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VIDA POLÍTICA

EL DEFICIENTE Y DELINCUENCIAL TRANSPORTE PÚBLICO

Hace 30 años, el gobernador Lauro Ortega Martínez decidió conformar un transporte colectivo digno, barato y de utilidad para la sociedad del estado, sin embargo, actualmente está convertido en un lastre social usado para fines más electorales.

Las ambiciones de un puñado de concesionarios han superado al viejo y hoy olvidado “pulpo camionero”, que los morelenses reclamaron al mejor gobernante en la historia de Morelos, hasta nuestros días, y quien tuvo los oídos abiertos para escuchar y resolver las demandas.

Lauro Ortega Martínez conformó el servicio colectivo con los verdaderos trabajadores del volante, que a la postre serían explotados por flotilleros y sin tener una sola prestación social.

Pero el objetivo de conformar un servicio de transporte en beneficio de la sociedad quedó en un viejo recuerdo, ahora es el principal enemigo de toda una sociedad y manipulado hacia intereses ajenos que no son los del estado.

Lo peor, es que la lejanía del gobierno estatal con el pueblo pretende hacer de un negocio particular manejado por la empresa Pullman de Morelos sean quienes aprovechen el negocio llamado “Morebus”, sin llegar a socializar el tema.

Es cierto que hoy en la entidad es necesario un transporte alternativo, barato, digno, de calidad y capaz de responder a las demandas sociales, que no es la propuesta que trae el Morebus y que solamente busca un beneficio hacia una sola familia, como pasa actualmente con el Poder Ejecutivo.

El problema del transporte público con itinerario fijo y sin este es que son excesivamente limitados los asesores en la materia del gobierno estatal y, especialmente, de la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMyT) para opinar sobre un asunto por el que reciben miles de pesos.

La pésima calidad del transporte público y sus excesos ha provocado que en los últimos 20 años, el número de vehículos particulares tenga un incremento del 300 por ciento, que al momento colapsa el tráfico en la zona centro del estado.

En números precisos de menos de 100 mil vehículos particulares y de interés social que circulaban en Morelos, actualmente hay más de 450 mil siendo en su mayoría los personales.

Uno de los principales sustentos que las familias o individuos que decidieron adquirir un auto nuevo y dejar de utilizar el servicio público fue la inseguridad, los constantes asaltos en el transporte colectivo y por parte de algunos taxistas hacia sus usuarios.

Por citar un dato del Instituto Nacional de Geografía y Estadística, en el transporte colectivo, nueve de cada 10 usuarios han sido, cuando menos, víctimas de tres asaltos.

Mientras, en los taxis siete de cada 10 usuarios han sido asaltados dentro de las unidades, de los que cuatro de cada 10 por los mismos choferes que están constituidos en verdaderas bandas del crimen organizado.

En resumen, la sociedad exige un servicio realmente que le proporcione seguridad sin importar el costo, pero al mismo tiempo que tenga la capacidad de aminorar sus tiempos de arribo a sus destinos, porque todos dependen de los momentos del chofer.

La explotación dentro del transporte público cada vez es mayor, porque el único beneficiado es el propietario de la unidad y la concesión que le fue otorgada bajo intereses electorales y meramente partidistas.

Es muy amplio el tema sobre la incapacidad del transporte para responder a las demandas de sus usuarios, más cuando los propietarios del mismo están convertidos en verdaderas mafias y una delincuencia organizada, en perjuicio de la sociedad.

Al respecto, el gobierno del estado está entrampado en el tema porque sabe que hay 120 mil votos en juego, para que sus partidos políticos puedan continuar con el manejo de intereses de grupo y personales.

Además, el propio Ejecutivo estatal ha convertido la Secretaría de Movilidad y Transporte en un sitio para dar chamba a fracasados electorales, no hacia especialistas del tema.

Sin dejar de lado que la dependencia es la caja chica para operar en el tema electoral y poder seguir con la conservación del poder público, para beneficio personal y de su familia. ¡Que conste!

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