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¿Trump o Clinton?

Por Mario Barrera Arriaga

 

En términos reales, da lo mismo quién gane la elección en Estados Unidos, en el entendido de que a cualquier nación tercermundista frente al imperio, sobre todo con la clase de gobernantes que tenemos, siempre nos irá mal. Lo que debe llamarnos singularmente la atención es lo bajo del nivel de política, debate y de competencia electoral de la nación que presume de ser una democracia consolidada.

1.- Dos personas que lindan por los 70 años aspiran a dirigir la nación más poderosa del mundo. No porque se tenga algo en particular contra la gerontocracia hoy predominante. Simplemente obliga a pensar: ¿y el relevo generacional en la clase política? Y lo mismo aplica para el caso México.

2.- Sorprende que un hombre como Donald Trump se haya apoderado del Partido Republicano hasta conseguir la candidatura. Pero sorprende aún más constatar que al menos la mitad de los encuestados en Estados Unidos piensen como él: misógino –en Morelos tenemos uno-, xenófobo, burlador de impuestos, racista, fascista y anexas. Ese es el pueblo norteamericano que los indocumentados padecen, pero que el gobierno mexicano no ve, no combate ni se da cuenta.

3.- Igualmente sorprende que una mujer tan endeble como Hillary Clinton también haya logrado la postulación. No extraña, por la Fundación y los millones de dólares –y mujeres- que tiene el Bill que aloja en su casa. Hasta el otro gerontócrata, Bernie Sanders, resultaba más atractivo como candidato.

4.- El sistema partidista norteamericano y particularmente sus partidos predominantes sólo fueron capaces de producir dos candidatos de esta calaña.

5.- Después de la invitación y visita de Trump a México, ahora resulta que como puede ganar tendremos que pedirle perdón a Luis Videgaray por haber promovido su visita, aunque quién sabe si los recortes presupuestales y el sobreendeudamiento ahora obedecen a la necesidad de pagar el muro.

6.- Que quienes realmente deciden el resultado de las elecciones en Estados Unidos –las hermanas compañías petroleras, el Departamento del Tesoro, la industria de las armas, entre otros poderosos- encuentren más atractivo a Trump que a Hillary nos dice mucho.

Y las posturas del gobierno mexicano:

-Si gana Trump, ahí tendremos a Peña diciendo: “Acuérdate que yo te invité y eso hizo que repuntara tu campaña”…

-Si gana Hillary, Peña dirá: “Invité a Trump sin querer queriendo. Además, yo sabía que ibas a ganar”…

El gobierno de Peña, particularmente, está pagando el precio de ignorar el peso que tiene la comunidad mexicana en Estados Unidos y que puede resultar tan decisivo en una elección tan cerrada. Nunca le ha interesado, más allá de las remesas, y cada connacional muerto allá recibe la única atención que dan los consulados y el servicio exterior mexicano: servir de agencia funeraria, y eso, claro, cuando los verdaderos negocios de unos cuantos se los permiten.

No es falso nacionalismo, sino desprecio por los agachones, lo que mueve a los mexicanos.

El problema es que, con mandatarios y clase política como la que hoy tenemos, es mejor no tener nada.

¿Pronóstico para la elección del martes en Estados Unidos?

Uno y muy claro: pierde México, pierde el mundo, cualquiera que gane, y por la clase política que tenemos…

 

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