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SERPIENTES Y ESCALERAS

Cuernavaca se ha convertido en una cancha donde participan dos equipos: el de Cuauhtémoc Blanco y el de los Yáñez. Ambas escuadras juegan sucio, se traicionan, se ofenden, se difaman y se amenazan; el común denominador entre ambos es el hijastro del gobernador. Rodrigo Gayosso es quien está detrás de los dos bandos.

 

El duelo político que en Cuernavaca sostienen los hermanos Julio y Roberto Yáñez con el alcalde Cuauhtémoc Blanco debe observarse más allá de las pasiones que mueven a las partes involucradas. El conflicto entre el edil capitalino y sus otrora promotores ha pasado de las acusaciones personales a los ataques instituciones, con un altísimo costo para la ciudad y las instituciones. Lo que vemos hoy en la ciudad de la eterna primavera es un ejemplo de la degradación de la política.

En campaña, Cuauhtémoc Blanco apareció repentinamente como el candidato de un partido pequeño que no tenía posibilidades de ganar Cuernavaca. Su postulación fue considerada como una ocurrencia de los hermanos Julio y Roberto Yáñez, conocidos en la política por sus ideas obtusas y sus constantes arrebatos hormonales. Ninguno de los partidos grandes dio importancia a esta candidatura y en el pecado llevaron la penitencia.

La nominación del ex capitán americanista fue sólo uno de los varios pasos que los Yáñez dieron en busca de la alcaldía. Cuauhtémoc fue el pretexto para que los hermanos pasaran la charola a muchos empresarios con la idea de allegar recursos a la campaña de un candidato que era novedoso y cuya fama, decían, era garantía de triunfo.

Poco a poco los hermanos fueron armando una campaña ingeniosa, aunque sin candidato. Blanco Bravo rara vez venía a Cuernavaca, jugaba sus últimos partidos como futbolista en Puebla y combinaba sus tiempos libres en la promoción de su escuela de futbol, los contratos comerciales que tenía en varios lados del país y su candidatura en Cuernavaca.

El futbolista fue el último candidato en arrancar campaña en la capital, aunque su sola presencia provocaba efectos interesantes en la gente. Cuauhtémoc Blanco casi no hablaba (sigue sin hacerlo), su campaña era de frases cortas y sus expresiones eran casi siempre monosilábicas. En torno a Cuauhtémoc el equipo de campaña del PSD armó una estrategia interesante que destacaba los éxitos deportivos de Blanco Bravo, al tiempo de lanzaba ataques anónimos en redes sociales para echar a pelear al PRD con el PRI.

Cuauhtémoc no hacía propuestas, ni tenía de dónde sacarlas. En el equipo de trabajo del PSD había muchos generales, pero muy poco cerebro. La estrategia electoral quedó en manos de Manuel Martínez, de la recolección del dinero se hizo cargo Roberto Yáñez, las redes sociales se encomendaron a Miguel Sandoval y la estrategia de medios la tuvo Arturo Ortiz. Las ocurrencias eran producto de la mente desequilibrada de Julio Yáñez, en tanto que a José Manuel Sanz le tocaba controlar el carácter y los arrebatos del ídolo del balompié. El único mensaje de Cuauhtémoc Blanco era: “No soy político, soy ciudadano; confíen en mi, no les voy a fallar, yo no soy ratero”

Nadie, ni sus promotores, pensaban que Blanco podía ganar la elección. La apuesta fue desde el principio, contratar a una figura que allegara los votos necesarios para que el PSD no perdiera el registro y en un buen escenario, les concediera algún regidor y un diputado. Los cerebros de ese equipo calcularon mal, pero las cosas les salieron bien: fueron el equipo de burro que tocó la flauta.

El PSD ganó la elección en Cuernavaca y paradójicamente, ahí comenzaron sus problemas. Ninguno de los integrantes de ese cuarto de guerra calculó un escenario donde salieran victoriosos y cuando esto pasó, la crisis apareció porque la ambición se apoderó de todos.

Cuauhtémoc Blanco supo que ganó la elección, pero no entendió lo que ello significaba. En una apresurada rueda de prensa acompañado del dirigente estatal de su partido el americanista sólo atinó a decir que se había “chingado” a sus contrincantes y luego se fue de vacaciones y no regresó ni siquiera para recibir la constancia de mayoría que lo acreditaba como alcalde electo.

Los meses que dividieron el triunfo electoral de Cuauhtémoc Blanco con su toma de posesión fueron quizá los momentos en donde se engendró el monstruo que ahora vemos. Blanco seguía de viaje y en su ausencia los hermanos Julio y Roberto vendieron el ayuntamiento a todos los que pudieron. Ganamos, presumían al tiempo de prometer espacios y ofrecer posiciones a cualquiera que tuviera dinero en las manos.

Nunca hubo en esta breve historia dos personajes tan “cuauhtemistas” como Julio y Roberto. Los hermanos se vanagloriaban de su creación, contaban historias fantásticas de su juguete y advertían que el siguiente paso era la gubernatura. “Los árabes quieren venir a invertir a Cuernavaca porque saben que está Cuauhtémoc… Promoveremos el turismo político porque toda la gente del mundo quiere venir a ver al Cuau… Hasta el presidente de la república está impresionado del triunfo de Cuauhtémoc… Cuauhtémoc Blanco es el mejor alcalde que ha tenido la capital en toda su historia… Cuau es un ídolo”.

Pero el amor entre los hermanos y el alcalde duró muy poco. La ambición desmedida de los Yáñez y el carácter explosivo de un hombre que a lo largo de su vida ha estado envuelto en conflictos hizo que este matrimonio político fracasara antes de seis meses. Cuando Blanco Bravo se dio cuenta del tipo de personajes que tenía a su lado, marco distancia y los expulsó del ayuntamiento. Los operadores del rompimiento fueron el Secretario Técnico José Manuel Sanz y el conductor de radio Juan José Arrese.

Ahí comenzó una guerra interna que hoy sigue dando de que hablar. Al principio Julio y Roberto guardaron silencio, amenazaron en privado y buscaron una reconciliación económica. Cuando vieron que el delantero no se doblaba comenzó la batalla de memes (su especialidad) y luego un ataque abierto que incluyó la difusión de documentos que tienen que ver con la residencia del jugador y el contrato que habrían firmado para que fuera candidato.

Hoy los hermanos Yáñez hablan de irregularidades, de abusos, de corrupción, de ilegalidades, de complicidades… “Salió más ratero que los políticos” dice Roberto al referirse a Cuauhtémoc, sin reparar que en esta historia de corrupción ellos son cómplices y creadores del monstruo.

Entendamos algo: Cuauhtémoc Blanco es un hombre que no sabe nada de administración pública, es un tipo al que maneja totalmente José Manuel Sanz y que recientemente se ha entregado a los brazos del gobernador a través de su hijastro Rodrigo Gayosso. Al futbolista no le interesa la ciudad, no le preocupan sus problemas y le tiene sin cuidado su gente. Blanco sigue en el cargo por que no le quiere dar a los Yáñez el gusto de renunciar, pero es evidente que la encomienda constitucional le resulta incómoda y las responsabilidades que conlleva le son sumamente molestas.

Frente a Blanco Bravo hay dos personajes que son peores: Julio y Roberto son advenedizos de la política, piensan que el ejercicio de poder es un negocio personal y siempre quieren hacer dinero de la actividad pública. Ninguno de los dos tiene vocación de servicio, ni futuro electoral ni mucho menos cerebro. La forma como atacan al alcalde, mostrando expedientes que ellos mismos concibieron y denunciando ilegalidades que son de su autoría, confirman que algo anda mal en la cabeza de ambos personajes.

Lo que pasa hoy en la capital es una horripilante mezcla de compromisos incumplidos, parches políticos y ocurrencias personales. El primer ayuntamiento lo armaron los Yáñez con una visión personal (cualquiera que sea) y un objetivo económico (así lo denunció Cuauhtémoc). Tras la salida de los dueños del PSD en el ayuntamiento comenzó un severo ajuste con muchos cambios sugeridos por los nuevos asesores del presidente; el resultado es una extraña amalgama que conjuga parte de los Yáñez, parte de Gayosso, parte de Arrese, parte de Sanz, parte de Meade y algo del trienio pasado.

Hacia afuera las consecuencias de todo lo anterior son obvias: la ciudad se encuentra en una situación crítica en materia financiera, deteriorada en su infraestructura, atrasada en sus servicios e insegura por todos lados. Cuando los hermanos Julio y Roberto Yáñez padroteaban la ciudad no había proyecto de gobierno; hoy tampoco.

¿Qué se puede esperar para una ciudad en donde los conflictos personales se mezclan con incapacidad profesional, falta de rumbo y crisis económica? ¿Cómo puede Cuernavaca salir adelante de los conflictos históricos que arrastra cuando su titular no está aquí, no conoce la ciudad ni hace nada porque la situación se recomponga? ¿Hasta donde podrá llegar el municipio sin colapsar?

  • posdata

Un grupo de abogados presentó el lunes pasado una solicitud de juicio político en el congreso de la unión en contra del gobernador Graco Ramírez y los diputados de Morelos. Las causas de dicha petición son las faltas cometidas por el gobierno de Nueva Visión en materia de derechos humanos, derivado de las terribles omisiones e irregularidades cometidas en la inhumación de cuerpos en las fosas de Tetelcingo.

Contra los diputados el fundamento de la petición son las violaciones a los derechos humanos en materia de democracia y el principio de progresividad al haber eliminado de la constitución la figura de Revocación de Mandato.

Los abogados presentaron en el Senado de la República un documento solicitando la creación de una Comisión de la Verdad para Morelos. La petición a los senadores se basa en 4 puntos, explican los abogados:

  1. Inseguridad: Graco Ramírez prometió resolver los problemas de inseguridad y violencia en 18 meses y no sólo no cumplió; hoy Morelos ocupa uno de los primeros cinco lugares del país en los cinco delitos de alto impacto (Secuestro, extorsión, violaciones, robo con violencia, ejecuciones).
  2. Nepotismo: El gobernador tiene trabajando dentro de su gabinete a su esposa, a su ex esposa, a su nuera y a un número importante de familiares que ocupan puestos clave y devengan altos salarios.
  3. Fosas de Tetelcingo: La CNDH ha confirmado que en la actuación de las autoridades hubo graves violaciones a los derechos humanos, a la dignidad de las víctimas, a la verdad y al acceso a la justicia de los familiares de las víctimas.
  4. Otras fosas: Existen otras fosas como las de Tetelcingo en Jojutla y Chamilpa; en ambos casos se presume la comisión de delitos y violaciones graves a los derechos humanos.

El de los abogados es un nuevo frente que se abre en contra del gobernador Graco Ramírez. La actuación de este grupo de profesionistas es independientemente de la agenda de la Coordinadora y el Frente Amplio.

Cada día este gobierno hace amigos nuevos.

  • nota

Dos noticias comienzan a aparecer en el escenario panista morelense:

La buena es que a dos años de distancia, el partido azul comienza a mostrar signos de vida y posibilidades reales de recuperar la gubernatura, la capital y varios espacios de poder en la tierra de Zapata.

La mala (para el PAN) es que nuestro estado puede volverse moneda de cambio en el acuerdo nacional y la dirigencia que encabeza Ricardo Anaya estaría dispuesta a ceder Morelos al PRD a cambio de que el Sol Azteca se sume a una alianza presidencial.

Si este segundo escenario se concreta, en Morelos habría una alianza PAN-PRD con candidato amarillo a la gubernatura; muy probablemente el abanderado sería (dicen) Rodrigo Gayosso Cepeda.

Será interesante ver cómo avanzan estas negociaciones y, en su caso, cómo reaccionará el panismo y los simpatizantes del blanquiazul. Como consecuencia de un acuerdo nacional, el PAN en Morelos se puede pintar color Amarillo-Graco.

  • post it

La expresión es cotidiana y cada día se vuelve más cierta: todo lo que toca Gayosso se echa a perder. La crisis en la cámara de diputados comenzó cuando el dirigente del PRD se puso a operar en el congreso: el hijastro compró voluntades, dividió los grupos, pero al hacerlo también descompuso la estabilidad interna y generó ingobernabilidad.

Lo mismo ocurrió en Cuernavaca: era evidente que la relación entre Cuauhtémoc Blanco y los hermanos Lelos iba a fracasar como consecuencia del carácter y las ambiciones de todos ellos, pero la intervención de Rodrigo Gayosso en el municipio provocó que las cosas explotaran, que ambos grupos emprendieran una guerra sin cuartel y al hacerlo pusieran a la ciudad en crisis.

Detrás de Cuauhtémoc Blanco, José Manuel Sanz y Juan José Arrese, está Rodrigo Gayosso; detrás de Julio y Roberto Yáñez también está Rodrigo Gayosso.

Lo dicho: el joven dirigente perredista se ha convertido en un experto en descomponer todo lo que toca.

  • redes sociales

Por más esfuerzos que hacen y no obstante toda la publicidad que compran, los estrategas de Graco no pueden revertir la opinión pública en las redes sociales.

Si en lugar de maquillar la verdad y tratar de disfrazar la realidad, se pusieran a arreglar los problemas y a dialogar con los ciudadanos, otra historia estaríamos viendo.

La nueva estrategia de comunicación volvió a fracasar.

Comentarios para una columna sonriente: eolopacheco@elregional.com.mx

Twitter: @eolopacheco www.facebook.com/Eolopachecomx

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