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PUNTO Y APARTE

* CUERNAVACA: ¿DECADENCIA?

Este día comenzaré con una pregunta: ¿Qué causa la decadencia de Cuernavaca? Para hallar la respuesta y navegando por la red encontré un ensayo titulado precisamente así: “¿Qué causa la decadencia urbana?”, escrito originalmente en inglés por algún contribuyente anónimo en la página denominada “eHow en Español”, bajo la traducción de Andrés Marino Ruiz. A continuación transcribiré los párrafos que nos ayudarán a dictaminar si nuestra capital entró en esos niveles de descomposición. En lo personal me parece que sí. Es la realidad que hoy en día no pueden enfrentar José Manuel Sanz, secretario técnico del Ayuntamiento citadino, ni tampoco el alcalde Cuauhtémoc Blanco Bravo, quien a estas alturas debe estar ansioso por regresar a Cholula, Puebla, a la exclusiva zona residencial conocida como “Angelópolis”, de donde nunca debió salir. ¿Notaron que coloqué en primer término a Sanz? Es porque se trata del verdadero mandamás en el gobierno municipal.

Vayamos a dicho ensayo. “La decadencia urbana sucede cuando parte de una ciudad cae en deterioro o abandono. Las características del decaimiento incluyen altas tasas de desempleo, delincuencia, despoblación, paisajes desolados, edificios abandonados y familias separadas. La decadencia urbana no es por una sola causa sino por la combinación de varias, incluyendo urbanización precaria, pobreza, suburbanización y discriminación racial”. La urbanización pobre incluye la construcción de nuevos asentamientos humanos en condiciones de precarismo. Casi siempre se trata de colonias irregulares cuyos moradores no disponen de servicios públicos. Esa misma gente consigue empleo precarista en el mercado laboral. Y si algo caracteriza a Cuernavaca es la existencia de muchos sectores informales posesionados del espacio público para sus actividades económicas ilegales. Generaron lo que he identificado como “zonas de tolerancia” o “zonas de excepción.”

Agrega el artículo con relación a los factores de decadencia: “La existencia del Redlining. Es la práctica de negar o cobrar más por los servicios como la banca, los seguros, el acceso a la atención médica e incluso a los supermercados, o negar empleo a los residentes. A menudo significa segregación racial. El término ‘línea roja’ fue acuñado a finales de la década de 1960 por John McKnight, sociólogo y activista de la comunidad. Se refiere a la práctica de marcar una línea roja en el mapa para delimitar la zona en la que los bancos no invierten. Después el término se aplicó a la discriminación contra grupos de personas.” ¿Hay semejanza con determinadas zonas de Cuernavaca? Sí. Lo constatamos cuando ciertos servicios y el acceso a puestos de trabajo le son negados a ciertas razas o clases de personas encareciendo los costos. Las colonias donde esos sectores sociales residen tienen al precarismo como su principal característica. Y es así como surgen más factores de decaimiento urbano: altos niveles de pobreza, elevada problemática de drogadicción y alcoholismo, criminalidad y pandillerismo.

La clase media y media alta mantiene la percepción de inseguridad. Mientras se presentan vaivenes en la incidencia delictiva (así es el comportamiento de las células criminales), las propiedades se deprecian. Abundan edificios e inmuebles sin mantenimiento y eventual abandono. Cuernavaca exhibe cada vez más la degradación de su antigua cohesión social. Muchos de los residentes ya no se sienten orgullosos del lugar donde viven. Es menos frecuente ver a los moradores de las colonias limpiando sus patios y frentes de calles. Con el paso de los años esta tendencia a la suciedad propició otros signos de decadencia urbana: el grafiti y la proliferación de basura. Todo desalienta la confianza empresarial y las actividades económicas. Desde luego, es una ciudad donde persiste la corrupción en el gobierno municipal. Etcétera, etcétera. Cuauhtémoc Blanco y su séquito casi concluyen el primer año al frente del Ayuntamiento, periodo en el cual han nadado de a muertito, enfrentando los embates políticos que les advertimos desde la campaña electoral de 2015. Exceptuando el reencarpetamiento de algunas avenidas, supuestamente donado por varias compañías constructoras (fue una falacia), en Cuernavaca no ha pasado nada. Al contrario: tras la temporada de lluvias existen alrededor de 325 calles destruidas, sin que el área de obras y servicios públicos municipales pueda reconstruirlas simple y sencillamente porque no hay dinero. El discurso de Blanco Bravo y asociados, culpando de la quiebra técnica municipal a las administraciones anteriores, ya no funciona. Hoy por hoy se demuestra la ineptitud del alcalde y su principal círculo de colaboradores.

Cambiemos de frecuencia. Ahí viene de nuevo el rector de la UAEM, Alejandro Vera Jiménez, con el tema de la fosa común de Jojutla. Al comprobar que lo ocurrido en Tetelcingo lo subió hasta tornarlo en precandidato de algún partido a la gubernatura, hoy quiere más. Ha comenzado una nueva escalda de presiones al gobierno estatal con el tema de Jojutla. Esta declaración sintetiza su intencionalidad: “Seguramente habrá evidencias de la forma criminal en que fueron inhumados muchos cuerpos”. De nuevo orienta su discurso a socavar el funcionamiento orgánico de las instituciones morelenses, a las cuales ha agredido durante el pasado bienio. Hace unos días impugnó las investigaciones de la Fiscalía General de Morelos sobre el asesinato de cuatro preparatorianos jojutlenses, exigiendo que la Procuraduría General de la República (PGR) atrajera las indagatorias, lo cual no le fue concedido (siempre busca llamar la atención del gobierno federal porque en Morelos no lo pelan). Yo creo que fueron el rector y sus operadores quienes esparcieron el rumor de que dos de los cinco implicados en el multihomicidio, hoy sometidos a proceso, eran parientes del secretario de Gobierno, Matías Quiroz Medina. Y ahora buscan llamar de nuevo la atención de la Secretaría de Gobernación aduciendo omisiones de la Fiscalía para abrir la fosa común de Jojutla. Conclusión: Vera Jiménez y su pandilla quieren mantener presencia mediática con el delicado tema de las víctimas, al que han sacado mucho jugo. Estaremos pendientes y después diremos.

Varias décadas he insistido en que la clase política priísta de Morelos no es el prototipo de la cohesión, el trabajo en equipo, la solidaridad, el respeto institucional y la lealtad, entre otras virtudes. Al contrario: prevalecen el encono, el golpe bajo, la traición, el divisionismo, la corrupción y las incongruencias ideológicas. Palabras más, palabras menos, así acaba de reconocerlo el todavía presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Rodolfo Becerril Straffon, a quien un grupo le tiene tomadas las instalaciones del vetusto edificio de Amacuzac y Yucatán de la colonia Reforma. Asegura que en unos 10 días será emitida la convocatoria mediante la cual iniciará la renovación de dirigentes en Morelos, posterior al cambio del Consejo Político Nacional, cuyo proceso fue iniciado ya por el Comité Ejecutivo Nacional. Asimismo, hay 16 estados donde el PRI tiene vencidas sus dirigencias, al igual que en Morelos.

Viejo lobo de mar en la política morelense, Becerril Straffon se percata de que detrás de la “toma” de las instalaciones priístas hay actores “que no abonan a la estabilidad y demuestra quiénes están juntos”. Esto es verídico, pero lo he visto repetido durante décadas. Así es el PRI. Por lo tanto Becerril no debe sorprenderse. Desde el Congreso local se mueven hilos conductores de la protesta, pero también percibimos en la palestra pública a quienes pretenden apoderarse del Comité Directivo Estatal a partir de su posición en el Poder Legislativo Federal. Mientras tanto, cabe el dicho de “platica poblano mientras yo te gano”, pues no cesa el activismo de otros miembros de la clase política tricolor ansiosos por llegar fortalecidos a la elección del candidato gubernamental. Todo lo antes dicho, amables lectores, es comprensible pues exactamente dentro de un año Morelos estará inmerso por completo en el periodo preelectoral. Y no solo el PRI, sino el resto de los partidos experimentarán la misma ebullición.

Para ilustrar lo anterior a continuación transcribiré parte de lo que indica la legislación electoral federal, con aplicación en Morelos, tocante a tiempos y movimientos. La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electoral, en el capítulo II sobre los procesos de selección de candidatos a cargos de elección popular y las precampañas electorales, en su artículo 226 señala lo siguiente: “Durante los procesos electorales federales en que se renueven el titular del Poder Ejecutivo Federal y las dos Cámaras del Congreso de la Unión, las precampañas darán inicio en la tercera semana de noviembre del año previo al de la elección (2018). No podrán durar más de sesenta días”.

El artículo 236 del mismo ordenamiento señala: “Para el registro de candidaturas a todo cargo de elección popular, el partido político postulante deberá presentar y obtener el registro de la plataforma electoral que sus candidatos sostendrán a lo largo de las campañas políticas (…) La plataforma electoral deberá presentarse para su registro ante el Consejo General (del INE), dentro de los quince primeros días de enero del año de la elección. Del registro se expedirá constancia”. El artículo 237 dice lo siguiente: “Los plazos y órganos competentes para el registro de las candidaturas en el año de la elección son los siguientes (…) En el año de la elección en que se renueven el titular del Poder Ejecutivo Federal y las dos Cámaras del Congreso de la Unión, los candidatos serán registrados entre el 15 al 22 de febrero”.

La Ley General de Partido Políticos, en su artículo 92.1, señala que “la solicitud de registro del convenio de coalición, según sea el caso, deberá presentarse al presidente del Consejo General del Instituto o del Organismo Público Local (el Impepac para el caso de Morelos), según la elección que lo motive, acompañado de la documentación pertinente, a más tardar treinta días antes de que se inicie el periodo de precampaña de la elección de que se trate”. En la tercera semana de octubre de 2017 deberán estar formalizados los convenios de coalición entre partidos. La elección del presidente de la República y miembros del Congreso de la Unión, junto con la de gobernador de Morelos, se llevará a cabo el domingo 3 de junio de 2018. Los titulares de los poderes ejecutivos Federal y Estatal tomarán posesión el 1 de octubre del mismo año. Gentiles lectores: los tiempos electorales están encima y también las coyunturas para quienes buscarán cargos de elección popular. De muchas formas andarán en pos de espacios sociales y mediáticos. A ver.

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