Cinco consecuencias
de la llegada de Trump
Un día después del shock, es conveniente pensar en sus implicaciones.
Le enumero cinco de ellas, en muy diferentes ámbitos.
1.- No se equivocaron las encuestas, sí los pronósticos.
Hay que distinguir entre encuestas y pronósticos. Las primeras simplemente toman una instantánea en cierto momento de la intención de voto. Las encuestas no medían votos electorales sino el voto popular.
La última lectura realizada por RealClearPolitics indicaba un promedio de 3.2 puntos a favor de Hillary Clinton. En el voto popular ganó la candidata demócrata, por lo que las mediciones acertaron al ganador.
La votación de Clinton fue 0.2 puntos superior a la de Trump. El tamaño de las muestras levantadas, en general, da un margen de error de +/- 3 puntos porcentuales. Así que prácticamente el resultado quedó en uno de los extremos del rango previsto. El problema fueron los pronosticadores, que desde el NYT, Nate Silver, Harvard y demás, daban como ganadora a Hillary ampliamente. Allí estuvo el desastre.
Los modelos de pronóstico quedaron totalmente desacreditados.
2.- Conoceremos a ‘otro’ Donald Trump.
El comportamiento de la mayoría de los candidatos, en cualquier sistema electoral en el mundo, es diferente al de los ganadores de las elecciones y también distinto al de los mandatarios en funciones. En algunos casos hay sólo cambios de énfasis, en otros hay modificaciones profundas. Tengo la impresión de que en el caso de Trump será lo primero. Cambiará la forma, pero no el fondo. Eso significa que los impulsos proteccionistas y xenófobos van a mantenerse.
3.- La inestabilidad financiera apenas empieza.
Pudiera existir la impresión de que, tras el triunfo de Trump, al no dispararse el dólar a los niveles que algunos temían y que estaban por arriba de 22 pesos, ya es prueba superada. Me temo que no es así. En cuanto el presidente electo de Estados Unidos vuelva a abordar los temas que motivaron los temores previos a su elección, como los asuntos comerciales o migratorios, no sería nada raro ver de nueva cuenta oleadas de inestabilidad financiera. Por esa razón, resultó prudente el que Hacienda y Banco de México simplemente estén ‘velando armas’, para estar preparados para intervenir en el momento más adecuado.
4.- Estamos lejos del fin del TLCAN.
Hay quien ya da por un hecho el fin del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. No es así. En todo caso, es más probable que en algún momento del próximo año tenga que emprenderse una negociación respecto al contenido del Tratado que no implica necesariamente una reapertura, sino quizás algunas adendas. Son tales los intereses norteamericanos que dependen de este acuerdo, y tienen tanta fuerza entre los republicanos, que lo más probable es que logren descafeinar la amenaza de cancelación de Trump.
5.- Es sensato volverse conservadores en materia financiera.
La existencia de riesgos en materia cambiaria, de tasas de interés, de inflación y de menor actividad económica, es suficiente para que nuestras decisiones económicas hoy sean conservadoras, es decir, cuidadosas de las contingencias. Tal vez el escenario sea mejor de lo previsto, pero nada hay seguro. Cuidar nuestras deudas, nuestros gastos y en general, nuestros compromisos financieros, será hoy un asunto prioritario.
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