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Punto y aparte

* LA SEP SOMETE A VERA JIMÉNEZ

El Consejo Universitario de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) sesionó este lunes de manera extraordinaria. Entre otras cosas acordó enviar a la Secretaría de Educación Pública (SEP) una carta de intención en la cual se compromete a garantizar la viabilidad financiera de la máxima casa de estudios morelense. Así las cosas y después de cuatro años la UAEM entrará en un estricto ajuste económico derivado de los lineamientos trazados por la SEP para gestionarle la consecución de los 472 millones de pesos que requiere para sanear su déficit. Son 12 puntos los contenidos en dicha carta de intención, pero destacan los siguientes: revisión de la plantilla del personal de confianza, sus actividades en todas las unidades académicas y la reducción de contratación de personal. El mismo documento será presentado además a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a fin de que la UAEM sea incluida en un programa federal de rescate financiero destinado a las universidades públicas.

No se requiere ser docto en el análisis político para inferir que la SEP, por primera vez en muchos años, endureció su postura ante la UAEM, lo que nos transfiere al pésimo manejo financiero del rector Alejandro Vera Jiménez y su pandilla adscrita a la Rectoría, y recuerda a quienes han sacado raja de la nómina secreta universitaria, misma que (a juzgar por las apariencias) deberá ser saneada… hasta donde la citada dependencia educativa lo exija. En esa nómina pululan quienes se embolsan cada catorcena más recursos que el mismísimo Obama. Chequen ustedes otros puntos del reajuste financiero, según la carta de intención que, desde mi particular punto de vista, le fue exigida por la SEP. Predomina la esencia de la nómina secreta, aunque con otras denominaciones técnicas: medidas de austeridad y racionalidad financiera en el ejercicio de todos los recursos de la institución; revisar el reglamento de estímulos al desempeño del personal docente, al sistema de prestaciones del personal de confianza, al de prestaciones no ligadas al salario de los trabajadores sindicalizados de acuerdo con los contratos colectivos de trabajo y al sistema de jubilaciones. Nomás.

El Consejo Universitario decidió que las reformas para implementar dichas medidas se comiencen “a revisar” en enero de 2017 (luego de la “aguinaldiza”), lo cual no obsta para que la SEP inicie el respaldo económico a la institución lo más pronto posible y le evite entrar en un peligroso enfrentamiento con su personal académico y administrativo. El año 2017 no pintará tan bien para el rector Vera y sus cuates comparativamente con la bonanza de tiempos anteriores, cuando metieron a la UAEM en el pantano donde hoy se encuentra. Lo realmente importante será constatar en los meses venideros si Vera Jiménez y cómplices respetan el ajuste, por lo menos reduciéndose los ofensivos salarios que se embolsan cada catorcena. Por lo pronto, la rigurosa supervisión de la Secretaría de Educación Pública le cortará las uñas a varios de los “nuevos ricos” adscritos a la Rectoría.

Aquí es importante recordar lo ocurrido el pasado 22 de septiembre en Cuernavaca. Entonces se reunieron Matías Quiroz Medina, secretario de Gobierno; Mario Cortés Montes y Virginia Paz Morales, líderes de los sindicatos universitarios; Miguel López Miranda, coordinador de Planeación, y José Angel González Arreola, coordinador de Proyectos Estratégicos Presupuestales de la SEP. Ese encuentro fue confirmado por el mismísimo secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, quien además corroboró que tras los acuerdos asumidos en esa junta, la dependencia determinó entregar 50 millones de pesos como anticipo del subsidio federal correspondiente a la UAEM para noviembre y diciembre, y poder cubrir sus catorcenas a los trabajadores administrativos y académicos. Lo anterior se desarrolló antes de una marcha convocada por la FEUM y de que el presidente de la misma, Israel Reyes, se trasladara a CDMX dizque a gestionar 100 millones de pesos para la Universidad ante la Secretaría de Gobernación, lo cual fue un montaje.

El problema fundamental para Vera Jiménez fue haber jugado a la política con el gobierno estatal y el Congreso de Morelos, perdiendo. A pesar de esgrimir el tema de las fosas de Tetelcingo y de las víctimas para atacar sistemáticamente al gobernador Graco Ramírez, éste se movió en altos planos del gobierno federal para frenar la recurrente corrupción en la UAEM. Y fue así como llegó hasta Aurelio Nuño, quien indudablemente giró instrucciones para reencauzar el envío de recursos a la máxima casa de estudios morelense. A escasas semanas de la reunión del 22 de septiembre es evidente que la SEP no permitirá más saqueo en la Universidad morelense. Es importante recordar que Nuño se comprometió con el gobernador Graco Ramírez (y no con Vera Jiménez) a estrechar la comunicación y crear los cauces institucionales debidos para resolver de manera integral el déficit de la UAEM. Según vemos, la SEP está cumpliendo sus compromisos.

Por cierto, ayer estuvo Aurelio Nuño en Jojutla para inaugurar dos escuelas en el Campo Militar 24-C “Los Lagartos”, siendo acompañado por el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, y el gobernador Graco Ramírez. La escuela primaria “Genovevo de la O” y el jardín de niños “Celia Muñoz Escobar” estarán abiertos para los hijos de miembros del 108 Batallón de Infantería y de la sociedad civil. Para su construcción la SEP destinó 30 millones de pesos. Durante su discurso inaugural, el secretario de Educación Pública patentizó su reconocimiento al gobernador de Morelos por el apoyo que ha desplegado a favor de la reforma educativa a través de la Conago. Este espaldarazo nos ayuda a comprender todavía mejor el inminente ajuste financiero en la UAEM y lo estéril de cualquier número de maniobras de Vera Jiménez y sus compinches en contra del Poder Ejecutivo. Sin embargo, ahí vienen de nuevo. Los titiriteros del rector no cejan en el empeño de sacar raja política manipulando el tema de las víctimas. Esperemos para ver y después diremos.

Cambiemos de frecuencia. El presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, y el secretario técnico del Ayuntamiento, José Manuel Sanz Rivera, ya no encuentran la forma de transferir a otros su evidente ineptitud para dirigir el gobierno de la capital morelense. Actualmente mantienen una pugna estéril con el Congreso local, donde hoy por hoy se deciden las políticas públicas de esta entidad federativa. Ahí es donde le acaban de rechazar al “Cuauh” y a Sanz su proyecto de Ley de Ingresos 2017, documento en el cual tenían estimada una recaudación de un mil 400 millones de pesos ¡incrementando los cobros en más de 50 conceptos!

Sobre este contexto quiero transcribir parte de un artículo que escribí en octubre de 2012, para ilustrar la infructuosa disputa personal de Blanco Bravo y Sanz contra una cada vez mayor cantidad de adversarios. Suponen que la fama del “Cuauh” los salvará, pero no es así. Adaptaré el texto a la figura del presidente municipal. Y que conste: hago la transcripción a escasos diez meses de iniciada la gestión administrativa del ex futbolista. Así de precipitada está resultando su caída.

“Erase un alcalde que, antes de terminar su mandato y consciente de haber fracasado por su inhabilidad para tomar decisiones de manera oportuna y de que la sociedad lo estaba sacando a empellones del Ayuntamiento, aún en su investidura edilicia escribió tres cartas. Después de conocerse el nombre del ganador en el más reciente proceso electoral, el edil en turno lo invitó a comer. Lo recibió con gran protocolo, le mostró todas las oficinas municipales, lo condujo a su espaciosa oficina y, después de degustar una suculenta taquiza, le entregó tres cartas”.

Le dijo a su futuro relevo: “Ábrelas cuando no sepas qué hacer. Están numeradas en el orden en que debes hacerlo. Es mi legado y lo comparto solamente contigo”. El presidente municipal en turno se marchó y el sucesor electo, aunque un poco extrañado por lo sucedido, tomó las cartas y una vez que tomó posesión al frente del Ayuntamiento las colocó dentro del cajón central de su escritorio.

No había transcurrido mucho tiempo desde la toma de posesión, cuando empezaron a surgir problemas por toda la ciudad. En medio de los graves problemas políticos y económicos, así como de la recurrente inseguridad, el flamante alcalde (imaginen a Cuauhtémoc Blanco) no sabía qué hacer. Entonces recordó las cartas, abrió el cajón y tomó la número uno. Se trataba de una hoja que decía: “Échame a mí la culpa”. La adusta expresión del edil cambió y le apareció en el rostro una gran sonrisa, pues había encontrado una excusa para salir del embrollo. Ese día agradeció a su antecesor aquella respuesta que él no pudo encontrar en tan delicados momentos.

Pasó el tiempo y, una vez más, se presentó otra crisis. Aparecieron hechos de corrupción municipal, se desbordaron los conflictos económicos, las colonias estaban levantadas a causa de la falta de servicios, el enfrentamiento del alcalde con la mayoría de actores políticos era incesante, etcétera. El funcionario estaba acorralado por los diputados de las “oposiciones”, quienes le exigían cambiar el rumbo del Ayuntamiento. Y fue así cuando recurrió a la segunda carta, donde leyó: “Cambia a tu gabinete y culpa a tus subordinados”.

Sorprendido nuevamente, el presidente municipal sonrió y no tardó en aplicar la recomendación de su antecesor. Tenía confianza de que así ampliaría su margen de maniobra, ganaría tiempo, salvaría algunas apariencias y las cosas mejorarían. Sin embargo, la situación no cambió según sus expectativas. Y en un periodo todavía más corto, se vio obligado a abrir la tercera carta. Esta vez, después de leerla, ya no sonrió. Solamente se recargó en su sillón mientras suspiraba. La carta decía: “Prepara tus tres cartas”. Conclusión: Cuauhtémoc Blanco ha cambiado varias veces de funcionarios de primero y segundo nivel; ha culpado a medio mundo de su fracaso. ¿Qué más sigue?

http://www.moreloshabla.com/opinion/punto-y-aparte/punto-y-aparte-16-nov-2016/

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