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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

No hay enemigo más peligroso para el PRI que los propios priístas. Antes de cada elección, el partido de los tres colores vive luchas internas que cotidianamente le dejan sin fuerzas para competir en la carrera electoral. Para que el PRI gane las próximas elecciones, primero debe dejar de pelearse consigo mismo.

 

Otra vez los priístas están cometiendo un muy grave error de cálculo. De nueva cuenta en el partido de los tres colores se apuesta por el control de los órganos de dirección del partido, aunque ello implique la derrota anticipada en las urnas. Una vez más el PRI se convierte en el verdugo del PRI, frente a los ojos de su militancia. No hay manera de que el Revolucionario Institucional gane las próximas elecciones por el camino que sigue.

El problema el PRI en Morelos son los priístas. Aclaro: el problema del PRI en Morelos son los priístas que encabezan los grupos, que excluyen, que se pelean los órganos de poder, que secuestran al partido, que imponen sus reglas y que quieren el control de todo aunque pierdan. El problema del PRI en Morelos son los priístas que han hecho de la derrota un gran negocio personal.

Cíclicamente el PRI vive un pleito interno antes de ir a la batalla democrática en las urnas. Cada tres y seis años los priístas enfrentan el mismo escenario de descomposición y canibalismo con los mismos personajes, las mismas circunstancias y los mismos reclamos. Como siempre desde que inició este nuevo siglo, el PRI llegará al proceso electoral mermado, dividido y peleado consigo mismo.

Desde México se tiene claro que el PRI de Morelos es muy difícil y muy poco atractivo electoralmente. No sólo se trata de una entidad que aporta pocos votos a la canasta nacional, es también un estado que causa muchos problemas, donde la militancia es altamente bélica, los acuerdos políticos son muy difíciles de alcanzar y fácilmente se rompen.

Los priístas de Morelos no han evolucionado neuronalmente, por el contrario, representan una extraña clase política que se queja de los conflictos, pero siempre los busca, lo provoca y los vuelve parte de su esencia.

A nadie extraña que antes de que se instalen las urnas, en los muestreos electorales previos, el Partido Revolucionario Institucional aparezca como el partido mejor posicionado, con más intención de voto y mayores posibilidades de ganar. A nadie sorprende tampoco que luego de ello las cosas cambien y la ventaja se vuelva puntos negativos y razones para odiar al PRI. Los priístas son los principales detractores del PRI.

De cara al 2018 no hay nada nuevo en el escenario: la renovación de la dirigencia estatal está rodeada de señalamientos e inconformidades, de la toma física del partido y el desprestigio total de su dirigencia estatal. Los mismos grupos de siempre buscan presidir el partido y los mismos personajes se atacan con los mismos argumentos de toda la vida. Es la repetición incansable de una historia que siempre termina mal para el tricolor.

La única variable hoy en el escenario es la aparición de un bloque con representación múltiple que aparentemente apuesta por algo diferente. Frente a la lucha que da el grupo de Amado Orihuela y el de Marisela Sánchez está un tercer capítulo conformado por priístas con distinto origen que pretenderían cambiar la dinámica de ese partido. Esta tercera vía pide que la nueva dirigencia no surja de ninguno de los grupos, que no represente a ninguna de las corrientes tradicionales, que no emane de una contienda interna (que dividiría más al partido)… y que de preferencia sea mujer.

De la definición de la próxima dirigencia del PRI depende en mucho el futuro de ese partido en las elecciones del 2018. Uno de los bandos (Marisela) quiere manejar el partido para volver a hacer de él un negocio personal con la venta de candidaturas y la repartición discrecional de posiciones a incondicionales y amigos. El otro bando (Amado) representa los intereses de Graco Ramírez a través de Rodrigo Gayosso; es el camino del tabasqueño para pavimentar el triunfo del PRD poniendo de rodillas al PRI. La tercera opción puede ser una alternativa menos dañina y más eficiente para hacer del PRI una propuesta más seria y confiable para la ciudadanía.

No tiene mucho tiempo el PRI para procesar sus temas internos y preparar las cosas para la contienda electoral del 2018. Con o sin dirigencia, desde el primer día del 2017 muchos personajes de todos los partidos arrancarán la carrera por la sucesión y buscarán tener las mejores condiciones para obtener el mayor número de votos en el próximo proceso electoral.

El PRI tiene un reto enorme si quiere ganar la elección del 2018 en Morelos; no me refiero a la renovación de su dirigencia (ese es sólo el primer paso), hablo de la definición de una estrategia incluyente que pase por un cambio total en su forma de dirimir sus diferencias y una modificación absoluta de su actitud frente a los retos políticos y sociales.

Los problemas internos del PRI son apenas el primer paso que debe dar ese partido si quiere aparecer como una verdadera opción de gobierno. Luego de ello viene la definición de una buena estrategia electoral, la selección de buenos candidatos y la adopción de una verdadera agenda ciudadana.

Lo mismo que vive el PRI, por cierto, está presente en el resto de los partidos.

·         posdata

La falta de tutela partidista se ha convertido en un serio problema para el alcalde de Cuernavaca Cuauhtémoc Blanco. A pesar de lo bonito que suena hablar de un gobernante ciudadano, ese romanticismo cívico no ha podido traducirse en un proyecto de gobierno sólido para un hombre que entró de casualidad a la política y aún sabe muy poco de administración pública.

Blanco Bravo repudia a la clase política y hasta ahora no se ha afiliado a ningún partido, aunque se le ha visto varias veces cerca de algunos. El ex futbolista juega en una cancha que no conoce, con reglas que no domina y jugadores con los que no se entiende.

El problema no es que Cuauhtémoc Blanco no pertenezca a ningún partido político (eso hasta suena bien), lo complicado es que la política se juega con las reglas que definen los políticos y en ella no caben personajes que no pertenezcan a su clase.

Digámoslo de otra forma: el ejercicio de gobierno de Blanco Bravo en Cuernavaca puede ser todo lo ciudadano que se quiera, pero en muchos casos requiere del acompañamiento de un partido que le abra puertas para mejorar sus condiciones presupuestales, para bajar recursos federales o para realizar las reformas de ley que necesita una administración.

El problema, insisto, no es que Blanco Bravo no sea parte de un partido, lo verdaderamente complejo es que se ha confrontado con varios de ellos y al hacerlo se ha cerrado puertas en espacios que necesita la ciudad para salir adelante.

Personalmente me agrada que el alcalde de la capital sea ajeno a la clase política, que no cargue con las siglas de ningún partido ni responda a los intereses que mueven a muchos actores de poder. A pesar de ello no puedo dejar de ver que las reglas del juego en política son otras y que sin tutela partidista el ex capitán americanista poco puede hacer por la ciudad que gobierna.

Cuauhtémoc Blanco no sólo carece de apoyo partidista, también es víctima de una persecución política que encabeza el hijastro del gobernador a través de los hermanos Julio y Roberto Yáñez. Al alcalde de Cuernavaca lo quieren doblar, quieren obligarlo a que renuncie al cargo y esperan que les deje el control absoluto de la ciudad; y como no forma parte de ningún partido, nadie lo defiende.

Por estrategia, Cuauhtémoc Blanco tendría que tejer algún tipo de alianza política para mantener la gobernabilidad en el ayuntamiento y en el municipio; no me refiero a la afiliación partidista o al pacto perverso, sino a un acuerdo práctico que le de certeza de gobierno y rumbo a la ciudad.

Aunque suene bonito, un gobierno ciudadano no puede ser totalmente funcional en un ambiente de partidos.

·         nota

Hace unos días el Juzgado Cuarto de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México con sede en Toluca dictó auto de formal prisión en contra un de hijo de un ex servidor público del Gobierno del Estado de Sonora (Guillermo Padrés Elías) como probable responsable de la comisión de tres delitos catalogados como graves; razón por la cual no tiene el beneficio de la Libertad provisional bajo caución.

Los delitos imputados a Guillermo Padrés Dagnino son:

  1. Operaciones con recursos de procedencia ilícita, en las hipótesis de quien por interpósita persona adquiera dentro del territorio nacional recursos con conocimiento de que proceden de una actividad ilícita, con el propósito de ocultar el origen de dichos recursos previsto y sancionado en el artículo 400 Bis, Código Penal Federal.
  2. Operaciones con recursos de procedencia ilícita, en las hipótesis de quien por interpósita persona deposite dentro del territorio nacional recursos, con cono cimiento de que proceden de una actividad ilícita, con el propósito de ocultar el origen, de dichos recursos, previsto y sancionado en el artículo 400 Bis del Código Penal Federal
  3. Delincuencia organizada en la hipótesis de cuando tres o más personas se organicen de hecho, para realizar, en forma reiterada, conductas que por sí o unidas a otras, tienen como fin resultado cometer el diverso de Operaciones con Recursos de Procedencia ilícita; previsto por el artículo 2, fracción I, artículo 4 fracción 1 inciso b) de la Ley Federal Contra la Delincuencia Organizada.

Los delitos que una autoridad imputa hoy al hijo del ex gobernador de Sonora son los mismos que están cometiendo varios funcionarios, representantes populares y familiares de políticos en Morelos. La diferencia entre lo que enfrenta Padrés Dagnino y lo que eventualmente podrían enfrentar los pillos de Morelos es la voluntad política del presidente.

Nada es para siempre.

·         post it

Las cifras sobre mujeres asesinadas en Morelos cambian constantemente; hasta el día de ayer, según reporte de Cocofem, se contabilizaban 53 feminicidios cometidos en el estado en lo que va del 2016, la cifra más alta de los últimos 5 años.

Otras voces, como la del empresario Raúl Iragorri refiere que son 79 las mujeres asesinadas en lo que va del año y conteos periodísticos hablan de entre 60 y 70 damas que han perdido la vida de forma violenta en los once meses del presente año. Cualquiera que sea el dato duro, hablamos de muchos crímenes, la mayoría sin castigo.

La alerta de género de violencia contra las mujeres en Morelos se ha emitido varias veces en diferentes momentos; en el 2016 se lanzó ese aviso en varios municipios de la entidad sin que ello se tradujera en un cambio sustantivo en las políticas públicas de los ayuntamientos o en la estrategia de seguridad del gobierno estatal. Las alertas de género igual que los llamados a misa y las maldiciones maternas se quedan en el aire.

Algo tendrían que hacer las autoridades y los políticos en este tema. Algo de manera urgente, porque a pesar de que en el discurso se habla de paridad, equidad y respeto a las mujeres, en los hechos la violencia hacia ese sector sigue siendo enorme en las calles, en las casas y también en los gobiernos.

·         redes sociales

Graco Ramírez y otros tres gobernadores del PRD pidieron “piso parejo” en la renovación de su dirigencia nacional y en la definición de la política de alianzas y candidaturas.

Sin la presencia de Miguel Ángel Mancera, a quien no convidaron porque “no se ha afiliado al PRD”, los cuatro gobernadores hablaron de lo que requiere ese partido para ser competitivo en la contienda del 2018.

Graco Ramírez sigue soñando con ser el candidato presidencial del PRD y hacia allá apunta sus baterías. En esa lógica ha descuidado totalmente al estado y ello trajo como consecuencia el deterioro irreversible de su imagen y gobierno.

Aunque para algunos la aspiración presidencial de Graco es un sueño de opio, para el tabasqueño esa opción es una salida digna del gobierno que ya no controla y el blindaje político que necesita una vez que deje el encargo.

Así lo tuiteó ayer el tabasqueño: “El camino de la democracia también conduce al infierno, lo vemos en EEUU. Los grandes salvadores ponen a la sociedad en la polarización

Graco es un claro ejemplo de que la democracia no es perfecta.

Comentarios para una columna tuitera: eolopacheco@elregional.com.mx

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