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Peña: “el chingón” que hizo ganar a Trump

En los primeros minutos del miércoles, ya irreversible la victoria de Trump, lanzamos un tuit con la pregunta: ¿“Tons qué, regresaría Videgaray”?

En respuesta, mentadas de madre y amenazas por cometer “el pecado capital” de pensar y opinar distinto a las jaurías babeantes y a los idiotas dizque expertos que crucificaron a Peña Nieto y a Videgaray —en las semanas previas— por apostar a la diplomacia elemental.

Luego, aquí dijimos que todos o casi todos los expertos se habían equivocado y que —al mismo tiempo— era claro que Peña Nieto y Videgaray no solo “cometieron un acierto” al invitar a Trump a establecer un puente sobre la futura relación entre los dos países, sino que fue correcto el análisis sobre el potencial triunfo de Trump.

Por eso preguntamos: ¿dónde están los genios que insultaron a Videgaray y a Peña; que llamaron “idiota”, “torpe” y “traidor a la patria” al Presidente? De nuevo el odio al pensamiento distinto y la intolerancia a disentir; culto al pensamiento único y sepultureros del derecho a ver la realidad con ojos propios.

Pero el mayor trofeo al odio y a la intolerancia fue exhibido cuando —horas después de la visita de Trump a México— opinamos que Peña Nieto había hecho lo correcto; acudir a la diplomacia elemental ante el riesgo de que en el gobierno de Estados Unidos se instalara un sátrapa como Trump.

En el informativo Despierta, de Carlos Loret, sostuvimos que Peña Nieto y Videgaray actuaron correctamente; hicieron lo que debían y que para un estadista la diplomacia es la mejor herramienta contra la ignorancia de aprendices de políticos, como el candidato Trump.

En esa ocasión no solo abundaron el insulto, la amenaza y la descalificación, sino que reapareció el acoso profesional. No faltaron los idiotas intolerantes que —poseedores de la verdad absoluta al estilo de dictaduras como la venezolana— exigieron cerrar algunos espacios donde opinamos. Fue tal el odio y la intolerancia que recurrieron a un expediente idéntico al utilizado por AMLO y su jauría babeante que, en 2006, pidió nuestro despido de los medios en
los que opinábamos.

Hoy, estudiosos de la relación México-EU que ven el fenómeno Trump sin el fanatismo ciego contra Peña y sin el interés electoral de 2018 reconocen que el Presidente mexicano tuvo razón en buscar el diálogo con Trump, en tanto jefes de Estado aplauden el talante mexicano de dialogar con Trump.

Lo simpático es que a pesar del fracaso de los sesudos analistas que llamaron “idiota” y “traidor a la patria” a Peña, hoy esos genios dicen que, gracias a ese “idiota” y a ese “traidor a la patria”, el señor Trump ganó.

De risa loca. Peña “es tan chingón” que hizo presidente a Trump.

Es decir, “si la realidad no se ajusta a mi opinión, ¡que se chingue la realidad!”

Culto a la estupidez.

Al tiempo.

Ámbito: 
Nacional