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¿Cambiamos jefes del Mando Único y ya?

 

 

Muy pobre resultó la respuesta tanto del Graco-Duarte como de su secretario de Seguridad Pública frente a la ineficacia característica del Mando Único en la entidad, modelo que no ha funcionado, al decidir simplemente remover a algunos jefes policíacos. ¿Eso resuelve el problema de la falta de prevención en torno a las extorsiones, los feminicidios, los secuestros, los levantones y los crímenes violentos?

Al margen del modelo de seguridad tan sesudamente copiado de la propuesta de Felipe Calderón Hinojosa cuando fue Presidente de la República, el problema estriba en el hecho de que:

1.- La seguridad de los morelenses le tiene sin cuidado al Graco-Duarte, que emula al Presidente Peña de cara a este grave flagelo.

2.- La policía en Morelos no tiene mayor prioridad que velar por la seguridad del desgobernador, desalojar de los megaproyectos inviables y riesgosos como la termoeléctrica y el gasoducto a los descontentos, apostarse en el Palacio de Gobierno para su resguardo –no sea que algún criminal, aparte de Graco, se lo lleve-, golpear a comerciantes y opositores.

3.- Es evidente la nula coordinación con los gobiernos de la hoy Ciudad de México, Guerrero, el Estado de México y Michoacán, la zona más peligrosa de la región centro del país, con todo y que el desgobernador había comprometido un cinturón de seguridad con esas entidades.

4.- La obstinación de ostentar todo el control y el poder del garrote con la policía subordinada al Ejecutivo estatal mina la capacidad de acción de las autoridades municipales, y obedece justamente al hecho de que sólo interesan la seguridad propia y su utilización en contra de los enemigos.

5.- Puesto que el desgobernador ya tiene el control total del Mando Único en toda la entidad, ¿a quién le echa la culpa hoy de los crímenes? Porque querer enlodar a las víctimas vinculándolas con la delincuencia es un recurso en exceso gastado, indignante y contraproducente para su propio régimen.

Resulta aún más grave el hecho de que nada moverá de su negación de la crisis criminal en Morelos, de su indolencia y de su rumbo al desgobernador, porque a nivel federal no hay ningún indicio de que el combate al crimen organizado sea prioridad tanto del Presidente como del Congreso de la Unión.

Y justamente como el desgobernador quiere tener el monopolio de la policía, ha impedido que la gente se organice para defenderse, so pena de ser sometida a golpes y encarcelada por la legítima necesidad de proteger su vida, la de los suyos y sus bienes.

Mientras los sacrificados diputados y senadores morelenses no arríen al desgobernador para motivar un cambio en su apolítica de seguridad, y mientras el Presidente siga empeñado en que la solución del problema de la inseguridad, cuatro años después casi, ahora sí será consensuada con la sociedad, con la pérdida de tiempo y falta de acuerdos que eso implica, sólo para deshacerse de su responsabilidad, en Morelos las cosas continuarán empeorando.

Por eso la pobre respuesta del desgobernador y su secretario de Seguridad Pública no satisfacen, no convencen a nadie y sirven para lo mismo que ellos…

 

 

 

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