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Entre recortes y quiebra técnica

 

 

Entre recortes presupuestales decretados por el Presidente Peña Nieto y la quiebra técnica por el “lastre” que significan los jubilados –los de la élite dorada-, Morelos terminará 2016 y empezará 2017 con un enorme reto a cuestas. ¿Sin más de dónde exprimir a la entidad se marchará ya el desgobernador?

Lamentablemente, la respuesta es NO.

Hay que tener cuidado con lo que se avecina:

1.- Los legisladores federales morelenses están desplegando su mejor esfuerzo por corregir el entuerto presupuestal que, insensiblemente, en aras de la estabilidad macroeconómica, el Presidente Peña ha decretado para todo el país y, eventualmente, se han comprometido a corregirle la plana a favor de la sociedad.

2.- No obstante, los diputados federales deberán cuidarse de que, en aras de favorecer a los diversos sectores sociales morelenses, no de fondo estén llenando las arcas y los bolsillos de Graco Ramírez para continuar sus negocios.

3.- Los programas y recursos que los legisladores consigan mantener y ampliar para la entidad deberán estar bien etiquetados, para impedir que, como hasta ahora, el mandatario y compañía dispongan discrecionalmente de ellos para obras que no impactan directamente en beneficio social. Omito el listado, porque todos las conocemos.

4.- Veremos con qué “cariño” trata la federación al desgobernador en tiempos de crisis económica, en el antecedente de que igual que hace el tirano aquí con los ayuntamientos, la mejor manera que tiene el Gobierno de la República para exigir incondicionalidad es doblegar a través del presupuesto.

5.- El problema para Graco es que, en bloque, los perredistas están defendiendo principalmente los recortes que se hace a la capital de la República, también desgobernada por Miguel Ángel Mancera. Hay que ver la mesura y hasta la justificación al Presidente con la que se refiere al tema Graco para percatarse de que uno de los 12 a la mesa mucho hace mete la mano en el mismo plato en contra del partido que lo posicionó.

6.- De fondo, la sociedad resultará la más afectada debido a que los ingresos tanto en las arcas estatales como en las municipales no han aumentado significativamente en cuatro años, por lo que la dependencia y subordinación al centro sigue siendo la constante.

7.- De la definición del presupuesto federal para Morelos depende también la planeación para el año venidero, las obras en proceso y las que eventualmente se emprenderían. Por eso, habrá que revisar con lupa a los legisladores locales durante las negociaciones, en el antecedente de que no son paladines de la transparencia.

8.- Lo propio aplica a los ayuntamientos. Por una parte, que efectivamente las participaciones lleguen a tiempo, al margen de la simpatía o no con el tirano hoy en el poder local. Y, además, vigilar que los recursos se apliquen en los sectores y programas de mayor impacto social.

9.- Y el tema de las pensiones, ese al que ningún gobierno quiere entrarle, pesa tanto como el de los laudos, y hasta ahora nadie ha dicho “esta boca es mía”. Si los alcaldes que se fueron estuviesen obligados a pagar por los despidos injustificados que llegaron a juicio y se perdieron, y si se hiciese una revisión de las pensiones doradas para aplicar el principio juarista en torno a la racionalidad y justicia sobre los emolumentos, habría un mejor margen de maniobra. Pero Graco y compañía no pueden atentar contra sus pensiones dentro de dos años que se vayan.

Debido al acorralamiento económico al que nos han llevado los gobiernos, como nunca la sociedad está obligada a velar por la correcta definición del presupuesto, su focalizada aplicación y la transparencia en su manejo.

Hoy la sociedad está mejor organizada.

Manos a la obra…

 

 

 

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