La mañana de ayer, el legendario ex jugador del América, Cuautla y Zacatepec, Isidro Gil Tapia, perdió la vida. El deceso del también entrenador ocurrió a las 7:30 horas, en su natal, Cuautla. Gil Tapia fue portero del América y Zacatepec en la década de los 60.
El cuerpo fue velado el día de ayer en Cuautla y este día, a las 12:00 horas, habrá un acto religioso en Jardines del Recuerdo para, posteriormente, sus restos ser cremados. Descansa en paz, Isidro Gil Tapia.
Isidro, un hombre de mucha humildad
La noticia sobre el deceso del ex jugador causó gran consternación debido a que no sólo fue un gran deportista, también fue una gran persona que cultivó muchas amistades debido a su calidad humana, su educación, sencillez y humildad. Su gran calidad futbolística llevó a Isidro Gil Tapia a las filas de la Selección Mexicana en 1978, previo al Mundial de Argentina.
Inventó la malla metálica para entrenar porteros y el laboratorio de fútbol
En el tiempo que estuvo en la Selección Nacional se inventó la malla metálica para "bombardear" a los porteros en los entrenamientos; fue amante de la condición física. A sus 70 años aún usaba las famosas "polainas" en las pantorrillas para correr por las calles.
Asimismo, creó el laboratorio del fútbol, que constaba de una pequeña cancha con paredes, con la portería pintada, donde se tiraba a gol; era amante de la técnica, uno de los primeros laboratorios que inventó se instaló atrás del restaurante "Las Chozas", en la entrada de Cuautla. Isidro fue el primer portero-delantero del fútbol mexicano.
Entrenó a porteros de la Selección: "Tigre" Betancourt
Quien lo conoció a fondo fue Arturo "Tigre" Betancourt, quien en aquel entonces fungía como vicepresidente del Zacatepec y representante ante la Federación Mexicana de Fútbol."Nos deja una gloria del fútbol morelense, don Isidro Gil Tapia, que fue no solo un gran portero, excelente en varios equipos profesionales, desde 1947, año en el que debutó en el América, luego siguió su carrera futbolística en el Zacatepec, donde militó durante 12 largos años; a partir de 1951 estuvo en el Cuautla. Tras retirarse como jugador, siguió como entrenador, desde 1970 hasta 1981, en el Cuautla, en Zacatepec, en los Osos Grises del Estado de México, en el Cruz Azul, y, en varias ocasiones, como auxiliar en la selección nacional y la amateur, que manejaba Diego y Mercado, y, después, Alfonso Portugal; hizo una gran amistad con Hugo Sánchez, desde 1974; Isidro fue un excelente compañero y gran amigo, sólo me queda como recuerdo imperecedero que va a llegar con varios de los grandes del fútbol morelense; sólo puedo decir, adiós, hermano, como siempre nos tratamos", dijo el "Tigre".
Gran amigo de Gabriel Díaz Garcilazo: " Piteco" Sánchez
"Lo conocí en Zacatepec, del que fue fundador; compartía la portería con "El Merolico" Bravo; a Isidro le recuerdo como una gran; tenía una gran amistad, pues aparte era su compadre, con Gabriel Díaz Garcilazo, Isidro me invitó para que fuera su auxiliar; estuvo en la Selección, con José Antonio Roca y con Maturano, que era el preparador físico, era una persona muy querida por su forma de ser, trabajaba mucho la condición física; con él tengo tantas anécdotas y, la verdad que siento mucho la partida de un gran jugador y un buen entrenador aquí en Zacatepec", señaló Raúl "Piteco" Sánchez, ex jugador y entrenador del Zacatepec y el Oro, de Guadalajara.
Contaba con manuales para rematar a gol
La Máquina cementera le apoyó para hacer un manual de aprendizaje, denominado "Los 13 remates a gol", que explicaba cómo hacer los movimientos con el cuerpo para tirar a gol y así ser efectivos. En los tiempos de Diego Mercado, le enseñó a Hugo Sánchez a rematar a gol, quien era completo, así lo decía Isidro, porque practicaba la acrobacia y la gimnasia.
Isidro señalaba que Hugo, a los 15 o 16 años tenía ganas de ser alguien; había hecho gimnasia y acrobacia, y por eso era muy ágil y muy elástico, por lo que quería explotarlo; era un joven muy empeñoso y muy entregado al fútbol, "que es lo que le falta al futbolista de hoy"; es que Hugo, decía Isidro, "era muy perro para entrenar", terminaba el entrenamiento y se quedaba una hora más a practicar.