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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

En el 2018 veremos muchos candidatos. Además de las propuestas de los partidos de siempre, habrá ofertas ciudadanas y alianzas que pueden modificar los escenarios. La sucesión del 2018 comenzará desde el primer día del 2017.

 

La carrera por la sucesión en Morelos arrancará mucho más temprano que en años anteriores; desde ahora es posible ver a algunos personajes que buscan esa posición dentro y fuera de los partidos políticos. En la elección de Morelos en el 2018 veremos, además de lo de siempre, alianzas, perfiles nuevos y también propuestas ciudadanas. Lo que se jugará en el 2018 no es sólo la renovación del gobierno, es el refrendo o la redefinición del rumbo de nuestro estado.

Por diferentes motivos, la contienda que viene para Morelos será distinta a las anteriores. Nuestra entidad ha probado ya gobiernos emanados de los tres principales partidos y los ciudadanos tienen claro lo que representa cada uno de ellos. Hasta el año 2 mil el PRI fue el partido que gobernó la tierra de Zapata, luego vinieron dos periodos consecutivos del PAN y actualmente tenemos al PRD al frente de las instituciones locales.

La diferencia en la forma de gobernar entre unos y otros no es sustantiva, si acaso de estilos, actitud y algunas formas; con los tres partidos han tenido momentos buenos y malos al frente del gobierno, problemas de inseguridad, violencia, corrupción e impunidad. Nadie hasta ahora ha podido marcar una diferencia que se traduzca en beneficios para los ciudadanos.

Rumbo al 2018 hay movimientos políticos que ya se pueden anticipar. Muchos perredistas comprenden el enorme desgaste que enfrentan en el estado y tienen claro que su partido no tiene las mejores condiciones para refrendar el gobierno, ni podrá apelar al voto de confianza del 2012. El mejor escenario para el PRD es concretar una alianza con el PAN y desarticular al PRI, para tratar de ganar en medio del caos.

Pero frente a lo que tradicionalmente hacen los partidos políticos, hay otros movimientos que incidirán en el proceso y eventualmente cambiarán los escenarios. Amén de las alianzas y los acuerdos que puedan tener el PAN, el PRI y el PRD con los partidos emergentes, hay algunas figuras que tendrán un rol importante como propuesta ciudadana o como complemento de una candidatura.

En un ambiente por demás convulsionado y atípico como el actual en Morelos hay figuras que pretenden sacar ganancia del río revuelto e intentan acomodarse en un espacio de negociación. Políticos sin partido, ciudadanos, catedráticos y hasta ex ministros de la iglesia aparecen ya como posibles aspirantes a la gubernatura.

Ahí está el caso, por ejemplo, de Manuel Martínez Garrigós; el ex alcalde de Cuernavaca fue expulsado de su partido (el PRI), ha sido severamente cuestionado por su desempeño como autoridad en la capital, se le atribuyen muchos de los males que hoy aquejan al municipio y desde distintos lugares se le considera el ejemplo de un político fracasado. A pesar de ello Garrigós se prepara para competir, tiene un pie puesto en el partido Verde, no descarta la idea de ser respaldado por el PRI e incluso maneja la hipótesis de convertirse en candidato ciudadano.

Manuel sigue la vieja fórmula política de crear una fundación para desde ahí catapultar sus aspiraciones; junto con su hermano José y un grupo de amigos el ex alcalde capitalino se muestra como aspirante a gobernador bajo el argumento de que a pesar de tener negativos muy altos, también goza de una elevada intención de voto. Es la lógica del tuerto en la tierra de los ciegos.

Una figura que también se debe tomar en cuenta en esta historia es el actual alcalde de Cuernavaca. Cuauhtémoc Blanco es un candidato natural a la gubernatura y de hecho, ya ha externado su aspiración a competir por ese cargo. Al ex futbolista lo postuló el PSD, pero ahora que ha roto con ese instituto político es jugador libre y podría ser avalado por cualquier otro partido o incluso estaría en condiciones de participar como un candidato ciudadano.

Por su trayectoria profesional y fama pública Cuauhtémoc Blanco es un perfil atractivo para el votante y fácilmente podría convertirse en la punta de lanza de la próxima elección. El reto del ex futbolista es sacar adelante la ciudad y resistir los embates políticos que enfrenta, pero para ello es fundamental que haga un ajuste de fondo en su equipo, que tome las riendas de su gobierno (hoy comparte la administración con Rodrigo Gayosso a través de Jorge Meade) y opere políticamente en los centros de poder. Como candidato ciudadano, Cuauhtémoc Blanco podría ser la propuesta más atractiva para la gente.

El rector de la UAEM es una figura que de manera natural se ha colocado en la antesala de la sucesión. Alejandro Vera ha ganado notoriedad porque ha sabido mostrarse como una figura socialmente consistente y del lado de la población. Al catedrático lo trata de destruir el gobernador porque le considera el enemigo más peligroso en una elección; Graco nunca logró convencer a Vera de que fuera su candidato y sabe que nunca podría alcanzar con él un acuerdo de impunidad en el gobierno.

Dentro de la universidad Alejandro Vera es un hombre fuerte; hacía muchos años que un rector no tenía tanta autoridad moral con su comunidad y es la primera vez en la historia que un rector se coloca como un contrapeso social y político del gobierno. A Vera lo han atacado desde diferentes flancos, le han tratado de colocar en el mismo escenario de corrupción que a Graco y le tratan de desestabilizar de manera permanente por la vía económica (ahorcando a la UAEM).

Si Vera resiste los ataques y supera las crisis mediáticas que le provocan desde el gobierno, en la víspera del 2018 podrá decidir si busca un cargo de elección popular o bien apoya a alguien que compita por la gubernatura. Como candidato o apoyando a un candidato, Alejandro Vera será una figura muy importante en el próximo proceso electoral.

Un personaje más que también hace campaña apoyado por algunas estructuras del PAN es el ex sacerdote Antonio Sandoval. El Padre Toño, como le conocieron por muchos años, colgó los hábitos y repentinamente se formó en la fila de los políticos. Al ex párroco de San Antón le respaldan algunos ex regidores de Cuernavaca (Valdemar Castañeda uno de ellos), pero su propuesta no se ve ni consistente, ni clara, ni tampoco real. Dicen que a Sandoval no le apoyaría la iglesia católica porque carga con historias que no enorgullecen a esa institución y que habrían sido motivo de que dejara el sacerdocio.

La elección del 2018 en Morelos tendrá muchos matices y una gran inquietud social por participar. La politización del estado es enorme y el repudio hacia el gobierno de Graco Ramírez se convertirá en un factor clave para impulsar el sufragio.

Entre los candidatos de siempre y las propuestas alternativas, la contienda para renovar el gobierno del estado se puede volver muy interesante.

  • posdata

Amado Orihuela pactó con Rodrigo Gayosso la renovación del PRI, dice Rodolfo Becerril. La idea del ex candidato tricolor y del hijastro del gobernador es desestabilizar al Revolucionario Institucional y generar las condiciones para que el PRD gane las próximas elecciones, dice el dirigente priísta.

Lo que dice Becerril no es nuevo, pero es la primera vez que se escucha de su boca. Amado es desde hace tiempo testaferro de Gayosso y la toma de las instalaciones del partido tienen que ver con el interés de ese grupo de poner de rodillas al PRI antes de que comience el proceso electoral.

Becerril no ha sido el mejor dirigente que ha tenido ese partido y su falta de carácter no abona a que las cosas mejoren, pero Amado Orihuela es un Caballo de Troya del PRD y sus movimientos responden a los intereses del gobernador.

Apostar por Amado en el PRI es apostar a que gane el PRD. El juego de Amado y sus aliados es ganar perdiendo.

  • nota

Graco Ramírez ha colocado anuncios espectaculares a lo largo del país tomando como pretexto la aparición en la portada de una revista desconocida; el mandatario perredista se promociona bajo el lema “Transforma Morelos” en un intento desesperado por hacerse notar en la carrera presidencial.

La publicidad del tabasqueño se ha colocado en diversos estados de la república, empezando por la Ciudad de México. El rostro hinchado de Ramírez Garrido se muestra sonriente en un último esfuerzo por aparecer en las encuestas de opinión que marcan la carrera electoral rumbo al 2018. Hasta ahora, a pesar de la enorme inversión económica, Graco sigue sin ser tomado en serio para esa posición.

Lo que no ha quedado claro es el porqué de la insistencia del tabasqueño en esa idea. La carrera por la sucesión ya comenzó, uno a uno los aspirantes hacen lo que corresponde para ser postulados y los partidos analizan la manera como encararán el proceso del 2018; en ese escenario el gobernador de Morelos no tiene nada que hacer: su figura no es bien vista ni dentro ni fuera del estado que gobierna y las posibilidades de ser postulado a la presidencial son casi nulas.

De concretarse una alianza presidencial entre el PAN y el PRD, el candidato sería un personaje emanado de las filas blanquiazules. Incluso si no se diera ese acuerdo nacional y el PRD fuera sólo, hay figuras dentro de la izquierda con mucha más rentabilidad electoral que Graco Ramírez, como Miguel Ángel Mancera o Silvano Aureoles.

¿Qué busca entonces Graco promocionándose a nivel nacional?

Esa es la pregunta. Graco Ramírez no tiene posibilidades de ser postulado candidato a la presidencia de la república, se le cerró la puerta para dirigir el destino de su partido a nivel nacional y cada vez se ve más complicado que le incluyan en la lista de senadores del PRD. ¿A qué le apuesta?

El tabasqueño insiste que puede ser candidato, afirma que representa la única oportunidad de unir al PAN con el PRD y considera que a pesar de las constantes críticas y problemas que enfrenta en Morelos, su gobierno es exitoso. Nadie en el centro del país cree sus mentiras.

Personalmente no veo a Graco dejando la gubernatura antes de que concluya su mandato, ni pienso que su partido le tome en serio como un aspirante a la presidencia de la república. Incluso su valor como esquirol del gobierno en la izquierda ha venido a la baja porque el ejercicio de poder en Morelos lo ha desgastado y mostrado como lo que verdaderamente es: un político represor, intolerante y corrupto.

Graco Ramírez quiere algún tipo de blindaje político para cuando concluya su mandato, sabe que necesita un escudo que le proteja de la acción de la justicia y de la persecución que puede venir una vez que entregue el control del estado.

Igual que Javier Duarte y Guillermo Padrés, Graco Ramírez será un ex gobernador severamente cuestionado por su actuar al frente de gobierno, señalado por la desviación multimillonaria de recursos y por intervención de su familia en asuntos de gobierno.

La campaña en anuncios espectaculares de Graco es una muestra de la desesperación que siente el mandatario por ser tomado en cuenta en el proceso electoral que viene; su problema es que ya no se ve dónde pueda encajar, ni tampoco quien le quiera cobijar después del 2018.

  • post it

A pesar de los discursos, la violencia no cesa en Morelos. El comisionado de seguridad afirma que el problema es que los jueces liberan a los detenidos y la historia delictiva se vuelve un cuento de nunca acabar.

¿Y por qué nadie revisa la actuación de los jueces y los sanciona?

La omisión también es impunidad.

  • redes sociales

Las redes sociales fueron un espacio clave para que Barack Obama ganara su primera elección presidencial y luego para que refrendara el triunfo en su segundo periodo. En ese espacio el presidente norteamericano logró una enorme penetración y su carisma le permitió obtener un enorme número de seguidores. Obama es el primer mandatario norteamericano que ha tenido cuenta personal de Twitter.

Con Donald Trump las redes sociales también cumplieron una labor clave. El magnate norteamericano tuvo un inicio de campaña muy trompicado y luego la historia se complicó cuando se confrontó con los grandes medios de comunicación de su país. Las principales tribunas de opinión se manifestaron públicamente en contra del abanderado republicano y en algunos casos, de manera inédita, varios rotativos y cadenas de televisión fijaron públicamente una posición en contra de Trump.

Fue a partir de ello que el equipo de campaña dio un viraje a su estrategia de comunicación y utilizó las redes sociales como canal principal de comunicación con el electorado. Aunque en los medios de comunicación tradicionales Donald Trump era duramente cuestionado, en las redes sociales el empresario ganó simpatías. Trump hizo en esta campaña lo mismo que Obama en los procesos pasados.

Una vez más las redes sociales mostraron su fuerza social e influencia política en aquel país. La diferencia entre lo hecho por Clinton y Trump en las redes sociales es que en el caso del candidato republicano, las acciones y opiniones desde las redes sociales se tradujeron en votos.

Allá igual que acá: tuitear sin participar (votar) no sirve de nada.

Comentarios para una columna tuitera: eolopacheco@elregional.com.mx

Twitter: @eolopacheco www.facebook.com/Eolopachecomx

 

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