“¡Te pareces tanto a mí…!” Serenata de AMLO a Trump
Según Diego Gámez Espinosa, estudioso de la lengua, el mexicanismo “no manches” es una expresión de sorpresa y/o admiración. También se emplea como una forma no vulgar del clásico “no mames” y/o “no mamar”.
También de acuerdo con Gámez Espinosa, el origen de la expresión pudo ser una deformación del éxito musical de oaxaqueño Álvaro Carrillo, titulado “Eso”, que dice en un fragmento de su letra: “¡Si ya no me quieres, al menos no mientas, ni manches tu vida…!”.
Otros autores identifican el “no manches” como una variante del también mexicanismo “no chingues”, empleado como sinónimo de no molestes o no fastidies.
Y vale el ejercicio porque el culto y puntual candidato presidencial ilegal, Andrés Manuel López Obrador, nos regaló otra de sus joyas de estadista. En un tuit se quejó de que lo comparan con el impresentable Donald Trump, candidato presidencial que en el tercer debate de la contienda presidencial de Estados Unidos —y la tercera derrota al hilo frente a la señora Clinton—, copió al carbón una de las joyas discursivas del más añejo de los presidenciables mexicanos.
Dijo Trump, a pregunta del moderador del debate, si aceptará el resultado electoral: “Lo veré en su momento, pero lo que he visto hasta ahora es muy malo”, acusando un posible amaño a favor de Hillary Clinton.
Es decir, Trump, igual que AMLO, adelanta que desconocerá el resultado de las elecciones.
Por eso —y luego de una montaña de memes que hacen ver a AMLO igual a Trump—, López Obrador respondió con el brillante “no manchen”, es decir, “no mamen”, “no mamar”, “ no chinguen”, o lo que signifique el enojo del tabasqueño.
Pero el que mejor retrata esas gotas de agua que son AMLO y Trump, es otro éxito musical, ahora de Juan Gabriel: “¡Te pareces tanto a mí… que no puedes engañarme…!”.
¿Lo dudan?
1. No conforme con poner en duda el resultado de la elección, Trump fue más puntual y se aproximó más a AMLO. Dijo: “Reconoceré el resultado, solo si gano”.
2. Como todos saben, durante las campañas presidenciales y mucho antes de las elecciones de 2006 y 2012, López Obrador alegó un fraude. Igual que desde hace semanas pregona Trump.
3. AMLO, igual que Trump, es un experto en mandar al diablo las instituciones. Durante el tercer debate, la señora Clinton demostró que Trump descalifica las instituciones “y denigra la democracia”.
4. Como si se tratara de una lección aprendida, tanto Trump como López Obrador encuentran en los medios de comunicación un chivo expiatorio. Así como AMLO acusó una campaña de Televisa en su contra, Trump denunció a los “medios corruptos” como el New York Times por “difamarlo”.
5. Otra calca es el discurso de Trump y López Obrador, quienes pintaron un panorama caótico: pobreza, desempleo, inseguridad... para asegurar que con su llegada al poder, todo se arreglará. Se trata de un clásico del populismo.
6. Otro signo claro del populismo es que Trump y López Obrador no ven soluciones sino que señalar culpables: el primero a los migrantes y el segundo a “la mafia del poder”.
7. Ninguno de los dos reconoce a sus rivales como oponentes dignos y los tachan como lo peor del mundo: anoche, Trump dijo que Clinton es “repugnante”; por su parte, López Obrador califica a sus detractores de “corruptos”, “ratas”, “cochinos” y “marranos”.
8. Los dos emplean un discurso nacionalista y rehuyen a la relación con el extranjero. Así como Trump propone renegociar el TLCAN porque “solo beneficia a México”, López Obrador ha dicho que el acuerdo comercial solo trajo desempleo al país.
9. A los dos se les compara con personajes políticos no gratos para su país; mientras en Estados Unidos ven similitudes entre Trump y Vladimir Putin, en México a López Obrador se le comparó —en su momento— con Hugo Chávez.
10. Trump perdió el apoyo de muchos miembros republicanos. Hoy, AMLO perdió al PRD, al PT, al Movimiento Ciudadano y hasta a la CNTE.
La serenata de Trump a AMLO y de AMLO a Trump.
“¡Te pareces tanto a mí…!”.
Al tiempo.