¿Por qué, para qué y quién mató al juez?
Las preguntas parecen ociosas. No lo son y, más bien, parecen la punta de la madeja para buscar, capturar y castigar a los presuntos responsables, sean los autores intelectuales o los autores materiales.
Y es que podrán decir misa, pero el asesinato de Vicente Bermúdez Zacarías, juez quinto de distrito de amparo y juicios civiles federales en el Estado de México —ejecutado por la espalda en un fraccionamiento de Metepec—, no es un crimen cualquiera; no es el asesinato de otro juez.
No, en realidad son muchos los indicios de que se trató de una venganza bien planeada, mejor organizada y perfectamente ejecutada. Claro, salvo un pequeño detalle: el video que deja ver a los matarifes y el momento en que por la espalda uno de ellos le dispara en la cabeza al juez.
¿Por qué matar a un juez? ¿Para qué matar a un juez? ¿Quién ordenó matar al juez?
1.- A partir de los hechos se puede suponer que el juez Bermúdez Zacarías no sería parte de componenda alguna. ¿Y por qué el supuesto? Porque un juzgador que se sabe parte de alguna trama ilegal no sale a correr a un lugar público o, por lo menos, lo acompañan escoltas.
2.- En el caso del juez Bermúdez Zacarías, al momento del atentado no contaba con las medidas de protección asignadas, pese a los graves casos que llevaba.
3.- En los tres años recientes, en los que se desempeñó como juez de distrito y amparo, conoció demandas contras jueces corruptos —federales y locales—, y decretó el arraigo de Abigaíl González Valencia, El Cuini, uno de los líderes del cártel de Jalisco Nueva Generación.
4.- Además, Bermúdez Zacarías participó directamente en la suspensión de la extradición de Joaquín El Chapo Guzmán y trabajó en un juzgado especializado en arraigos, cateos e intervención de comunicaciones privadas que operan de manera casi secreta en instalaciones cerradas al público.
5.- También revisó y desechó —por incompetencia— la demanda de amparo para frenar la orden de aprehensión contra el propietario del diario Unomásuno, Naím Libién Kaui, por presunta defraudación fiscal.
6.- A partir de lo anterior se puede presumir que una de las principales líneas de investigación pudo ser la venganza. ¿Por qué? Porque el juez Bermúdez Zacarías traía “muchos fierros en la lumbre”. Es decir, que sus decisiones judiciales afectaron o afectarían a “peces gordos”, de esos que mandan matar.
7.- Y si el móvil de matar al juez Bermúdez fue por venganza, porque actuó en dirección contraria a un fuerte interés, el mensaje es para el resto de la cadena de impartición de justicia. Es decir, que el modo, el momento y el lugar responden a la segunda pregunta. ¿Para qué ejecutarlo de esa manera?
8.- “Vean y escuchen lo que pasa a los jueces que no colaboran”, podría ser el mensaje del o los autores intelectuales. Dicho de otro modo, que el juez habría sido asesinado por venganza, pero ejecutado de manera pública, fuera de su casa y en Metepec, como parte de una estrategia de terror al Poder Judicial.
9.- ¿Quién lo mató? Por un lado, parece claro que quien tiene dinero para montar una estructura de vigilancia y seguimiento por semanas o meses; alguien que paga para espiar, perseguir y para matar. Y, por otro lado, alguien que desde dentro del Poder Judicial conocía santo y seña.
10.- Lo cierto, sin embargo, es que la ejecución del juez Bermúdez es un mensaje criminal que cruzó sin problemas los altos muros de Los Pinos; que se metió a San Lázaro y a Reforma —las sedes del Poder Legislativo—, y que debe hacer reaccionar a quienes trabajan en el Poder Judicial. Es un mensaje nada promisorio para 2018.
Mensaje de animal grande, que pisa fuerte.
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