el sexenio, sin que le haya afectado en su imagen. El secretario de Gobernación parece tener teflón, porque los negativos recaen en el presidente Enrique Peña Nieto, mientras que la aprobación y el conocimiento de su persona en el país suben. En cuestión de resultados, su trabajo no ha sido más eficiente que el del exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray, y si se vieran objetivamente las mediciones de eficiencia de ambos, los dos pilares durante la primera parte de la administración peñista, se podría argumentar que los mayores reveses los tuvo Osorio Chong. Como botones de muestra:
1.- Aceptar la creación de grupos paramilitares en Michoacán condujo al estado al punto de la guerra civil en enero de 2014 y a la necesidad de una intervención total del gobierno federal. El utilizar criminales para aniquilar criminales llevó a la casi destrucción de Los Caballeros Templarios, pero el resultado fue que el negocio de la droga se transfirió de organización criminal de los michoacanos, al Cártel Jalisco Nueva Generación.
2.- No combatir a los cárteles de la droga durante los primeros ocho meses del gobierno, por la creencia de que la confrontación directa era la causa de tantos muertos, fortaleció a las organizaciones criminales. La inacción fue un periodo de gracia para los cárteles. El gobierno ofreció reducir la violencia en los primeros 100 días de su gestión, y en septiembre, al reconocer que los homicidios dolosos se habían incrementado, anunció una nueva estrategia en los 50 municipios donde se concentra el 42 por ciento de esos crímenes.
3.- El desmantelamiento de Plataforma México provocó un reacomodo en los sistemas de inteligencia criminal, y una parte importante de la tecnología que estaba en la Policía Federal se trasladó al Cisen. El resultado fue el incremento del espionaje político y la disminución de la vigilancia a enemigos del Estado. La fuga de Joaquín El Chapo Guzmán fue el colapso de la inteligencia civil, y la masacre de Tanhuato y el fiasco operativo en Nochixtlán, el de los protocolos de la Policía Federal.
4.- La nula operación de la Secretaría de Gobernación en Iguala hace dos años, por no entender la gravedad del ataque a los normalistas de Ayotzinapa, hizo que un crimen municipal se convirtiera en un crimen de Estado, como definen organismos internacionales. Una estrategia igualmente equivocada convirtió a la Coordinadora magisterial, de un grupo disidente con presencia en cuatro estados, a una organización nacional con presencia en 22 entidades, sin haber resuelto el conflicto con la disidencia de maestros y su rechazo, cada vez con más apoyo nacional, a la reforma educativa.
En el spot que difundió Osorio Chong en sus redes sociales, escribió que “trabajando en equipo todos los días podemos superar los desafíos”, que es un galimatías. ¿No era acaso la solución a los problemas y superación de los desafíos su responsabilidad? Su fraseo es como si el manejo de ellos hubiera sido el trabajo de otros, en este caso de Peña Nieto, quien es el que ha pagado en imagen y credibilidad. La gran crítica al presidente y a México en el mundo tiene que ver con el retroceso de las libertades y la falta de aplicación de las leyes, que vulneran el Estado de derecho, que también eran parte de las responsabilidades del secretario de Gobernación.
Pero si Osorio Chong no pagó por ellas cuando el presidente tuvo la oportunidad de aceptarle la renuncia en diciembre pasado y decidió seguir apoyándolo, el problema no es del secretario sino de su jefe, dispuesto por la omisión a pagar los costos que no le tocaban a él, sino al encargado de despacho en Bucareli. Lanzar sibilinamente su campaña presidencial, habla de cómo ve Osorio Chong la aridez en las cartas de Peña Nieto y que su inacción para abrir el juego en la elección presidencial podría repercutir en los aspirantes. Los vacíos siempre se llenan, y el que ha dejado el presidente lo ocupa el secretario de Gobernación.
¿Es Osorio Chong lo que quiere el presidente? ¿Los priistas? ¿Los mexicanos? Si Peña Nieto no reacciona ante este sabadazo –el día que salió el spot–, uno podrá pensar que está autorizado. Más que a Videgaray y al equipo económico, los priistas definitivamente sí lo prefieren. ¿Los mexicanos? Por lo que se ve en las encuestas, ni a él ni a ningún priista. Ese será su primer desafío. Convencerlos de que es un aspirante con alas para volar.
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