La raza olvidada…
¿Cuánto hemos cambiado, desde tiempos prehispánicos, después de la Conquista, la Colonia, la Independencia, la Reforma, las invasiones extranjeras, la Revolución, la etapa del llamado “Milagro mexicano”, el 2 de octubre de 1968, los sismos del 85, el levantamiento zapatista, la alternancia en el poder, la vuelta del PRI-gobierno hasta nuestros días?
Realmente, de fondo, no mucho…
Los aztecas se volvieron temidos y odiados porque cada pueblo que sojuzgaban, perdía mujeres y hombres para los sacrificios, además de pagar elevados tributos e impuestos. Pero el nuevo imperio cometió un error: dejó intacta la autoridad, organización y religión de los pueblos sojuzgados, que a la postre se unirían a Hernán Cortés para derrotar a los tiranos.
La caída del gran imperio mexica, consideran muchos, se debe a la cobardía y las supersticiones que embargaban a Moctezuma II, que incluso alojó al enemigo en casa de su padre, Axayácatl, justo donde se guardaban los tesoros.
Para los otrora amos y señores de esta tierra fue el apocalipsis por la conquista no sólo material y la destrucción de sus ciudades, sino por el vasallaje espiritual al que fueron sometidos, debatiéndose incluso entre los conquistadores y religiosos si los naturales de esta tierra debían ser considerados bestias sin alma solamente.
Durante la colonia no sólo los naturales de esta tierra fueron sometidos a la esclavitud, sino a la mezcla de razas, desatándose una lucha de castas que, a la postre, desembocó en la independencia, al principio de la cual el cura Hidalgo sólo pedía un nuevo Virrey, paradójicamente más humano.
La decadencia del imperio español, la voracidad de los europeos en torno a la joven tierra, el naciente imperio estadounidense nos volvieron presa de invasiones, que no con pocas vicisitudes Juárez logró combatir, obteniendo un triunfo no menos importante: la reforma, el estado laico.
Y la dictadura nuevamente, entonces la de un otrora héroe, Porfirio Díaz, con la enorme disparidad de los hacendados y ricos en yuxtaposición con un pueblo miserable, siempre endeudado en las tiendas de raya, europeizado, negando todos problemas y, en el colmo, afirmando que México no estaba preparado para la democracia, desembocando en la revolución.
Restablecido el orden institucional, surge el partido hegemónico, que aprovecha los estragos de dos guerras mundiales para impulsar su desarrollo industrial y económico, a costa de las libertades y la democracia, arribando a la matanza de Tlatelolco, la guerra sucia de los 70s contra los opositores, el pasmo del gobierno frente a la tragedia del 85, el despertar social prescindiendo de él para el rescate, el fraude del 88, los afanes transexenales de Salinas, el levantamiento zapatista, el magnicidio de Colosio, la alternancia en el poder, muy por debajo de las expectativas generadas, la guerra declarada contra la delincuencia y el crimen organizado que vamos perdiendo y el regreso del PRI al gobierno.
¿La situación de esta “Raza Cósmica”, como la llamaba Vasconcelos, ha cambiado en términos de esclavitud real o velada? ¿Ha mejorado, con 60 millones de pobres y sin grandes expectativas de cambio, endeudados sin haberse gastado nada? ¿Cambió la posición de los todopoderosos en yuxtaposición con los de abajo para transformarse en democracia?
Día de la Raza olvidada, pero que a ratos, del modo que sea, quiere asumirse como sociedad adulta, con derecho a decidir su destino…