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SERPIENTES Y ESCALERAS

En Morelos hay dos realidades: la que cuenta el gobernador y la que viven los ciudadanos. En una todo es perfecto: hay paz, desarrollo, empleos, crecimiento, felicidad… en la otra las cosas andan mal, se requieren cambios, urge rumbo y se exigen respuestas.

 

La inseguridad sigue siendo el principal problema de Morelos. No obstante los millones de pesos invertidos en un moderno centro tecnológico de inteligencia y el enorme presupuesto del que dispone el comisionado de seguridad, la violencia continúa sin dar tregua a un estado que desde hace tres sexenios se volvió rehén de los grupos delictivos. Veinte años y más de mil millones de pesos después, la situación sigue siendo la misma (o peor) que con Jorge Carrillo Olea.

Al cumplirse los primeros cuatro años de gobierno, Graco Ramírez presume la seguridad como uno de los grandes logros de su administración. Hemos avanzado, dice; mejoramos, estamos en paz, somos ejemplo nacional y salimos de la estadística negra, afirma orgulloso el tabasqueño.

Según Graco la inseguridad ya no es problema, según él la situación ha mejorado sustancialmente y la población da cuenta de los logros que su gobierno ha alcanzado en este tema. No obstante los cuerpos desmembrados que semana a semana aparecen en diversos puntos de la entidad, la emboscada a elementos policiacos, los ejecutados, los secuestrados, los extorsionados y las personas que diariamente son asaltadas en el transporte público y en sus casas, para el gobernante perredista las cosas están mejor que nunca.

Pero la inseguridad no es un problema único ni de solución aislada. Morelos padece una crisis multifactorial que se relaciona con la inseguridad, pero que no se circunscribe sólo a ese tema. Los problemas delictivos y la violencia que tiene agobiada a una parte importante de la población se reflejan en otros aspectos, como el cierre de negocios, la quiebra de empresas, el rezago económico y la migración constante de familias.

Eso sin contar el fuerte impacto que esta situación genera en el estado de ánimo colectivo: la gente anda temerosa, pero al mismo tiempo se nota enfadada y desesperada por esta situación. El enojo social es cada vez más evidente e impacta la marcha integral de toda la administración perredista: no importa qué haga el gobernador o qué logre su gobierno, hoy la población lo rechaza, lo repudia y le cuestiona por cualquier coas que diga.

Graco insiste en no darse cuenta de ello: se oculta en una realidad virtual que alimentan sus empleados, sigue negando los problemas y prefiere vivir en una mentira permanente que le resulta cómoda, aunque sepa que es falsa.

Esta situación también tiene consecuencias: el hecho de que el mandatario rehúya la realidad implica que no hace nada por cambiarla. Al ocultarse en un mundo paralelo, al rechazar toda la crítica y suponer que cualquier cuestionamiento es falso, el tabasqueño se niega a si mismo la posibilidad de recomponer el camino y mejorar las cosas.

El ambiente social alrededor de Graco Ramírez se ha vuelto tan hostil que como mandatario ha perdido ya la capacidad de interactuar con sus gobernados. El tabasqueño ya sólo se reúne con las personas que su equipo de logística le pone enfrente, ya no puede andar sólo por las calles, no se arriesga a acudir a actos públicos abiertos a toda la gente, ni es capaz de rendir informes como antes lo hacían otros mandatarios. Hoy Graco Ramírez necesita un blindaje permanente que le proteja de los ciudadanos, de los abucheos y de los reclamos.

Así llega este gobierno al cuarto peldaño. El último informe de labores ha pasado desapercibido a pesar de que se ha realizado en varios puntos del estado, el acto principal tuvo que ser resguardado por cientos de uniformados y para que el gobernador se sintiera seguro, la policía tuvo que bloquear una autopista para que los inconformes no llegaran. El tamaño del miedo de Graco a la gente es tan grande, que ya ni siquiera se arriesga a tenerlos detrás de una valla y cientos de policías.

Morelos vive un momento muy difícil porque ha perdido el rumbo, porque socialmente se ha desintegrado y las instituciones dejaron de ser confiables. En lugar de fomentar la convivencia, de buscar el respaldo social y de apostar por la unidad ciudadana, Graco ha optado por la confrontación, por la división y la derrota del rival. El tabasqueño actúa como siempre lo hizo desde la oposición, sin darse cuenta que ya es el responsable del gobierno.

La inseguridad y la violencia son una realidad; cada día en la entidad se da cuenta de hechos delictivos donde diversas personas pierden la vida de forma violenta, familias enteras son agredidas dentro de su casa, amas de casa o estudiantes son asaltados en el transporte público. Estos son hechos reales que el gobierno pretende ignorar, son situaciones que los jefes policiacos califican como “hechos aislados” y los políticos del régimen califican como “ataques de la oposición”.

Ahí radica el problema más grande de nuestra entidad: el gobierno ha decidido hacer oídos sordos a la crisis, cierra los ojos ante la grave situación y no escucha los reclamos. Los problemas que manifiestan los ciudadanos son reales: hay denuncias, hay testigos, hay gente que pierde la vida… a pesar de ello lo que no hay es respuesta de las autoridades.

Por eso la gente está enojada. Cualquiera puede entender que este tipo de situaciones están presentes en todo el país y en muchos casos escapan al control del gobierno, lo que resulta incomprensible es que nuestras autoridades nos desprecien, minimicen nuestros problemas y constantemente criminalicen a las víctimas. Por eso Graco Ramírez y su gobierno ha fracasado, porque en vez de escuchar, de entender y de actuar, se oculta y desprecia a la gente.

Si en lugar de negar todos los problemas y de pelearse con todos sus críticos el gobernador se diera tiempo para escuchar y corregir, otra historia estaríamos viendo hoy en  Morelos.

El gobierno de Graco Ramírez es ciego por decisión propia.

·         posdata

La UAEM reaccionó a las recomendaciones que la semana pasada hizo la Comisión Nacional de los Derechos Humanos al gobierno de Morelos. Esto es parte de lo que dice nuestra máxima casa de estudios.

1.      La recomendación de la CNDH confirma que las fosas “irregulares”, no son un “error garrafal”, si no que son muy similares a las que cava la delincuencia organizada por todo el país. Las fosas son clandestinas, pues tienen “condiciones de clandestinidad”, como lo señala el personal de la CNDH.

2.      En las fosas clandestinas de Tetelcingo, no hay sólo “irregularidades” en la inhumación de al menos 119 cuerpos. La recomendación de la CNDH deja en claro que lo ocurrido en Tetelcingo configura delitos que deben ser investigados, procesados, juzgados y sancionados.

3.      La cadena de funcionarios involucrados en los crímenes cometidos en las fosas clandestinas de Tetelcingo alcanzan todos los niveles de mando. De acuerdo con la recomendación de la CNDH, al menos 42 servidores y ex servidores públicos deben ser investigados y, en su caso, procesados, juzgados y sancionados con apego a la ley.

4.      En las fosas clandestinas de Tetelcingo y los crímenes que se derivan de ellas, hay distintas responsabilidades que van de aquellos funcionarios que participaron directamente en el traslado e inhumación clandestina de los cuerpos, pasando por quienes ordenaron y permitieron que se hiciera, así como la responsabilidad política que avaló estas acciones con mentiras y medias verdades.

5.      El gobernador Graco Luis Ramírez Garrido Abreu no escapa a esta responsabilidad. De hecho, el mandatario es el principal responsable, no sólo porque ha sido en su gobierno que se confirma que el Estado cava sus propias fosas clandestinas, si no porque incluso al saber que existían, nunca permitió que esto se transparentara e intentó a toda costa mantener ocultos los crímenes que se derivan de Tetelcingo. Sus declaraciones desde octubre de 2015, que se hizo público el asunto, hasta hoy, tienen como objetivo minimizar lo ocurrido y deslindarse de los delitos que ahí se cometieron. Algunas de sus declaraciones son verdaderas burlas a las familias de las víctimas.

6.      El gobierno de Graco Luis Ramírez Garrido Abreu, como lo establece la recomendación de la CNDH, violó el derecho de acceso a la justicia en la modalidad de inadecuada procuración de justicia y el derecho a la verdad.

7.      CNDH confirma que a 47 cuerpos se les debieron abrir carpetas de investigación nuevas, que 21 cuerpos no tenían ningún dato para poder ser identificado, que había varios cuerpos que no tenían necropsia de ley, confirma que existen crímenes que la justicia no puede dejar impunes.

8.      Existen 21 cuerpos que estaban claramente identificados y que fueron depositados en las fosas clandestinas del gobierno de Graco Luis Ramírez Garrido Abreu en Tetelcingo a pesar de ello. Esto podría configurar el delito de desaparición forzada y debe ser juzgado y castigado.

9.      La labor de la UAEM en el caso Tetelcingo fue fundamental para la posibilidad de la justicia para las víctimas.

10.  Graco Luis Ramírez Garrido Abreu es el principal responsable de lo que ocurrió en Tetelcingo y la labor de la UAEM lo ha incomodado profundamente, por ello sus persistentes intentos por desacreditarla, dividirla y asfixiarla económicamente. Graco protagoniza una venganza porque la UAEM develó sus crímenes en Tetelcingo.

11.  Diversas versiones de habitantes de Morelos e investigaciones periodísticas confirman que existe una tercera fosa clandestina en Tetelcingo, así como otras más en Jojutla y otros municipios de Morelos. El gobierno federal en coordinación con los familiares de las víctimas y de la mano de la UAEM, debe realizar la preservación de los lugares, la apertura de dichas fosas y la exhumación de los cuerpos, así como el procesamiento y castigo de esos crímenes.

·         nota

El duelo entre los hermanos Julio y Roberto Yáñez con el alcalde Cuauhtémoc Blanco pasó de ser un triller a convertirse en una tragicomedia.

La desesperación de los hermanos Lelos es evidente y se agudiza cuando ven el desprecio que hacia ellos muestra el ex futbolista.

Primero Julio y Roberto creyeron que con memes gobernarían la capital, luego supusieron que con amenazas doblarían al alcalde yal final pensaron (es un decir) que la difusión de documentos (aparentemente) falsos harían correr a un hombre que creció en un barrio más bravo que el de ellos.

Desde el principio los hermanos pecaron de arrogantes, fueron soberbios y sin recato presumieron que controlaban el ayuntamiento. Julio se pavoneaba en el congreso, ofrecía espacios, contratos y cargos a todo mundo como si fuera él quien ordenaba en el municipio. Roberto hacía lo mismo en sus espacios; ninguno respetaba la investidura del presidente municipal a pesar de que por todos lados presumían que Cuauhtémoc era una celebridad y “el mejor alcalde que había tenido Cuernavaca en toda su historia”.

Incluso ahora que las diferencias entre los Yáñez y Blanco son evidentes, Julio y Roberto afirman que pronto lo doblarán. Antes de cada golpe en contra de Blanco, los hermanos Lelos lo anuncian por WhatsApp; después de que salen los ataques, por esa misma vía hacen reflexiones bobas sobre lo que vendrá como consecuencia. Sus predicciones siempre fallan.

A diez meses de que inició, el de Cuauhtémoc Blanco es un gobierno fallido; la capital nunca había estado tan descuidada como ahora, las calles nunca tuvieron tantos baches y los servicios públicos jamás fueron de tan mala calidad. Las manifestaciones contra el ayuntamiento se han vuelto constantes y el desinterés de su administrador es tan obvio que no tiene empacho en dejar la ciudad para irse a jugar fútbol al Vaticano.

El gobierno de Blanco Bravo no despega, la ciudad no mejora y el control interno ha quedado en manos de gente ajena a la administración, como Rodrigo Gayosso y Jorge Meade González.

Cuernavaca está en manos de gente mala, gente sin escrúpulos, sin experiencia, sin capacidad y sin ideas. Los hermanos Lelos son dos pillos de poca monta que crearon un monstruo que se les fue de las manos; Blanco y Sanz son dos ignorantes que no saben nada de administración pública ni tienen respeto o cariño por esta ciudad.

Pobre Cuernavaca.

·         post it

La tensión se cortaba con cuchillo la semana pasada en el congreso local. Las diferencias entre los diputados paso de los pasillos del parlamento a las primeras planas de los diarios.

El jaloneo interno sigue siendo fuerte y la posibilidad de acomodos es latente a pesar de lo que algunos afirman. La pregunta que comienza y termina todos los debates al interior del recinto legislativo es la misma desde hace varias semanas:

¿Dónde está el dinero?

·         redes sociales

Máxima en Morelos:

Troleo, luego existo, después gobierno.

Comentarios para una columna tuitera: eolopacheco@elregional.com.mx

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