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OPINIÓN DE LUIS R. AVELEYRA

SE LOS DIJE:  GANÓ TRUMP…!

“Mi objeto supremo en esta lucha es salvar a la Unión y no lo es salvar  o destruir la esclavitud. Si yo pudiera salvar la Unión sin  liberar un solo esclavo lo haría;  y si yo pudiera salvarla liberando a todos los esclavos, también lo haría; y si yo pudiera salvarla libertando algunos y abandonando a otros, también lo haría…”

Abraham Lincoln.

 

El martes negro para los demócratas fue el pasado  8 de noviembre de 2016.

Nadie lo creyó, pero los que apostamos a la frustración del pueblo norteamericano, golpedo por las reformas neoliberales, por el alto desempleo y subempleo, los créditos impagables, la recesión económica, la compactación del ingreso y lo que para muchos representó el Tratado de Libre Comercio: el desplazamiento y desmembramiento de la gran industria suplantada por las pequeñas  pero más eficientes corporaciones menos onerosas, más productivas.

Votó por Trump el desencanto de una mayoría no tan aplastante, pero si importante que muestra la polarización  de la sociedad norteamericana que quiere desquite, incluidos los latinos y los afroamericanos que se ven desplazados por etnias como los chinos y  sudamericanos de diversas nacionalidades.

En este momento, la sociedad norteamericana le dijo “NO” a dos familias que en el pasado reciente de los últimos 20 años han sido líderes en Estados Unidos; la familia Busch por el lado del Partido Republicano y la familia Clinton por el Demócrata.

Donald Trump lo único que hizo fue galvanizar el descontento, la frustración social. Resultó sin duda el oportunista más conspicuo de los últimos tiempos. Como pocos, supo entresacar del conservadurismo trasnochado y decimonónico la conciencia norteamericana, los sentimientos adormecidos de venganza y odio, de racismo, de recelo en contra de grupos y etnias, lo cual muestra que a pesar de más de un siglo de luchas igualitarias, en el fondo de la conciencia norteamericana los sentimientos discriminatorios persisten y serán bandera.

Contra lo que pareciera a simple vista Trump tiene más ideología que la señora Clinton. A Donald  Trump lo nutre el pensamiento más recalcitrantemente conservador de los Estados Unidos, sus autores preferidos serán sin duda Winthrop, Seabury, Jefferson, Adams, Webster y muy seguramente también el defensor de la esclavitud Fitzhugh, pues no olvidemos que los padres del señor Trump fueron miembros del Ku Klux Klan. Muy probablemente se nutra también del pensamiento de  expresidentes  como Teddy Rooselvelt y  Herbert C. Hoover.

Respecto de México, el panorama no puede ser el peor. Ante los ojos del señor Trump la imagen del gobierno nacional mexicano es un ente corrupto, podrido, lleno de infamia e injusticia. El patio trasero de los Estados Unidos, saturado de trebejos, de objetos malolientes y putrefactos  hay que limpiarlo,  tirar a la basura lo que no sirve, incluyendo sus autoridades venales,  que lejos de contribuir a proteger la seguridad de su vecino, permite la entrada indiscriminada de indeseables ante los ojos de los norteamericanos.

No es de dudar que además del muro, el nuevo inquilino de la Casa Blanca, siempre pensando en su particular concepto sobre “el bien de Norteamerica” intente y reviva la antigua pero siempre presente amenaza de una nueva invasión punitiva, al estilo de lo que en la década de los 80, el siglo pasado reseñó Caspar Weinberger  en su libro sobre “la Tercera Guerra”, en que incluyó un negro presagio cifrado  a finales del año 2017, cuando el Army de los Estados Unidos invade nuevamente México para “salvar a las instituciones nacionales y al presidente en la propia casa presidencial”.

Sinceramente, no veo en el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto quien tenga la conciencia histórica, la preparación diplomática, si siquiera el conocimiento, para iniciar una negociación que convenza al nuevo mandatario norteamericano de cambiar su política y mucho menos su visión sobre México y los mexicanos que sinceramente no tenenos la culpa de tanto desatino de nuestros gobernantes, más que haber creído y confiado nuestro voto a quien no lo mereció.

Donald Trump es el electo por las instituciones norteamericanas, será un mandatario que exacerbe el odio y las luchas raciales, pero ha sido ungido para cuatro años. Al actual presidente mexicano le quedan dos años más de gobierno, ojalá actúe con sensatez, prudencia e inteligencia, valores que en estos cuatro han brillado por su ausencia.

 

 

 

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