La reactivación del Aeropuerto “Mariano Matamoros” de Cuernavaca se encuentra a la vista de todos. La empresa Transportes Aéreos Regionales (TAR) está cumpliendo eficazmente con sus derroteros hacia Guadalajara y Monterrey, existiendo planes de expansión rumbo a otras ciudades. Enhorabuena por Morelos. Sin embargo, debo recordar que no todo fue miel sobre hojuelas en torno a la operación de dicha terminal portuaria, desde su fundación en las postrimerías del sexenio de Lauro Ortega (1988), hasta la administración del panista Marco Adame Castillo (2006-2012). Nadie en nuestra entidad ignora que ese aeropuerto fue escenario de incontables actos de corrupción, muchas veces quedando a merced del crimen organizado, lo cual fue auspiciado desde ámbitos institucionales.
El 11 de abril de 2015, el ahora cronista de Cuernavaca, Carlos Lavín Figueroa, recordó su tiempo como administrador del “Mariano Matamoros” durante el sexenio de Antonio Riva Palacio (1988-1994) y dos años del cuatrienio de Jorge Carrillo Olea (1994-1996). Para “Diario de Morelos” escribió que alguna mañana arribó al aeropuerto un lujoso automóvil Lincoln con tres personas a bordo, introduciéndose hasta la pista donde se encontraba estacionado un jet privado. Lavín escuchó decir a un asistente suyo: “Es el ‘Güero’ Palma”. Se trataba, efectivamente, de Jesús Héctor Palma Salazar, sentenciado en 1995 a 36 años de cárcel en la prisión de Atwater, California, pero quien debido a su “buena conducta” está a punto de ser liberado. Antes de ser capturado y extraditado a EUA bajo acusaciones de narcotráfico era uno de los principales líderes del Cártel de Sinaloa. Durante el sexenio de Riva Palacio y el primer trienio de Carrillo Olea era común verlo en el “Mariano Matamoros”.
El aeropuerto de Cuernavaca se sumió muchas veces en operaciones del crimen organizado, lo cual llevó a prisión, en abril de 2004, a varios controladores adscritos a la Dirección General de Aeronáutica Civil de la SCT. Igual ocurrió con Agustín Montiel y Raúl Cortés Galindo, entonces jefes de la Policía Ministerial de Morelos, quienes custodiaban el aterrizaje de aeronaves cargadas de cocaína con destino al Estado de México y a ciudades del Bajío. El 25 de abril de 2010 la revista “Contralínea” publicó un reportaje sobre las actividades de Tomás Colsa McGregor, testigo protegido de la PGR, quien entre 1982 y 1997 convivió con la nomenclatura del narcotráfico en México. Según declaró a la PGR, muchas veces acompañó a Amado Carrillo Fuentes a la hacienda “La Luz”, situada en Tetecala, Morelos, arribando al Aeropuerto de Cuernavaca, siendo custodiados por policías federales de Caminos y de la extinta Policía Judicial Federal. Colsa fue asesinado el 5 de julio de 1997 en Ciudad de México, un día antes de la extraña muerte de “El Señor de los Cielos” en una clínica de cirugía estética en Polanco. Enrique Bartning, ex suegro de Sergio Estrada Cajigal (gobernador de Morelos de 2000 a 2006), también fue testigo de muchos hechos similares cuando fue administrador de la terminal portuaria. Hoy las cosas han cambiado. Luego le seguimos. gcmemocinta@gmail.com