Olvida o ignora el político de párvulos que una patente de licenciado en derecho, por ejemplo, no le otorga a nadie la cualidad de abogado o jurista.
Y vale la precisión porque, en la práctica, el jefe panista no solo confirmó que está muy lejos de ser abogado —y menos aprendiz de abogado—, sino que en su descocada perorata —en el debate del informativo Despierta con Loret— se metió a un peligroso hoyo negro que lo habría llevado a confesar un delito. Y, claro, “el abogado” ni cuenta se dio.
Y es que, durante el debate de Anaya con los jefes de PRI y PRD, el presidente de los panistas presumió que el pillo ex gobernador azul de Sonora, Guillermo Padrés, “compareció el martes pasado ante la Comisión Anticorrupción del PAN”.
Sabedor del grave tropiezo del panista, el líder del PRI, Enrique Ochoa, preguntó si Guillermo Padrés había comparecido en las oficinas del CEN del PAN. ¿Estuvo en tu oficina…?, cuestionó puntilloso.
Y repetidamente insistió —hasta en cuatro ocasiones—: “¿Y lo dejaste ir...?”, en alusión clara a que Ricardo Anaya se habría reunido con Padrés y que, con ello, estaba confesando un delito.
Pero de nueva cuenta, “el abogado” no se enteró de la grave confesión pública, por televisión, ante millones de mexicanos.
¿Cuál fue la confesión de Ricardo Anaya? ¿Cuál el presunto delito?
Es público que el martes 27 de septiembre la PGR anunció que un juez de distrito había obsequiado una orden de aprehensión contra el ex gobernador de Sonora Guillermo Padrés. Ese martes, según Anaya, el pillo ex mandatario estaba en el PAN.
¿Y qué creen? Insólito, que ningún panista dio cuenta a la autoridad sobre el paradero de un peligroso criminal, prófugo de la justicia. Es decir, que los jefes del PAN nacional habrían brindado protección y solapado a uno de sus más corruptos gobernadores. Igual que el PRD encubrió a uno de los Godoy.
¿Y eso qué…?, podría preguntar otro “abogado” de párvulos.
Pues nada, que el artículo 400 del Código Penal Federal establece las causales del delito de encubrimiento. “Artículo 400. Se aplicará prisión de tres meses a tres años y de quince a sesenta días de multa al que: III Oculte o favorezca el ocultamiento del responsable de un delito. Los efectos, objetos o instrumentos del mismo, o impida se averigüe”.
Como excepción, al abogado defensor y familiares de Padrés no les es aplicable este precepto. Pero si Padrés compareció ante Ricardo Anaya, Felipe Bravo Mena u otro jefe del PAN, en la fecha que presumió “el abogado”, entonces todos cometieron el delito de encubrimiento. Y, en rigor, deben ir a prisión.
Pero Anaya ni por enterado. En cambio, siguió el guión ensayado por nota y que le ha resultado para hacer creer —a los incautos— que gana los debates.
Y no conforme con las barbaridades anteriores, Anaya dijo otras, por ejemplo, que “hace quince días el INE aprobó nuestro reglamento anticorrupción”. En ese caso, “el abogado” también faltó a la verdad. ¿Por qué? Porque lo que solicitó el PAN al INE fue la modificación de sus estatutos, en especial el precepto “que prohibía a los militantes panistas denunciar a otros panistas que habían incurrido en corrupción”.
Ese precepto —a modo para estimular la corrupción— del PAN sirvió para encubrir el cochinero azul conocido como “Los Moches”, y que hoy nadie de los azules se atreve a denunciar.
Lo cierto, al final de cuentas, es que resulta altamente probable que Padrés nuca haya comparecido en el PAN y que —como es la costumbre de Anaya en sus debates y declaraciones públicas— haya mentido para “ganar” un debate más.
Padrés es un ladrón de siete suelas, pero ni él ni sus abogados son idiotas para acudir al PAN a cumplir con su partido. Son rateros, no pendejos.
Al tiempo.