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PUNTO Y APARTE

* REVELA VERA “TOP SECRET”   

Entrevistado anteayer por “Enfoque Noticias”, el rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Alejandro Vera Jiménez, negó que su salario y el de Javier Sicilia Zardaín, secretario de Comunicación de la misma institución, sean excesivos, aunque superan en mucho los 100 mil pesos mensuales. Lo he expresado anteriormente y hoy lo reitero: esas percepciones no las tiene ni Obama (parafraseando a AMLO). Entrevistado por dicho medio informativo en la Cámara de Diputados, a donde acudió para firmar un convenio con Javier Bolaños Aguilar, presidente de la Mesa Directiva de ese cuerpo colegiado, Vera Jiménez titubeó al desglosar sus ingresos catorcenales y los de Sicilia, su fiel cancerbero y guía espiritual. Chequen ustedes: “Su salario como secretario (se refería al controversial poeta) ronda alrededor de (…) a ver, se lo voy a decir, como 10 mil pesos menos que el mío, que son de alrededor, 50 mil pesos mi salario, yo recibo neto como 52 mil o algo así, la cantidad”. El reportero insistió y preguntó si su sueldo como rector es de 100 mil pesos, a lo que Vera respondió: “Tenemos una compensación, pero es una compensación que tiene que ver con un recurso que se da por funciones académicas y por funciones administrativas, que ronda, el mío, en 40 mil pesos, una cosa así, un poco más. Es decir, yo recibo 90 mil pesos netos, y Javier andará como en 70 mil pesos”. Sin embargo, el mentirosillo rector universitario nunca precisó que esos descomunales ingresos son catorcenales.

Varias veces he publicado aquí el grave despilfarro acaecido en la UAEM durante la administración de Vera mediante ofensivas remuneraciones catorcenales y erogaciones insertadas en el rubro de “compensaciones”, que en realidad constituyen la tan llevada y traída “nómina secreta”, la cual ya no lo es tanto. Y fue el mismísimo rector el encargado de develar el delicado asunto. Así las cosas, y para quienes no conocen todavía lo que mes a mes se embolsan Vera Jiménez y Sicilia Zardaín, va de nuevo la explicación en detalle. El rector percibe cada catorcena una remuneración de 49 mil 631 pesos 13 centavos, y la compensación de 45 mil pesos en igual lapso. Total: 94 mil 631.13 pesos cada 14 días y 189 mil 262 pesos 26 centavos mensualmente. Ese nivel de ingreso, insisto, no lo tiene ni el Presidente Obama. Por su parte, Javier Sicilia, quien además de ser secretario de Comunicación de la UAEM es vocero del Frente Amplio Morelense (FAM), recibe una remuneración catorcenal de 42 mil 99 pesos 70 centavos, más la compensación de 40 mil pesos en el mismo lapso. Total: 80 mil 99 pesos 79 centavos cada 14 días y mensualmente la nada despreciable cifra de 164 mil 199 pesos 40 centavos. ¿Pueden imaginarse ustedes, gentiles lectores, recibiendo cada catorcena los 80 mil 99 pesos que se embolsa el actor, activista social, poeta venido a menos, payaso y todo lo que ustedes gusten y manden?

En el mismo contexto y como confirmación de que Sicilia es “El Chile de Todos los Moles”, este lunes se reunió con los presidentes de las comisiones de Justicia y Derechos Humanos del Senado (Fernando Yunes y Angélica de la Peña, respectivamente) a quienes entregó siete observaciones al proyecto de dictamen de reforma a la Ley General de Víctimas. El funcionario de la UAEM, que anualmente le birla a la sociedad morelense una cantidad millonaria, entregó las propuestas a nombre del Colectivo de Víctimas y organizaciones de la sociedad civil, entre las que resalta la autonomía de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) cuyo presidente, Julio Hernández Barros, es su cuñado. Conclusión: la lucha de Sicilia a favor de las víctimas es loable y pudiese ser legítima, pero la lleva a cabo utilizando a la UAEM como soporte institucional. Saca raja política y personal con los recursos universitarios, que son cuantiosos en su caso muy particular, según ha quedado comprobado.

Vayamos a otra cosa. El presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, estuvo ayer en Cuernavaca para encabezar un encuentro con “la militancia” tricolor. El escenario fue el hotel “Villa Béjar”, sito en la avenida Domingo Díez de Cuernavaca, a todas luces insuficiente para albergar a quienes querían conocer y tocar al ex director de la CFE, hoy metido de político. “Clavillazo” Ochoa, durante su discurso, descubrió “el agua tibia”: que los priístas de Morelos están divididos, lo cual seguirá llevándolos a derrotas electorales. Es evidente que “Clavillazo” no conoce a la clase política tricolor de Morelos, ni tampoco ha recibido informes correctos sobre la misma por parte del delegado especial del CEN del PRI, Fernando Charleston Hernández, quien está más dedicado a evadir alguna orden de aprehensión (fue secretario de Finanzas del ex gobernador veracruzano Javier Duarte), que en ponerse a conseguir la anhelada cohesión dentro del PRI-Morelos. Es más: todo indica que el tal Charleston, quien no sirve para nada, será cambiado de un momento a otro por alguien con mayor capacidad conciliatoria y capacidad de convocatoria.

Y a propósito del divisionismo priísta recordaré cuando José López Portillo, siendo en 1976 candidato presidencial del PRI, declaró: “Encuentro a Morelos muy dividido”. Desde luego, aquel divisionismo prevalecía entre la clase política del Revolucionario Institucional, canibalismo que no ha cambiado. El 26 de abril de 2005 me referí oootra vez a esa problemática, bajo el siguiente tenor. El delegado general del CEN del PRI era Flavino Ríos Alvarado, hoy gobernador sustituto de Veracruz. El PRI-Morelos se enfrentaba a una de sus peores etapas de divisionismo, dentro del contexto para relevar a Maricela Sánchez Cortés en la presidencia del CDE. Había 11 aspirantes al cargo entonces ocupado por la controversial fémina, quienes no podían ponerse de acuerdo para escoger al relevo definitivo. Y en aquel tiempo estaban sobre el escenario personajes de hoy: Manuel Martínez Garrigós, Mario Luis Salgado, Guillermo del Valle, Víctor Saucedo y Francisco Moreno, entre otros. El colmo era que ¡Flavino Ríos estaba peleado con Maricela! Etcétera, etcétera. Conclusión: a los priístas de Morelos no se les da la cohesión, la solidaridad, la disciplina, la institucionalidad y el respeto a los documentos básicos. Con mucha frecuencia utilizan la traición, el golpe bajo, la mentira, la crítica a sus propios compañeros, siempre en aras de conseguir hueso. Este es el quid del asunto: los “cuadros” tricolores siempre se sienten más chingones que los demás. En fin.

En distinto orden de ideas comentaré lo siguiente. Que Cuernavaca finalmente vaya a implementar el alcoholímetro es una buena noticia. Las bases legales para ponerlo en marcha fueron aprobadas en la recta final de la legislatura anterior, en 2015, impulsadas por la perredista Lucía Meza, pero apoyadas por legisladores de todos los partidos. El objetivo del alcoholímetro es evitar que la combinación de alcohol y volante se traduzca en accidentes y muertes. A eso, según la lógica, nadie se puede oponer. Pero los restauranteros y los antreros, cuya economía se ha visto afectada por la inseguridad, sí se han opuesto hasta lograr que las autoridades, antes de implementar el programa, se sienten a negociar con ellos. Esas negociaciones están por culminar y las autoridades de la ciudad anunciarán finalmente cómo funcionará. ¿Habrá “Torito”? Ya veremos.

Comerciantes del primer cuadro de Cuernavaca protestaron una vez más ante una serie de condiciones que aseguran se les traducen en bajas ventas, pérdidas económicas y eventual cierre de negocios y quebranto de empleos. Bajaron las cortinas para exigir más seguridad, alumbrado público, bacheo, reapertura de la calle Guerrero al tránsito vehicular y erradicación del comercio informal, que impide que sus potenciales compradores caminen por las banquetas de las calles del centro de la ciudad y les representa una competencia desleal. El secretario de Economía, Juan Carlos Salgado, pareció responder a las quejas de los comerciantes cuando por la mañana aludió a la necesidad de que gobierno y sociedad mantengan la comunicación y actúen en conjunto. Falta que el Ayuntamiento se dé por aludido por los señalamientos de falta de servicios públicos. A ver.

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