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ITINERARIO POLÍTICO

Josefina pactó con "El Diablo"

 
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Dice el refranero popular: “El que no quiera ver fantasmas, que no salga de noche”.

Y viene a cuento porque Josefina Vázquez Mota se asomó a la noche electoral de 2017 y 2018 y, de inmediato, aparecieron los “fantasmas” de su pasado electoral.

Y es que la malograda candidata presidencia del PAN parece dispuesta a reeditar —en 2017 y 2018— un pacto político-económico-electoral idéntico al que, en 2012, le dio el triunfo presidencial… en Nuevo León.

¿De qué estamos hablando?

Casi nada. Como saben, es voz popular que previo a la presidencial de 2012, la señora Vázquez Mota pactó una alianza con José Antonio Fernández Carbajal, motejado como El Diablo, presidente del Consejo de Administración de la poderosa Femsa regiomontana.

El poder económico de El Diablo hizo ganar en Nuevo León a la panista Vázquez Mota, contra Enrique Peña Nieto. Es decir, se trató del más ambicioso intento de Femsa por incursionar en “el negocio de la política” al más alto perfil: el presidencial. Pero la derrota en 2012 no amedrentó a El Diablo.

Resulta que aliado con el Grupo Reforma, José Antonio Fernández Carbajal —un poblano adoptado como regiomontano— intentó someter al entonces gobernador Rodrigo Medina, hoy perseguido por El Bronco. El priista —como saben— nunca aceptó entregar el poder político y la tutela del estado a Femsa y al Grupo de los Diez

—el G-10 son los empresarios más influyentes de Nuevo León—, y por ello enfrentó una guerra permanente contra su gobierno.

Es decir, que aquellos que en 2012 apoyaron a Vázquez Mota —Femsa, el G-10 y Reforma— intentaron derrocar al gobierno priista de Nuevo León para imponer su propio gobierno.

Rodrigo Medina sobrevivió a la guerra —al llegar al final de su gestión—, pero nada pudo hacer cuando Femsa, un sector del G-10 y Reforma apoyaron una “candidatura de diseño” en Nuevo León —contra el PRI y el PAN— para apoderarse del poder político del estado.

¡Y lo consiguieron!

Como saben, Femsa, el G-10 y Reforma diseñaron, construyeron, financiaron y llevaron al poder estatal a El Bronco: un político menor que gracias al poder económico ganó al PRI de Peña Nieto, derrotó a Rodrigo Medina y convirtió a Femsa, a un sector del G-10 y a Reforma en dueños políticos de Nuevo León.

Sin embargo, la exitosa candidatura y una victoria histórica del “primer gobernador independiente” del país —con El Bronco— hoy parece un nuevo fracaso gubernamental de Nuevo León.

Y es que pocos quieren a El Bronco. Las encuestas lo colocan como un gobernador reprobado, mientras que Femsa y Reforma son sus principales detractores. Literalmente pretenden colocarlo contra la pared.

Pero esa es solo una parte de la historia.

Resulta que El Diablo Fernández Carbajal no es el único integrante de la familia Garza Lagüera que ha metido las manos en la política. Alfonso Romo apoya de manera abierta a Morena de Andrés Manuel López Obrador, mientras el propio Fernández Carbajal ha sido impulsor del PAN —de Josefina Vázquez Mota— y de El Bronco.

La diferencia es que existe un público distanciamiento entre Fernández Carbajal y Romo, además de que el primero ofrece apoyos políticos “debajo del agua” y el segundo lo hace de manera abierta.

Pero tampoco ahí termina la historia.

El activismo político electoral de El Diablo parece sin límite. Y es que —como documentamos en distintos momentos— el experimento del candidato independiente de Nuevo León, con El Bronco, no era más que un ensayo rumbo a la presidencial de 2018.

Por eso el apoyo “a trasmano” de El Diablo y de Femsa a El Bronco y a la señora Vázquez Mota, no solo en 2012, sino en los procesos por venir, de 2017 en el Estado de México y 2018 a escala federal.

Dicho de otro modo, Femsa y Reforma tienen un claro interés en la derrota del PRI —en 2017— en el Estado de México para debilitar, con ello, al PRI de Peña Nieto en 2018.

De ese modo, con El Diablo como punta de lanza, Femsa entró a la carrera presidencial de 2018. Y su Caballo de Troya puede ser el PAN de Ricardo Anaya. Es decir, Femsa intentará reeditar en 2018 “la elección de diseño” que financió en Nuevo León en 2015 con El Bronco.

Pero la desmedida ambición político-electoral de El Diablo provocó una peligrosa división entre el G-10, algunos de cuyos empresarios se negaron a seguir siendo usados por José Antonio Fernández Carbajal. A su vez, en la casa presidencial de Los Pinos no pasa inadvertida la guerra desatada por El Diablo y ya enviaron los primeros mensajes; se escuchan tambores de guerra, les advirtieron.

Pero quedan preguntas sin respuesta.

¿El Diablo José Antonio Fernández Carbajal actúa solo, o es “la mano que mece la cuna” de las empresas globales Coca Cola y Heineken? ¿Atlanta y Holanda ya están en la presidencial mexicana de 2018?

Al tiempo.

Ámbito: 
Nacional
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