Duarte y Padrés ¡no tienen madre!
¿Por qué razón se dieron a la fuga?
¿Por qué los señores Guillermo Padrés y Javier Duarte —en su momento gobernadores de Sonora y Veracruz— dieron la espalda a la justicia federal?
¿Por qué llegar al extremo de exhibir y exponer a sus familias —esposas, hijos y padres— al escarnio público, al ridículo y la burla generalizada?
Algunos dirán que huyen por ladrones, otros opinarán que Padrés y Duarte no creen en la justicia y que son inocentes. Y no faltarán aquellos que imaginen que prefirieron el ocultismo porque, en el fondo, son víctimas de una persecución política.
Lo cierto es que los señores Duarte y Padrés no tienen madre. ¿Por qué?
Porque confirman lo que todos los ciudadanos saben: que el derecho y la justicia tienen precio, se compran y se venden, y que para los hombres del poder la mejor salida es la simulación.
Duarte y Padrés simularon que enfrentarían la justicia, simularon que sus partidos hacían el trabajo necesario contra la corrupción y la impunidad y siguen simulando desde algún lugar oculto, porque creen que llegará un arreglo político, una negociación y el perdón.
En el fondo, sin embargo, el mensaje que mandan Duarte y Padrés es que no creen en la justicia y que no les importa el respeto a las instituciones. Y si dos ex gobernadores no creen en la justicia y no respetan la ley, qué esperan los ciudadanos de a pié.
Demoledor, el mensaje es que en México es más rentable escapar de la ley y apostar por la impunidad, el "cochupo" y la negociación siempre por debajo de la mesa.
Lo cierto es que el priista Duarte y el panista Padrés no solo ofenden a los ciudadanos, a las instituciones y a la democracia en general, sino que confirman que ante la transa y la corruptela no hay nada ni nadie en qué creer. ¿Por qué?
Porque si los servidores públicos del más alto nivel no creen en la justicia
—justicia que impartieron en sus estados cuando eran gobernadores—, y si esos servidores públicos dan lecciones de escapismo, impunidad y burla de la ley, entonces todo está perdido.
Entonces tiene sentido la voz popular que grita enojada: "¡No tienen madre!", cuando se refieren a Duarte y Padrés.
Pero que nadie se equivoque. La lección de que es más rentable escapar y negociar, que enfrentar la ley, no es exclusiva del priista Duarte y del panista Padrés.
No, según distintos audios revelados por El Universal, el vocero de AMLO, el señor César Yáñez, intentó —sin suerte— exactamente lo mismo que Duarte y Padrés. Como saben, la pareja del hombre más cercano a AMLO cometió un escandaloso fraude. Y con todo el apoyo de su jefe —de AMLO—, César Yáñez trató de negociar la libertad de su novia mediante el arreglo político en el que intervinieron santones del poder priista —hoy con el rostro pintado de morenos—, como Manuel Bartlett. Y ahí están los audios, para quien lo dude.
Es decir, la impudicia, la ofensa a la ley, a la justicia, a las instituciones y a los ciudadanos no son propiedad de Javier Duarte y de Guillermo Padrés, sino también son moneda de curso corriente en la Morena de AMLO y de los prohombres de la dizque "honestidad valiente".
Pero el "¡No tienen madre!" también se extiende a PRI, PAN y Morena. En el PRI llevaron al extremo de la risa loca la simulación del juicio contra Javier Duarte. Como era natural, Duarte no llegó a la Comisión de Justicia Partidaria. Y, con ello, avaló su expulsión. ¿Algún ingenuo pensaba que se presentaría?
La simulación fue idéntica en el caso del PAN. Y es que 24 horas antes, la Comisión Anticorrupción de los azules montó la misma farsa. ¿Y qué pasó? Que Padrés no llegó. Y de Morena, ya ni hablar, las raterías que pretendió ocultar César Yáñez fueron calificadas de "un asunto privado". Linda manera de engañar "al respetable".
Es decir, primero les dan todas las facilidades para la transa y el escape y luego montan el circo de la justicia partidista.
En efecto. ¡No tienen madre!
Al tiempo.