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PUNTO Y APARTE

HOMICIDIO POR CHUPE

 

El Congreso local aprobará en breve varias reformas al Código Penal para endurecer las sanciones a conductores ebrios cuando atropellen y maten a una persona. No podrán salir libres bajo fianza al reclasificarse el hecho como homicidio doloso, en vez de culposo, como es ahora. El asunto es plausible, pero de manera inevitable trae a colación el retraso de los ayuntamientos frente a su obligación de implementar el alcoholímetro en sus respectivas demarcaciones, principalmente en Cuernavaca, por ser la capital y por haber sido uno de los objetivos principales de quienes durante la legislatura 52 aprobaron en 2015 dicho programa, derivado a su vez de una iniciativa del gobernador Graco Ramírez. ¿Hasta cuándo se comenzará a aplicar el alcoholímetro en las ciudades importantes? Si el propósito del alcoholímetro es evitar accidentes y salvar vidas, luego entonces debemos pensar que las muertes hasta ahora acaecidas en los hechos donde intervienen conductores alcoholizados, son en parte responsabilidad de esas autoridades por cuya negligencia ha sido imposible implementar el alcoholímetro.

 

El caso de Morelos en materia de alcohol y otras drogas no es cosa menor: ocupa los primeros lugares en consumo de alcohol, inhalantes y marihuana, según un recuento dado a conocer la semana anterior por el diputado panista Carlos Alaniz. Cuautla es el municipio que ocupa el segundo lugar nacional en mayor de consumo de cocaína, crack y marihuana, donde 9 de cada 10 niños están experimentando el uso de esas drogas, y Cuernavaca es la cuarta ciudad con mayor número de fumadores adolescentes. Por datos alarmantes como esos, el coordinador de la bancada panista propuso crear un organismo estatal y 33 municipales, que se ocupen de presionar a las autoridades y lograr que cumplan su tarea. Deben poner en práctica la Ley para la Prevención y Combate al Abuso de Bebidas Alcohólicas y de Regulación para su Venta y Consumo en el Estado de Morelos, que es letra muerta por negligencia o incapacidad oficial. En estos órganos de evaluación participarían fundamentalmente las ONG, según la propuesta. Nomás que les aclaren la calidad honorífica de sus cargos, porque luego andarán peleando un sueldo.

 

Con una deuda de mil 500 millones de pesos, el ayuntamiento de Cuernavaca no logra levantar cabeza a pesar de apoyos externos que, con medidas como el reencarpetamiento de calles, le han permitido vender a la sociedad la idea de una administración pujante. Pero los problemas del alcalde Cuauhtémoc Blanco apenas inician en materia financiera y como resultado de su impericia política. Desde el inicio de la administración Blanco se peleó con el gobernador y no ha resuelto plenamente ese enfrentamiento. Está distanciado también de los ocho legisladores perredistas más otros que de igual manera votan alineados a los intereses de la Casa Morelos. Y tampoco ha hecho alianzas, ni siquiera migas, con los diputados por Cuernavaca: Carlos Alaniz, Mario Chávez, Francisco Santillán y Alberto Mojica. No tiene aliados en el Congreso, como para que le sea autorizado un refinanciamiento por 650 millones de pesos y aliviar las finanzas municipales.

 
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