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Anaya, como AMLO: “¡denme por muerto!”

 

¿Quién, en su sano juicio, puede creer que Ricardo Anaya, el presidente nacional del PAN, habla en serio cuando dice que en 2018 lo den por muerto?


La respuesta es que nadie le cree —o pocos ingenuos—, ya que están a la vista de todos las tercas evidencias: el abusivo uso de spots, el espectacular despliegue de su figura como “PRESIDENTE” en encuentros con militantes en los estados y la exposición selectiva y a modo, en entrevistas y debates, para cuidar su “imagen presidencial”.

Ricardo Anaya puede decir misa, puede jurar y perjurar que no aspira a ser candidato presidencial, pero todos los indicios de su activismo apuntan en dirección opuesta. Es decir, hace todo por apoderarse de la candidatura presidencial del PAN por los medios que sean, incluso la traición a la doctrina y la cultura panistas.

La mejor prueba de que nadie le cree es que tanto gobernadores de filiación panista como “militantes distinguidos” del PAN hicieron pública “la rebelión en la granja azul”, que adelantamos aquí el pasado domingo.

Es decir, primero un grupo de gobernadores y luego pesos pesados del PAN le exigieron a Ricardo Anaya terminar con la simulación de dirigente y precandidato presidencial, y le pidieron que —por la unidad y la congruencia del partido— decida por una o por otra de las alternativas.

Incluso, en la misiva que un grupo de panistas de prosapia difundió la tarde del domingo pasado, comparan el abuso de Anaya con el uso abusivo de los spots de Morena, por parte de Andrés Manuel López Obrador, con el cuento de que el presidente es “vocero” partidista.

Dice el texto: “No existe un solo presidente de partido —ni siquiera el tan criticado presidente de Morena— que haya aparecido en tal cantidad de spots de radio y televisión en un solo año”.

Y es que, le dicen en tono severo: “la responsabilidad de dirigir Acción Nacional es absolutamente incompatible con la pretensión de construir un proyecto político como aspirante a la presidencia de la República, porque quien debiere fungir como armonizado y árbitro de aspiraciones se convierte en factor de tención, inequidad y de abuso de poder”.

Por eso, los “militantes distinguidos” exigen a Anaya decidir entre la presidencia del partido y la candidatura presidencial. El ultimátum es igual de inédito que el despropósito y las ambiciones sin límite de Anaya. Y, también por eso, los militantes distinguidos del PAN le piden definir su situación para, en su caso, iniciar el proceso de renovación del partido.

Dicho de otro modo: los panistas invitan al presidente del partido a dejar la dirigencia, de lo contrario, será echado. Sin embargo, y a pesar de la severidad de la carta pública, Ricardo Anaya parece no haber entendido nada. ¿Por qué?

Porque como ya es su costumbre, siguió las enseñanzas del que parece su mentor e ideólogo, Andrés Manuel López Obrador. Y es que el jefe del PAN respondió con el clásico “que lo den por muerto”; simulación socarrona que utilizó AMLO para engañar con la verdad, tanto en los previos de 2006 como de 2012.

Pero no es la primera vez que Anaya sigue los pasos y enseñanzas de AMLO. El 14 de octubre aquí documentamos las razones por las que Ricardo Anaya es “el mejor alumno de López Obrador”.

1. AMLO llegó al primer círculo del PRD —luego de salir del PRI— gracias a sus méritos para “el cultivo yucateco”. Era el más fiel servidor de Cuauhtémoc Cárdenas. Por su parte, Ricardo Anaya hizo exactamente lo mismo con Gustavo Madero.

2. Como jefe del PRD, AMLO se convirtió en el rey absoluto, y siempre uso todos los spots para su promoción. Lo mismo hizo en Morena. Anaya hizo exactamente lo mismo.

3. AMLO cometió parricidio político contra Cárdenas. Anaya cometió parricidio político contra Madero.

4. Ya dueño del partido y del poder, AMLO se adueñó de la candidatura presidencial y a las críticas respondió con el clásico: “denme por muerto”. Anaya dijo que lo den por muerto para 2018.

Cada partido tiene el frankenstein que se merece.

Al tiempo.

 

Ámbito: 
Nacional
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