Pese a presumir en todo de ser “amigo” (gobierno amigo, obra amiga, brigada amiga, parque amigo) el presidente municipal de Jiutepec, Manuel Agüero Tovar, se está quedando solo. Pero no sólo eso, las palabras traición, corrupción, saqueo, voracidad, fraude, mentira, carrancear y similares, comienzan a caracterizar a su gobierno. Su falta de compromiso y el nulo valor que le da a su palabra lo han alejado de muchos de quienes lo apoyaron desde su etapa de legislador federal, luego local y en su campaña electoral más reciente. Ya como presidente municipal, corrió a varios burócratas que lo apoyaron en campaña y a otros les negó un lugar; misma situación ocurrió con proveedores y empresarios. También rompió ya con quienes trabajó en fórmula electoral: los diputados local y federal, Eder Rodríguez y Javier García, respectivamente. En el PRD se alejó de los graquistas para encontrar acomodo con el grupo Galileo, a quienes ya traicionó. Se ha alejado incluso de integrantes de su núcleo familiar, regidores y amigos de toda la vida, que no entendieron a tiempo que hoy Manolo sólo es su nombre promocional, ya que ahora le da más valor a la complicidad y negocios, que a su palabra y futuro político.