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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

Eolo Pacheco |
2016-04-11

Lo que la sociedad pide y lo que la clase política busca son cosas diferentes. Unos demandan calidad de vida y otros buscan beneficios personales. Graco, dicen, se va en diciembre. Si es así será por decisión de él, no porque la gente lo exija.

 

En la agenda política del estado hay temas que apremian a la ciudadanía y otros que interesan a la clase política. Para la gente lo importante es resolver el problema de inseguridad, acabar con la violencia, recuperar la paz, mejorar el empleo, reactivar la economía, reducir la corrupción y aniquilar la impunidad. Para los políticos los temas son el juicio político y la eventual designación de un gobernador interino. Aunque al final de año ambas agendas van a coincidir, la presión de ambas comienza desde ahora.

Las especulaciones sobre la salida anticipada de Graco Ramírez de la gubernatura son avivadas por el propio jefe del ejecutivo. Su participación activa en los procesos electorales de otros estados y su insistencia por ser candidato a la presidencia de la república genera diversas hipótesis sobre los tiempos en los que abandonará el cargo y la figura que puede entrar en su lugar.

Desde hace varios meses en el congreso y en los partidos políticos se habla del retiro voluntario del tabasqueño. En todos los casos se menciona al 2016 como el año en que habrá de abandonar el cargo, tomando en cuenta que el mandatario estaría también pensando en buscar una senaduría y debe cuidar los tiempos legales para ello. En algún momento Graco dijo que concluiría su mandato en el 2018, pero luego reiteró que quiere ser presidente y que buscaría ser el candidato de las izquierdas.

En ese sentido la agenda política de Morelos atiende dos temas claves: el juicio político al gobernador y su posible relevo a final de año. En el primer caso la historia podría definirse esta misma semana (hoy, quizá), si los coordinadores parlamentarios llegan a un acuerdo y deciden desechar la solicitud de juicio presentada por la CMMC. Si ese fuera el caso los diputados recibirán una enorme presión ciudadana y sus expectativas políticas personales se verán severamente mermadas porque muchos los considerarán protectores de Graco.

Las últimas semanas han sido de mucha presión en ese tema. Del lado de las izquierdas y sus aliados (PRD, PT, Morena, PES, PSD, PVEM y MC) existe la decisión de matar el juicio; en el extremo contrario está el PAN, quien desde el principio ha fijado una posición a favor de que se proceda al análisis de las pruebas. La duda (y la definición) está en Nueva Alianza y el PRI: el primero no ha definido su postura y el segundo, aunque ha insistido en la procedencia del juicio, podría cambiar de sentido a partir de una línea nacional.

La presión dentro del congreso ha sido fuerte en los últimos días. La operación del hijo del gobernador entre los legisladores, amenazando con tomar represalias si no desechan el juicio, y del propio Graco Ramírez a través de las dirigencias nacionales, podría hacer que en las próximas horas el juicio se deseche y los diputados asuman los costos sociales del desgaste. El tabasqueño sabe que la procedencia no pone en riesgo a su gobierno, pero no quiere sufrir el desgaste mediático de que el juicio sea aceptado.

Pero el juicio político es sólo uno de los dos temas que tiene entretenida a la clase política morelense. La definición del proceso contra el jefe del ejecutivo es un asunto mediático con un altísimo costo social para los legisladores, pero de poco impacto para la marcha del gobierno de nueva visión. La eventual definición de un gobernador sustituto, sin embargo, es lo que a algunos más apura porque representa una decisión de fondo para el futuro del estado y clave para los políticos y sus partidos.

Aquí la historia se escribe diferente: el gobernador habría dicho a algunos de sus personajes más cercanos que se separará del cargo en el mes de diciembre para buscar una candidatura a la presidencia de la república o la dirigencia nacional del PRD. En ambos casos el ejecutivo quiere una posición en el senado para él o para su esposa.

En esa línea hay varios actores que se mueven. Para el jefe del ejecutivo la carta fuerte para el interinato es el secretario de gobierno Matías Quiroz, a quien confiaría su administración, pero sobre todo encargaría el manejo de la crisis de final de sexenio y el cuidado de las cuentas de la administración. El séptimo año es el más difícil para cualquier gobernador.

Matías Quiroz ha mostrado lealtad al ejecutivo, pero poca eficiencia política. Por obediencia a Graco el secretario de gobierno es la mejor opción que hay para tomar un interinato, pero ello no garantiza la tranquilidad del tabasqueño. Explico:

Matías es un buen hombre, pero un mal político. Su paso por la secretaría de gobierno ha evidenciado sus limitaciones y mostró que el ex alcalde no tiene el carácter ni la capacidad para afrontar las crisis del estado. Con el congreso Matías no tiene una buena relación y con los partidos el trato es muy difícil. Como gobernador, Quiroz Medina tendría mayor capacidad de actuación, pero quizá no la suficiente para controlar a un congreso tan diverso, ni tampoco para resistir la presión política de fin de sexenio y los llamados a proceder contra Graco Ramírez. Digámoslo con claridad: Matías Quiroz es un buen hombre, pero no un buen operador político.

Quien tome el gobierno de Morelos al final del periodo de Graco Ramírez (suponiendo que se concrete su salida) tendría que ser una figura con mucha capacidad de operación política, relaciones de poder en todos los partidos, puentes de comunicación con toda la sociedad y mucha prudencia y carácter para aguantar la presión de fin de sexenio. Un buen hombre y un funcionario obediente no basta para sacar al estado adelante.

Ítem más: quien tome las riendas del estado en los dos últimos años de la administración debe tener el talento profesional para recomponer al gabinete y el carácter político para tomar decisiones. El relevo de Graco Ramírez debe ser (por el propio bien del tabasqueño) una figura que llame a la conciliación, que construya un gobierno de coalición, que baje el enfado social y prepare las cosas para la transición. Item más: el gobernador que cierre la puerta de esta administración debe tener visión electoral para dar la lucha en las urnas sin comprometer a la administración.

Matías es un buen hombre, un tipo decente, pero no una figura que pueda con el paquete. Entregar al secretario un gobierno de transición generaría mucha turbulencia política y podría ser el elemento que falta para que se proceda legalmente contra Graco Ramírez y su familia.

  • posdata

Si no hay cambios de último momento, este día los diputados votarán la solicitud de juicio político a Graco Ramírez. La presión sobre el tema es fuerte y en algunos casos, dicen, viene desde las dirigencias nacionales.

Hasta ayer las cuentas favorecían a Graco Ramírez, pues tenía ya los votos necesarios para sacar el tema de la agenda. PRD, PT, PSD, Morena y PES estaban a favor de Graco; PAN y Humanista iban en contra. El PRI no había decidido (aunque del lado oficial aseguraban que ya estaba convencido) y Nueva Alianza seguiría la misma línea del tricolor.

Si se logran los votos suficientes (más de 20), el juicio contra Graco Ramírez será desechado hoy. Si eso sucede el golpe al congreso será enorme y el desgaste social de los diputados también será muy duro. Quien va a definir las cosas es el PRI, pues sus votos son la clave para proceder o no con el juicio.

Pero independientemente del resultado de la votación, la operación para lograr los votos ha sido muy desaseada y dejará muchos heridos en el camino. La estrategia cambió porque en lugar de buscar el convencimiento de los grupos y sus integrantes, el hijo del gobernador recurrió a la amenaza y al chantaje, lo cual a la postre costará mucho más al gobernador que la procedencia de un juicio que nunca llegaría hasta el final.

El problema de este gobierno ha sido ese: la falta de operadores políticos y la mala relación con los grupos de poder y la sociedad. Para este gobierno lo importante es vencer, no convencer, impone pero no dialoga, amenaza y no concilia. Por eso su escenario es caótico y su desgaste mayúsculo.

Hoy podría quedar definido el tema del juicio, pero eso no resolverá el conflicto social que ya existe contra el gobernador. El control político del congreso es importante, pero no suficiente para contener el desgaste del gobierno, su titular y la familia gobernante.

Al final del día habría que entender algo: ningún juicio político ha procedido en México ni tampoco ningún gobernador ha sido destituido como consecuencia de un juicio.

Para que un gobernante se vaya, lo fundamental es que el presidente de la república quiera. Y en este caso Peña no quiere.

  • nota

Después de las elecciones vendrá el cambio en la dirigencia del PRI. Muchos quieren ese cargo, pero no todos son lo que el partido necesita.

Por relaciones políticas nacionales el aspirante más fuerte es Matías Nazario, aunque su llegada dividiría más al PRI. La figura que mejores condiciones de renovación ofrece al tricolor es Alberto Martínez, el actual coordinador de los diputados del PRI en el congreso local.

La decisión de la dirigencia estatal corresponde al CEN, pero las consecuencias de ello las pagarán los priístas morelenses. El escenario es claro: aceptar una imposición y perder o tomar las riendas del partido para buscar ganar.

  • post it

La carta fuerte del gobernador para sustituirlo es Matías Quiroz, pero el plan B del mandatario podría ser Jaime Álvarez.

El secretario de gobierno es junto con Messeguer el funcionario más obediente del gabinete, pero igual que el ex candidato capitalino es muy mal operador político y un terrible administrador de crisis. La debacle del gobierno de Graco comenzó con la seguridad, pero ha ido de la mano de la conducción política y la mala comunicación.

Jaime Álvarez es amigo y aliado de Graco, ha estado en las buenas, en las malas y en las muy malas, le ha ayudado desde la campaña a construir acuerdos políticos y también a mantener la gobernabilidad. El diputado naranja tiene mejor relación personal con la familia gobernante que Matías y en el congreso la voz que marca la agenda política es la de Álvarez y no la de Quiroz.

Item más: en los momentos de más presión el que siempre ha dado la cara y aguantado es Jaime, a pesar de que ello le ha acarreado un profundo desgaste social. Administrativamente el diputado tiene más capacidad que el secretario y conoce mucho mejor el manejo de la ley y las finanzas, algo clave para cuidar la salida de Graco Ramírez.

¿Qué busca Graco de un sustituto? Lealtad, sí, pero también capacidad. Matías Quiroz ofrece obediencia absoluta, pero no garantiza resultados. La presión social y política que vendrá al final del sexenio hacia el gobierno estatal será enorme, porque los partidos de oposición tratarán de aprovechar los tropiezos financieros del tabasqueño para obtener ganancias electorales y muy probablemente más de un candidato ofrecerá encarcelar a Graco para obtener votos. No todas las alianzas de hoy llegarán al final del sexenio.

La lealtad personal es importante, pero en este caso no lo es tanto como la capacidad política. Matías sabe que la familia del gobernador no le quiere ni le respeta, ha recibido muchas ofensas de ellos (principalmente de Rodrigo, quien no lo baja de pendejo) y entiende que debe aguantar porque no le queda otra opción. En corto el ex alcalde de Tlaltizapán ha expresado su desacuerdo con muchas de las decisiones del gobernador y ha manifestado su enfado con la intromisión política y los negocios de la familia; también ha dicho que las cosas serían muy diferentes si las decisiones dependieran de él.

De cara a una eventual renovación del gobierno la decisión de Graco no será sencilla. ¿Elegir a alguien que le ofrece obediencia o decidir por aquel que le garantiza resultados?

  • redes sociales

Hace un año en el evento de mi general Emiliano Zapata el gobernador de Morelos y el representante del gobierno federal tuvieron que abandonar el evento a la carrera, en helicóptero, porque las muestras de repudio eran muchas. Las manifestaciones mancharon la ceremonia oficial, evidenciaron el descontento de la gente contra la administración estatal e hicieron huir al gobernador.

Ayer la historia se repitió: la gente volvió a abuchear a Graco y tuvo que implementarse un fuerte operativo de seguridad para evitar que (como el año pasado) el tabasqueño tuviera que salir corriendo. La diferencia es que esta vez en el acto protocolario no hubo representante del gobierno federal, salvo el delegado estatal de Sedatu.

Políticamente el mensaje es fuerte. Nunca antes en la historia del estado el gobierno de la república había dejado de asistir al aniversario luctuoso de uno de los héroes más representativos de la historia de México. La decisión tiene que ver con el ambiente social que rodea al gobierno de perredista de Morelos.

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